A 40 años, Menéndez se escribe con M de musical

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Por Frank Padrón

Los cuarenta años de vida artística de Alfonso Menéndez, director de teatro musical , fueron celebrados en el coliseo Martí con un espectáculo que repasó algunas de sus recordadas puestas a lo largo de estas décadas.

Allí, en el Anfiteatro de la Habana que lideró hasta su retiro hace unos pocos años , y en los más connotados escenarios de la capital (Mella, GTH, salas del Nacional, etc), Menéndez ha sentado cátedra en sus montajes de zarzuelas, operetas y clásicos del musical contemporáneo procedentes de Broadway.

Particularmente en el Anfiteatro – que fue como su segunda casa- y el propio Martí, a petición de Eusebio Leal y con su decisivo e incondicional apoyo y el de la Oficina del Historiador, Alfonso dio vida a significativos títulos del teatro lírico nacional y foráneo y de la escena actual también dentro y fuera de Cuba.

Director de luminarias como Rosita Fornés (uno de cuyos espectáculos marcó su debut) y con el apoyo de grandes artistas (los músicos Mario Romeu, Sergio Vitier, Octavio Marín; actores, cantantes y bailarines de semejante prestigio…), Menéndez no se ha detenido aun tras su jubilación.

Y yo diría que ahora trabaja aun más. (De hecho, aun sonando los aplausos de este espectáculo que reseño, …A 40 años, ya monta la reposición de La vuelta al musical en 70 minutos, también en el Martí).

Pero hablando del que tuvo lugar hace apenas unos días, ofreció una apretada síntesis del repertorio trabajado por el director en estas cuatro incansables décadas.

Leo Bard, Verdi, Lehár, Gilbert, y Gonzalo Roig por una parte; Janis, Lloyd Weber, Elton John, Menken o Schömberg por otra, permitieron que algunas de nuestras mejores voces líricas se lucieran.

Allí mostraron sus dones Milagros de los Ángeles, Dayri Llanes, Marla Pileta, Iré D. Jiménez, Eusebio Hernández y Alejandra Belén, arropados por la Orquesta y Coro del Icrt, dirigidos respectivamente por dos colaboradores habituales del homenajeado: los maestros Miguel Patterson y Liagne Reina, también responsables de los arreglos en sus áreas musicales.

Resultó muy útil, además de vistoso desde el sentido de la imagen, los audiovisuales (Habana Radio, editados por Carlos M. Quesada) que mostraron expresivas imágenes e información referentes a los estrenos de cada obra representada por alguno de sus momentos.

Deben emcomiarse también las breves pero significativas participaciones del Ballet América (otro fiel de Menéndez) y el imprescindible y elegante vestuario de Roberto Máximo e Ismael de la Caridad, así como la diligente producción de Jorge Luis Frías.C

uarenta años parecen nada, parafraseando a Gardel.

Para Alfonso Menéndez y los amantes del musical, que lo hemos seguido y aplaudido a lo largo de este tiempo por los escenarios capitalinos, son toda una vida consagrada a ese difícil arte ( aun más en nuestras condiciones) que él y sus colaboradores han dignificado y llevado a su más elevado rango.

Felicidades.

Foto de portada: Tomada de la página oficial en Facebook del Teatro Martí