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Pálpito: Soñar la vida desde el teatro

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Por Maikel Chávez

El teatro no es la vida real ni tampoco una copia

perfecta de la vida real. Es solo un punto de acceso.

 Eleanor Catton

Miré al público cada una de las funciones, ahí estaba esa gente riendo a mares, olvidando la cotidianidad. Sobre la escena estaba mi obra acogida por Teatro Pálpito, pero en esta ocasión llena de jóvenes actores con deseo de hacer teatro. Dibujaban ventanas, puertas, escondites secretos. En una esquina una radio imaginada que reproducía la magistral música compuesta para la obra de Crishtofer Simpson, por allá un taburete que se «desconchunfla», pero la risa todo el tiempo desde la escena hacia platea y viceversa.

No hablaré de aciertos o lunares en una obra que es tan mía como mi respiración. Hablaré del entorno en que vuelve a escena esta pieza que tanto éxito trajo al grupo Pálpito, y que el 25 de marzo pasado marcó el inicio de la temporada por sus 30 años de creado. Por los lazos afectivos que me unen al mismo este texto se aleja de todo formalismo, no pretende ser artículo de estudio, sino elogio e impulso.

Teatro Pálpito surge en 1993, año de grandes significaciones para los cubanos que tenían que reinventar su cotidianidad y su propia existencia marcadas por un crudo «Período especial». Ahí, en ese tiempo surgió un grupo con 25 actores dispuestos a soñar desde la escena.

Contra viento y marea fueron a donde los necesitaba el público. De ese impulso fundacional fue avanzando una línea creativa tensada por su director Ariel Bouza, alumno de Vicente Revuelta, Filander Funes y Bertha Martínez, entre otros grandes como Rine Leal. No es raro entonces encontrar obras que beben de lo vernáculo, pero sobre todo que tienden un puente entre realidad/ficción/teatro/casa/calle al mismo tiempo.

Soy de los dramaturgos que cuentan con el privilegio de ver sus obras en escena y a la vez irla reformulando en el contacto con los públicos. Eso lo aprendí en Pálpito donde me hice actor, dramaturgo, teatrólogo, tipo que llega al teatro y si hay que limpiar el escenario se hace, y mucho más… Soy un hombre premiado por la vida por encontrar un espacio donde reinventarme a mí y a mi realidad, y en ese intercambio entre vida y escena, crear una suerte de escape o camino (cual Alicia tras su conejo blanco) hacia nuevos universos.

En fin, que he vivido la vida desde la escena y esa escena me ha ayudado también a vivir la vida y escapar del tedio, de lo cotidiano, de lo que todos hablan y de lo que se quejan.

Teatro Pálpito me dio la posibilidad de subir a escena a Federico Maldemar. El personaje que, en la obra Un mar para Tatillo era el antagonista, tuvo que transformarse porque al contacto con los públicos desprendía simpatía desbordante. Me puso a prueba como dramaturgo y actor, como ser humano.

Luego en Vida y milagro de Federico Maldemar teníamos a un ratoncito reformado, un ratoncito que se parecía a sus públicos. Desde la Peña de Federico se sigue celebrando también los 30 años de Pálpito. Cada tercer fin de semana del mes, la Peña tiene su invitación para el encuentro con los públicos diversos en el Multicine Infanta o en el Cine La Rampa. En el mes de mayo, el encuentro será los días 20 y 21 a la 1 pm.

Con ese espíritu soñador que ampara al grupo se preparan nuevas funciones de Pedir la mano, en esta ocasión irán a los barrios, allí al encuentro con los públicos sin necesidad de la sala teatral. Pero también proponen el montaje de Con ropa de domingo, obra que vino a marcar un punto especial en el universo creativo del grupo y que reunió a dos grandes actrices de la escena cubana como Xiomara Palacio y Corina Mestre.

Creo en el poder de los jóvenes de seguir inyectando vida a la escena cubana y por eso está aquí esta nota de agradecimiento. Mucho irán reformulando desde sus personajes y desde las presentaciones, mucho aportarán al grupo que llegó a 30 años haciendo teatro para toda la familia pero que es consciente de que debe beber del pasado, pero pensar en el futuro y volver a reformularse, ya que no son los mismos públicos. Por eso desde ya trabajamos con la Universidad de la Habana y la facultad de psicología. Ahí está Nilza González aportando a la dramaturgia textual y espectacular lo adecuado para avanzar con nuestros públicos en la Cuba de aquí y ahora.

Felicidades por los caminos que vienen y sigamos soñando la vida desde el teatro.