Por Roberto Pérez León
Vital Teatro pone en la sala Adolfo Llauradó Marianao woman show, así es el título, en inglés y todo. Se trata de un suceso en escena que no me atrevo a catalogar, pese a que si me atengo al programa de mano, sería un sainete, escrito y dirigido por Alejandro Palomino.
¿Y qué es un sainete?
Pues es una obra corta que viene desde el siglo XVII del teatro clásico español, cómica, burlesca, que servía, en sus inicios, de cortina en las grandes representaciones. El sainete es para divertir sin pretensiones, es como una limonada sin ínfulas de daiquirí, ni siquiera de limonada frappe. A través de la acentuación de efectos cómicos pretende relajar y divertir sin otro compromiso que no sea el de amenizar un rato.
Hay que agregar que los vasos comunicantes entre el teatro bufo y el sainete son insoslayables, y por ello comprometedores cuando se trata de asumir una representación escénica con esas características. Tenemos que estar claro de que el teatro bufo cubano contribuyó a la construcción de nuestra nacionalidad, de eso ya no hay dudas. Como matriz es uno de los sucesos artísticos de mayor capacidad de captación de las esencias nacionales.
Reitero que en el programa de mano se establece que Marianao woman show es un sainete, nada más y nada menos, que homenajea a los maestros del género entre nosotros; además, se dice, que es “también un ejercicio actoral en función del divertimento y la complicidad con el respetable”.
Marianao woman show no tiene la chispa y la picardía propias de un sainete. Las intérpretes no gozan de esos dones. Son al menos cinco mujeres en escena con muy pocas posibilidades histriónicas. Y es que en un sainete lo más preponderante es el intérprete y no el texto lingüístico como tal. Se producen actuaciones con un registro indescifrable: mujeres al borde del escenario casi siempre hablando, hablando. ¡Ah! pero hay una que canta. Y que canta cosas que han cantado Mercedes Sosa, Lucecita Benítez, Edith Piaf. Canta sin siquiera, no digo superarlas sino al menos lograr que uno deje de recordar lo que esas grandes intérpretes hicieron con las canciones que sin disciplina interpretativa ni vocal se oyen en Marianao woman show.
En un sainete la música y la coreografía deben ser relevantes. Coreografía no hay en la puesta de Vital Teatro, pero sí hay una música hecha para la ocasión y además un efecto musical en vivo que acompaña todo el tiempo haciendo como de muletillas a determinados parlamentos. La banda sonora en sí es sobre todo para acompañar a la cantante a la que insistentemente se le reclama, por parte de las demás compañeras de escena, que cante, que cante. Y entonces se producen numeritos chansonnier.
En esa persecución insuficiente de lo burlesco, de lo cómico, de lo irónico se arma un remedo desperfecto de un gag o de un sketch con efectos verbales y visuales a través de una gestualidad reforzada en un “aguaje” improcedente. No quiero decir que haya vulgaridad en Marianao woman show, sino solo un rebuscamiento y deformación de la gestualidad y la voz. Es que se persigue una ironía que no cuaja. Las actuaciones, si es que se actúa en esta propuesta escénica, derivan en parodias de lo cómico. Los significados y los significantes se desatan en una búsqueda intensa por hacer reír.
El texto lingüístico de Marianao woman show está enunciado actoralmente sin vector alguno, simplemente es dicho, conversado sin más ni más. Pese a las incoherencias es un texto sin las impredecibles irrupciones del encantador desatino del absurdo. Tiene estructura y formas que no logro encajar dentro de género alguno, no por sus invenciones e innovaciones, sino por sus apropósitos.
Los parlamentos que se emiten por momentos esbozan una crítica social, sin asomo reflexivo; existe incoherencia, pastiche de ideas; la plaga de boleros y frases aboleradas empalaga, en el caso de que se conozcan las referencias de esas locuciones; y todo buscando la simpatía que se queda en lo insuficientemente exagerado, en una aguada sátira que se empantana en lo burlesco para armar un potaje intertextual bien desabrido.
Marianao woman show proyecta estar en escena hasta enero y se ha estrenado empezando diciembre.
Teatro de La Luna puso en la Semana del Teatro Polaco Ocurre en domingo, una joya escénica que podrá o no gustar, pero que todo aquel que tenga dos dedos de frente teatral tendrá que darse cuenta de que se trata de una puesta contundente para el teatro que hacemos hoy por hoy. Sin embargo, solo estuvo tres noches en la misma sala Llauradó donde tendremos hasta enero Marianao woman show. ¡Qué programación tan arbitraria!
Y yo insisto: ¿por qué no se vela más por la calidad de lo que sube a escena?