De La Habana a Santiago de Cuba: dos juglares en el Festival del Caribe

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Por Katiuska Betancourt Montero

Sometida por el calor arrollador de esta festividad, conocí a dos jóvenes actores, radicados en La Habana, pertenecientes a Teatro El Arca, colectivo fundado en el 2010. Ellos son Ruandi Gongora Cabodevilla y Grabiel Colarte Reyes. El primero, orgullosamente porta un nombre que es sacado de una de las páginas más hermosas del teatro para niños en este país Ruandi. Presume de que el mismísimo Gerardo Fulleda, conozca de su existencia. El segundo con nombre procedente del hebreo “Gavriel”, que significa Dios es mi fuerza o Fuerza de Dios, tiene una sonrisa que encanta dentro y fuera del escenario. Llegaron a nuestra ciudad con el espectáculo El negrito y los fantasmas, un fabuloso divertimento escénico que tiene su origen en La Calle de los Fantasmas, de Javier Villafañe.

Por lo corta de su estancia y por su apretada agenda dentro del Festival del Caribe, he conversado con ellos vía WhatsApp, agradeciendo primero que todo la invitación hecha por la maestra Fátima Patterson, Premio Nacional de Teatro 2017, para que formaran parte de las agrupaciones participantes en el Taller de Teatro Popular que por estos días se ha realizado en la urbe.

¿Cómo y cuándo llegan a Teatro El Arca?

Grabiel. Comienzo en el grupo a inicios del 2020, después de transitar por varias agrupaciones teatrales como Teatro Cimarrón, Teatro de la Villa, Compañía Océano. Todas esas experiencias anteriores fueron formándome como actor y titiritero. Grupo Teatro El Arca también ha sido escuela para mí. Desde el 2020 a la fecha siento que como actor, gestor cultural, director teatral y personalmente, me he superado, he aprendido asiduamente, y me ha preparado para sortear los distintos retos a los que me he enfrentado en estos 5 años de trabajo con la agrupación.

Ruandi. Me acerco por primera vez en el 2020, cuando Grabiel se incorpora como actor a la agrupación. En febrero de 2022, los Grupos Teatro El Arca y Teatro Pálpito (al cual yo pertenecía en ese momento), con la actuación de Grabiel y un servidor, colaboraron en la creación de una obra para La Peña del Griot, espacio reservado para el 3er jueves de cada mes en el Museo de la Casa de África. En mayo de 2022, Rigel González, directora del Grupo El Arca y Guillermo César Pérez, el promotor y productor, nos proponen a Grabiel y a mí, conformar un espectáculo titiritero para ser estrenado con prontitud por el Grupo Teatro El Arca. Esos son los orígenes de la obra «Historias de nadie y para todos», una puesta que permitió presentarnos como colaboradores artísticos y que nos ha proporcionado inmensas alegrías. Cuando se estrenó la obra en junio del 2022, yo aún pertenecía a Teatro Pálpito; pero en septiembre de ese año, me traslado al Grupo Teatro El Arca.

¿Qué ha significado para ustedes pertenecer a esta agrupación teatral?

Grabiel. Ha significado una evolución constante. A través de las diferentes obras y de presentaciones en salas y disímiles espacios alternativos, he aprendido cuán importante es escuchar a los niños y las niñas, al público en general, así como al personal técnico, ya que trabajamos para ellos, para el público, para que la propuesta que presentamos llegue a sus corazones. Por eso la opinión que recibimos de cada persona es importante y valerosa.

Ruandi. Es un crecimiento continuo, un aprendizaje día a día. Al ser parte de la agrupación, estamos agradecidos por recibir sabiduría, apoyo, confianza, experiencia, de artistas con una amplia trayectoria artística y que admiramos profundamente. Nos impulsa a exigirnos y a no conformarnos con el bagaje que poseemos, sino a continuar explorando y aprendiendo, a superar dificultades. Es, además, la oportunidad de escuchar al público, y saber que está presente; estamos agradecidos por las muestras de agradecimiento recibidas en el Grupo.

Algunos textos dentro del repertorio del grupo son de la autoría de Ruandi. ¿Cuáles son tus principales motivaciones para estar en contacto con el público infantil del siglo XXI?

Grabiel. Desde que conozco a Ruandi, veo que en cada texto nuevo que crea se supera cada vez más, es capaz de ponerse en el lugar de los personajes, desarrolla los temas con seriedad y compromiso, abordando las historias con fuerza, tridimensionalidad. He tenido la oportunidad de dar vida a algunos de los personajes que salen de adentro de esa cabecita llena de canas jóvenes, y para mí ha sido un gozo interpretarlos. También he presenciado las reacciones positivas del público. Es bueno seguir impulsándolo a crear, innovar, explorar, y que no pierda la chispa de seguir escribiendo para las infancias y sus familias.

-Ruandi. Me motiva escuchar a las niñas y niños, percibir sus reacciones durante las funciones, recibir sus comentarios y sugerencias. Hay temáticas universales, y otras más cercanas a los tiempos que vivimos. Pero abordar el amor, la amistad, el respeto a las diferencias, el valor de lo histórico, disímiles situaciones familiares, temáticas vinculadas a la salud, los derechos de las infancias, sus miedos y preocupaciones, darles voz a sus opiniones, abordando lo anterior desde una perspectiva que pueda ser compartida en familia y en donde el arte titiritero tenga un vital protagonismo. Son algunas de mis inquietudes y motivaciones relacionadas con la escritura.

¿Cómo eligen el repertorio y cuán importante es para ustedes contar con el apoyo de la directora del grupo, a pesar de ser ambos tan jóvenes?

Grabiel. Una parte del repertorio del grupo está conformado por obras rescatadas del Teatro Nacional de Guiñol y otra, por textos que contienen en sus propuestas dramatúrgicas mensajes universales, humanos, que consideramos importantes y necesarios transmitir a las nuevas generaciones. Y qué mejor manera que compartiendo ese momento de infancia junto a la familia que acompaña a los pequeños a ver las puestas en escena. Nuestra directora siempre aboga para que la propuesta de obra que sea presentada para un futuro montaje, sea un motivo de reflexión, inspiración, motivaciones.

Ruandi. El Grupo Teatro El Arca posee dos áreas fundamentales de trabajo. La creación de nuevas puestas en escena, a partir de textos originales o adaptaciones de cuentos y novelas para niños, y el rescate de espectáculos exhibidos hace unos años, particularmente algunos estrenados por el Teatro Nacional de Guiñol. En el caso de las obras que formaron parte del repertorio del Guiñol Nacional, en la mayoría de ellas, estuvo vinculada la actriz y maestra titiritera Miriam Sánchez. Para la selección de las nuevas puestas se tiene en cuenta la temática de los textos y que los mensajes que se trasmitan tengan contacto con la actualidad, su posible impacto y resonancia en el ámbito familiar, que permitan hacer homenajes a autores.  Recibir el apoyo y la confianza de Rigel González, nuestra directora, ha sido una fortuna maravillosa y un tesoro valioso, por lo cual estamos muy agradecidos, y a la vez, muy comprometidos en aras de continuar la labor artística desempeñada por el Grupo Teatro El Arca, respetando su trayectoria y propósitos fundacionales.

El teatro de títeres para niños en Cuba ha tenido muy buenos representantes desde sus orígenes.  ¿Cuáles son sus referentes en este sentido? ¿Qué paradigmas tienen en cuanto a autores, actores y colectivos teatrales?

Grabiel. Mi formación actoral no proviene de una academia de artes, lo cual ha sido un reto y también una motivación que me ha mantenido enfocado hacia la constante superación artística. Desde pequeño quedé impresionado viendo títeres en programas infantiles de la televisión cubana como El mago del Cachumbambé, El camino de los juglares. En el teatro, cuando mi mamá me llevaba al Teatro Guiñol, disfrutaba inmensamente las obras, contemplaba y admiraba a esos actores sobre la escena. Desde entonces me imaginé actuando y viviendo en ese mundo mágico que es el mundo de las tablas y de las figuras animadas. Referentes, tengo varios. Son inspiración y guía en este arte. Le agradezco a Los hermanos Camejo y Pepe Carril, Julio Cordero, Gladys Gil, Miriam Sánchez, Armando Morales, Yaqui Sáez, Grisell Franco, Elsa Hernández, Alberto Curbelo, René Fernández. Mención especial a Gastón Joya, por el legado que nos dejó, y que he tenido la posibilidad de apreciar y tocar desde cerca muchas de sus creaciones titiriteras que son preservadas actualmente en su casa. También agradezco a muchas agrupaciones que con su magia encantan miles de corazones, a todos ellos y a muchos más, siempre les estaré agradecido por sembrar en este niño el bichito de la actuación y del mundo de los títeres.

Ruandi. Considero que toda la historia del teatro de títeres en Cuba es valiosa, imborrable, trascendental, y que, de muchas maneras, ha influido en mí como ser humano y como artista. Acá considero importantísimo mencionar a Carucha y Pepe Camejo y a Pepe Carril, su trascendencia y legado titiritero merece ovaciones y aplausos; gracias. La primera persona que depositó en mí un amor indescriptible y mágico hacia los títeres fue mi profesor de la asignatura Teatro para Niños, mientras cursaba el 1er año de la especialidad de teatro en la Escuela de Instructores de Arte. Su nombre, Santiago Montero. Fue actor y titiritero del Teatro Guiñol Nacional durante décadas. Su bondad, su caballerosidad, su respeto hacia el arte titiritero aún perviven en mí y creo que en la gran mayoría de los que tuvimos el privilegio de recibir sus clases, en las que nos enseñaba sobre profesionalidad y la vida.

A Santiaguito, Bebo Ruíz, Ricardo Garal, Armando Morales, mi eterno agradecimiento por cada consejo, cada instante compartido y por su confianza en mí. Puedo mencionar un referente que marcó y fue un punto de inflexión en mis intereses artísticos. En mi niñez, presencié una puesta en escena monumental titulada La caja de los juguetes, de Teatro de Las Estaciones, que causó una impresión inolvidable, y me permitió descubrir que en el mundo de los títeres todo es posible. También agradezco a Ariel Bouza Quintero, Blanca Felipe Rivero, Miriam Sánchez, Rigel González, Sara Miyares, por ser referentes y guías. ¿Paradigmas? ¡Muchos! Hemos tenido, y aún tenemos, actores y agrupaciones de altísimo vuelo titiritero y un nivel artístico de excelencia. A todos, mis respetos. En relación a la dramaturgia, puedo mencionar autores que revisito con frecuencia como Dora Alonso, Ulises Rodríguez Febles, Yaqui Sáez, Christian Medina Negrín, por citar algunos, y que son fuentes inagotables de inspiración y maestría titiritera.

¿Cómo logran conectar sus historias y espectáculos con las nuevas tecnologías, en aras de ampliar sus públicos y seguidores en redes sociales?

Grabiel. Desde la pandemia a la fecha las nuevas tecnologías han ocupado mayor espacio en la vida de las personas, y los niños y las niñas no están ajenos a este fenómeno social. Incluso muchos infantes, prefieren pasar tiempo delante de móviles, tablets, computadoras, en vez de pasar tiempo en los parques, áreas abiertas, jugando con otros niños los juegos tradicionales. En las plataformas digitales del Grupo Teatro El Arca, dígase en los perfiles de Instagram, Facebook y WhatsApp, tratamos de compartir un contenido ameno, dinámico, sobre el trabajo que hacemos, y que este pueda ser visto por grandes y chicos. Las redes pueden resultar un medio útil, dependiendo del uso que se les dé. En nuestro caso, nos permiten llegar a muchas personas, incluyendo a personas que no pueden asistir a las funciones por varios motivos. Así el arte del teatro de títeres queda registrado, puede ser visualizado, la información puede ser compartida, no se pierde y llega a muchos públicos. Si siguen nuestras publicaciones observarán una pincelada literaria y fotográfica que permitirá, a quien la lea, apreciar muestras de lo acontecido en la función realizada ese día.

Ruandi. La incursión del grupo en las redes sociales ha sido un proceso paulatino. Un detalle que nos caracteriza como agrupación es que a cada función le dedicamos una publicación con un texto en prosa, rimado o que narra lo transcurrido en esa ocasión. También es un medio de promoción, de compartir informaciones, de búsqueda de contenido que sirva de preparación, de intercambio con otros artistas y con personas a las que llegan las publicaciones, estando incluso distantes de nuestra sede, el Teatro Museo de Títeres El Arca, radicado en La Habana Vieja, provincia La Habana. Nos interesa el intercambio que se pueda generar en las publicaciones y en las promociones, eso nos retroalimenta y aporta conectar con disímiles públicos.

Es muy amplio, constante y diverso el trabajo comunitario que realizan. ¿Es la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa una meta en el horizonte de Teatro El Arca?

Grabiel. Sí, llegar a las comunidades que están ubicadas en zonas apartadas del centro de las ciudades, a lugares donde no existen salas de teatro o sitios comunitarios destinados para actividades culturales, y que las obras puedan presentarse en lugares alternativos como portales de casa, patios, áreas naturales. Será un reencuentro que anhelamos desde hace años, ya que en ediciones anteriores el Grupo Teatro El Arca participó en la cruzada con obras como ¡Tilín! (un espectáculo de sombras, a cargo de nuestra directora fundacional Liliana Pérez Recio), así como El nido de doña Coruja y El Negrito y los fantasmas (bajo la dirección de Miriam Sánchez).

-Ruandi. Esperamos que se materialice muy pronto. Como dice la maestra titiritera Miriam Sánchez, actriz y directora artística de nuestra agrupación, “muchachos, con los espectáculos de bolsillo, pueden trasladarse a cualquier lugar, y dar funciones de títeres a muchas personas, eso hace mucha falta y los niños lo agradecen siempre…”

Foto de portada: Cortesía de la entrevistadora