De México a Holguín: La mulata de Córdova en escena

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Por Erian Peña Pupo

El 23 de octubre de 1948, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, se realizó el estreno mundial de La mulata de Córdoba, una ópera de tres escenas con libreto de Xavier Villaurrutia y Agustín Lazó; además de las composiciones de José Pablo Moncayo (1912-1958), cuya obra representa uno de los más valiosos legados del nacionalismo mexicano en la música.

Más de setenta y cinco años después La mulata de Córdoba se presentó en Cuba, específicamente en el Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol de Holguín, como colofón del proyecto Herencias Sonoras, realizado como parte del programa de las XXXII Romerías de Mayo.

El diálogo fundacional entre tradición y modernidad que caracteriza al Festival Mundial de las Juventudes Artísticas y el intercambio cultural entre México y Cuba, fomentado institucionalmente desde Holguín, hizo posible un proyecto de esta envergadura que reunió en escena al Coro de Cámara Armonía Viva del país azteca, dirigido por Isacc Márquez Nar, la Orquesta Sinfónica de Holguín y solistas y coro del Teatro Lírico Rodrigo Prats, dirigido por Liudmila Pérez. Todos con dirección artística de Alberto Fernández y dirección musical y general de Oreste Saavedra, coordinador de Herencias Sonoras y titular de la Sinfónica de Holguín.

El elenco del Lírico lo integraron Senia López Camejo y Yulianny Sánchez (Soledad), Reynier Velázquez Bruceta (Aurelio), Carlos M. González Vidal (Anselmo), Cristhian A. Carballo Garrido (Enamorado) y Alfredo Más López (Gran Inquisidor). La asistencia de dirección fue de Abel Carballosa Moraguez, y la dirección del coro y los solistas de Damaris Hernández Aguilera.

La mulata de Córdoba —basada en una leyenda de la época virreinal que nos traslada hasta la ciudad de Córdoba, en Veracruz— mezcla elementos de la música tradicional mexicana con la estructura formal de la ópera. Su carácter híbrido, entre lo mítico y lo histórico, la convierte en una de las pocas óperas mexicanas que abordan directamente el imaginario colonial desde una
perspectiva crítica. Su presentación en Holguín promueve el diálogo cultural, fortalece los lazos de cooperación entre ambas naciones y busca generar, además, interés en las nuevas generaciones por el arte operístico, en este caso mediante la música, las leyendas y la identidad mexicana.

Herencias Sonoras es una iniciativa que parte del interés de la Orquesta Sinfónica de Holguín por dinamizar los procesos creativos, a partir de un programa de música concertante que explore los afluentes de nuestra identidad a través de una selección de obras del repertorio cubano y foráneo. Es, al mismo tiempo, un homenaje —añade Saavedra— a los elementos de la identidad musical que permiten revisitar, desde la contemporaneidad, un legado abierto y plural.

Además de la ópera mexicana La mulata de Córdoba, Herencias Sonoras realizó en Romerías el concierto Contrastes, con la flautista suiza Antipe Da Stella y un repertorio con piezas para flauta y orquesta, varias de estreno en Holguín, de compositores como Antonio Vivaldi, Edward Grieg, Jacques Ibert, Charles Gounod y el cubano Marcos Badia. Y además, una presentación, también en el Teatro Eddy Suñol, de la Orquesta Juvenil de Nueva Escocia (Canadá) y la Orquesta holguinera, con dirección artística y general de los maestros Jeff Goodspeed y Oreste Saavedra, y la participación del reconocido músico cubano Augusto Enríquez.

Foto Cristhian Aguilera