Por Diana Iglesias Aguilar
Llamado el Moliere tropical, el actor Norberto Reyes Blazquez que está cumpliendo cincuenta años de vida artística fue el invitado a «La escena sin nombre», espacio de homenaje (que en dos lustros), lo conduce el actor Juan Alberto Ante.
Noche de risas en la sede de la Uneac en Bayamo, noche de historias: la de «nariz» con Ana Coronado, maquillista, y un disparo escapado mientras graban una serie de televisión hace más de cuatro décadas con el equipo de Tele Rebelde cuando aún no era el canal deportivo y se especializaba en dramatizados.
También la anécdota del «el león», una escena de filmación en la que encarnando a Wampampiro debía salvar a un pueblo y sus gentes de un león que hacía estragos, filmado con un ejemplar de la selva vivito y coleando… que ahora genera carcajadas, pero fue una situación bien tensa.
Hablar de teatro, de realización dramática, el estilo y la estética del Colectivo Teatral Granma, grupo fundador del teatro en la provincia, es un placer y la prodigiosa memoria de Norberto, hojea y exhibe incontables momentos, sucesos que forman parte esencial de la memoria histórica.
A escena vienen aquellos días fundacionales del teatro, del hombre que se enamora y es atraído por la escena… del que soñó ser pintor y resultó aprobado en el primer casting, y ha hecho no solo teatro dramático, sino humor, y lo estimula en otros.
Profesor de la Escuela Profesional de Arte Manuel Muñoz Cedeño, expresa que en teatro le queda mucho por hacer…, hace un tiempo atrás se sentía «matungo» pero está lleno de deseos de hacer cosas. Así que habrá Norberto y teatro por mucho tiempo, pues sigue escribiendo obras de teatro.
El maquillaje: maestría y estudio
Una clase de maquillaje para la escena teatral impartió el maestro estilista Osvaldo Gueist, miembro de la Uneac en Granma, como parte del programa académico de la Jornada Villanueva por el día del Teatro Cubano en Bayamo.
Profesor de la academia de actuación de la Escuela Profesional de Arte Manuel Muñoz Cedeño de la Ciudad Monumento, por varios lustros, Osvaldo deja siempre boquiabiertos a estudiantes y quiénes contemplan sus obras. Sin secretos, expone que el estudio y la constancia dan la maestría que se persigue en el difícil arte del maquillaje escénico, sobre todo en Cuba, donde se carece de muchos recursos para lograr diversos resultados, sin embargo esto no detiene al profesor.
Parte de un intenso programa académico de superación para actores graduados y estudiantes, la clase de maquillaje observada por varias decenas de muchachos en formación y actores consagrados, dejó un sabor a reto en los participantes.
Estilista por más de cinco décadas, artista, pedagogo, sastre, diseñador de vestuario, maquillista de inolvidables espectáculos, por dónde desfilaron estrellas como Rosa Fornés, es una suerte y lujo contar con el maestro en el claustro de la Escuela Profesional de Arte bayamesa y al servicio de numerosas representaciones históricas, que a lo largo del año realizan las Artes Escénicas, dónde caracteriza a los padres fundadores de la nación.
El teatro es ilusión, simulación, truco. El maquillaje es un elemento consustancial vital en escena, Osvaldo lo sabe y lo enseña, sin recelos, consciente de la necesidad de formar la cantera de futuro.