Por Eme Fonseka
Sin tener claro cómo terminar estas líneas, comencé a escribir motivado por la escases de textos en español sobre comedia moderna. Había ya estudiado, desde mi paso por la carrera de actor, a los grandes comediógrafos de la era griega y aunque estaba convencido que llevadas a escena (en su tiempo) fueron grandes comedias, una especie de intuición me hablaba sobre la eficiencia de las mismas hoy en día. La Olla de Plauto, en 2024 no tiene el mismo impacto que en su estreno. Su escritura puede no satisfacer por completo a un público mal-habituado al humor banal y el chiste fácil. Sin embargo, la tan antigua estructura de ORDEN / CAOS / NUEVO ORDEN es usada en muchos textos contemporáneos y es precisamente esto lo que la mantiene viva.
¿Pero cómo se escribe una comedia?
Una duda que me atormenta desde niño. Observaba durante horas los sketches de Tricicle o Les Luthiers y guardaba con celo un libro que adjuntaba los textos de Nos y Otros. Pretendía descubrir cómo se escribe un chiste y cierto día mientras miraba un espectáculo de Osvaldo Doimeadiós, (que luego sería mi bibliografía de chistes) “Aquí cualquier@” descubrí una fórmula infalible para hacer reír. 1, 2, 3. Tan simple como contar.
1-Planteamiento
2-Cuestionar el planteamiento
3-Golpe (o chiste)
Doimeadiós, en su espectáculo utiliza esta fórmula en disímiles momentos. Por ejemplo: cuando habla de lo difícil que es para un cubano, que está de viaje en el extranjero, pensar en otra cosa que no sea “zapatos”. La utiliza de la siguiente manera:
(1-Planteamiento) …Te pasas con un complejo de culpa todo el viaje. Faltan dos días y no le he comprado los zapatos a la niña… Zapatos, zapatos, zapatos… Que sean cómodos, que le duren todo el curso…
(2-Cuestionamiento) …Y tampoco es por demeritar a la Industria Nacional del Calzado. Hay que ser justos señores, porque en estos cuarenta y tantos años hay que reconocer que la Industria Cubana del Calzado es la que sin lugar a dudas ha tenido un mayor…
(3-Golpe) …despegue. Funciona. Si se sigue esta fórmula es probable que se consiga alguna que otra risa. Tenía en mis manos una herramienta poderosa y no existe ningún libro que la explique, pero faltaba mucho. No se podía escribir toda una comedia partiendo de esta herramienta. No había forma de basar un espectáculo en esta fórmula.
Intenté buscar bibliografías que me ayudaran a encontrar respuestas, pero fue frustrado cada intento por lograrlo. Hasta que un amigo tradujo un libro que se ha convertido en una especie de bitácora en cuanto a comedia se refiere. Por el frescor de su escritura, lo divertida y atractiva que puede llegar a ser su lectura y lo contundente que es su contenido, Las Herramientas Ocultas de la Comedia es el libro al que acudo constantemente. Su creador, Steve Kaplan, dirige este libro a guionistas, directores y actores, pues las herramientas de las que habla son imprescindibles para entender la comedia. Reuní muchas herramientas que son totalmente efectivas y aquí hago mías las palabras de Kaplan.
Indagando en este libro descubro el núcleo de aquello que estaba buscando. Eso que no sabía nombrar, pero que definitivamente era parte esencial para comprender el funcionamiento de una comedia. Resulta ser nada más y nada menos que: La verdad. Era justo eso lo que necesitaba. La comedia siempre trató sobre la verdad o la ausencia de la misma. Reímos porque es verdad, si supiéramos que nos encontramos frente engaño, no cederíamos a la risa y esto es debido a que el cerebro humano empatiza con aquello que me puede ocurrir a mí también. Reírnos es una suerte de protección. En la vida nos encontramos todo tipo de situaciones y personas cómicas, y esto resulta así porque ocurre de verdad, nadie está fingiendo, y en mismo punto en que eso suceda, se rompe la comicidad. La comedia es el arte de decir la verdad sobre el ser humano.
Hasta ese punto sabía que debía contar una historia dónde los personajes navegan en su verdad más intrínseca. Luchan por lograr sus objetivos. Superan todo tipo de obstáculos y lidian con otros personajes también particulares en su diseño. Sin embargo, todo esto ocurría en Hamlet, y no veía rastro de comicidad en sus páginas. ¿Qué se necesita para que todo lo anterior resulte cómico? Una vez más encuentro respuestas en Kaplan. Si bien es cierto que el personaje debe luchar incansablemente por lograr su objetivo; lo que comienza a separar a un género del otro, es que en la comedia, este personaje no tiene herramientas para perseguir su objetivo. Eso produce el efecto cómico. Reímos de ver al personaje intentando alcanzar algo que sabemos que no puede, y mientras más se esfuerce por lograrlo, su fracaso será aún más divertido. A diferencia de otros géneros en los que, si el personaje tiene herramientas para lograrlo y fracasa, empatizaremos con él desde el dolor y la pena. He aquí el drama, la tragedia… Nos duele ver cómo el personaje no tiene esperanzas de alcanzar su objetivo, y aquí precisamente radica otra herramienta. El personaje cómico, nunca pierde la esperanza. Esto puede resultar confuso. No quiere decir que ese personaje sea tonto o masoquista. Significa que no aceptará bajo ninguna condición el hecho de rendirse. No tiene herramientas para entender que no es capaz de lograrlo. Repito: En el mismo punto en que este personaje pierda la esperanza, topamos nuevamente con el drama.
Así es que poco a poco descubrí una ecuación cómica sobre la cual Kaplan cree que se forja la comedia. Era sencillo descubrirla en todo tipo de proyectos con este género y esto se convirtió poco a poco en un ejercicio de análisis en cada película, serie u obra a la que asistía. La ecuación cómica es: Una persona común que lucha contra probabilidades insuperables sin muchas de las habilidades y herramientas necesarias para ganar, pero sin perder la esperanza. Entiéndase como “persona común” a todo aquel personaje lejos de convertirse en un héroe. La comedia trata sobre alguien como nosotros, y funciona porque entendemos que lo que le está pasando bien podría ocurrirnos a nosotros. En el drama ocurre lo contrario. Nos encontramos frecuentemente a personajes con los que empatizamos, debido a que quisiéramos ser como ellos. El drama nos ayuda a soñar con lo que pudiéramos llegar a ser. Sin embargo, la comedia nos ayuda a convivir con lo que realmente somos. Mientras que el drama intenta ocultar esos defectos con los que convivimos, la comedia se encarga de sacarlos a la luz, opera con seguridad en el conocimiento de la imperfección del hombre.
Algunos estudiosos del tema aseguran que es imposible enseñar comedia. Tal vez sea cierto, pero lo que sí puede enseñarse son herramientas que posibiliten lo cómico. Existe gran variedad de las mismas y aquí ofrezco una recopilación que mediante algunos libros, espectáculos, entrevistas a algunos actores que han dedicado gran parte de su trabajo a la comedia. No es nada recién descubierto, solo coloco palabras a aquello que tal vez muchos conocen e incluso utilizan en su trabajo. Doimeadiós recurre con gran facilidad al juego de palabras. La comedia que proviene de aquí, es sumamente complicada y él es alguien que la maneja con gran facilidad. El juego es infinito, hay miles de posibilidades y variantes sobre una misma palabra en chiste final. La palabra puede articularse y desarticularse para dar paso a nuevas palabras o nuevos significados en una misma frase. Ese intercambio de lexemas y morfemas, o de palabras que aparentemente tienen un significado, pero en este caso se transforma para obtener otro significado, muchas veces literal.
Entre estas herramientas se encuentra una a la que presto mucho interés. Se trata de la relación metafórica. Esta relación entre dos o más personajes será tergiversada por el comportamiento de quienes interpretan. Un personaje definido tendrá un comportamiento definido, pero cuando se encuentra en una situación específica y en relación con otro personaje, su comportamiento puede variar. Esta relación entre los personajes no es obvia. Es un comportamiento soterrado que asumen los personajes en consecuencia de sus condiciones. Si un hombre maduro y su esposa se comportan como una relación madre-hijo, terminará siendo graciosa. Tal vez, por lo patético del asunto. Esta relación debe ser usada bajo el concepto del “como si”. Es como si fueran madre e hijo, pero en realidad no lo son. El contraste en el comportamiento es lo que provoca el hecho cómico. Esta herramienta también es usada en muchos otros géneros lejos de la comedia claro está. Sin embargo, en lo que aquí nos compete será llevada al extremo. Cuanto más alejada, ridícula o patética sea la relación metafórica de la relación formal, más efecto tendrá.
Hacer reír es un arte difícil. Tan difícil como la vida misma. Actuar un hecho que refleja un vida difícil y que al mismo tiempo debe hacer reír se torna una tarea homérica para algunos. En cualquier caso, no podría obviar mi formación actoral y entender la comedia solo desde la teoría. Llevar al cuerpo todo el conocimiento que la mente posee sobre el tema, puede no ser tan sencillo. He oído durante mi vida muchísimas veces la frase “escucha al público y sabrás lo que quiere”, pero no fue hasta que aprendí a “montarme en la cresta de la ola” que supe lo que en verdad quiere decir. Esa es una nota recurrente en el dialogo con Doimeadiós, porque sus años de experiencia le han demostrado que es la mejor forma de escuchar al público (en cuanto a comedia se trata).
Cuando el público ríe y esta risa comienza a descender, se dispone un punto único que el actor deberá atacar para no dejar desprovisto el ritmo y la dinámica de la escena/espectáculo. Este punto es único e irreversible. Es un momento justo, si se adelanta o ese atrasa ese proceso el actor quedará expuesto o el entendimiento de la situación no será nítido. Sucede que no hay tal cosa como “actuación para comedia”. Algo sobre lo que he leído, evidentemente propio de culturas muy lejanas a la nuestra. Un teatro lejos del nuestro. Creo en la actuación de verdad, en actores que encarnan sus personajes, por mucho de inverosimilitud que puedan llegar a tener. Creo en los personajes (per-sonare) que defienden su máscara a conciencia. Aquellos que son defendidos desde el rigor que conlleva dar vida a alguien. En la comedia esto deberá funcionar de igual manera. La risa no deberá ser nunca exigida, sino concedida por nuestro público. Es el resultado de la situación, del diseño de personajes, la relación que entre ellos habita, las herramientas que antes describí, y mucho más… lo que proporciona ese regalo alentador del público que es la risa.
Fuentes consultadas:
Doimeadiós, O. (Dirección). (2007). Aquí cualquier@ [Película].
Kaplan, S. (2013). The Hidden Tools of Comedy. Michael Wiese Productions.
Perret, G. (2007). The New Comedy Writing (Step by Step). Quill Driver Books.
Sedita, S. (2014). The Eight Characters of Comedy (A guide to Sitcom acting and writing). Atides Publishing.
Foto de portada: Pixabay