Virgilio Multiespacial (I)

Por Frank Padrón

Varias representaciones en la escena teatral han rodeado esta efeméride importante: el 107 Aniversario de  natalicio y 40 de muerte de Virgilio Piñera.

La boda, escrita por el maestro en 1957 y estrenada al año siguiente por uno de nuestros directores imprescindibles (para más señas, devoto de Virgilio), Adolfo de Luis, ha sido un texto recurrente en el quehacer de Raúl Martín y su Teatro de la Luna.

Desde 1994 lo han montado, sobre todo como “lanzamiento” de nuevas promociones actorales, pues, ciertamente, es una obra que exige dedicación y talento. En su más reciente puesta, vuelve a tal condición: ejercicio de graduación para actores.

También en este, otro dramaturgo de peso y virgiliano convicto, Abilio Estévez, traza importantes coordenadas sobre La boda, que según el también narrador, “se presenta como un desgarrador documento del destino de la persona humana en cualquier sociedad donde las formalidades se erigen en obstáculos, enemigos de su realización, (…) de su plenitud, de su libertad. Aquí está el humanista Virgilio Piñera en toda su altura¨.

No es fácil asimilar el ácido y metafórico humor de esta pieza, llena de sinuosidades dramáticas e intencionadas reiteraciones, pero un director con la sabiduría escénica de Martín logra hacer mucho más potables tales dificultades, con una representación donde la banda sonora (con música que compuso y ejecutó Aymeé Nuviola), la fluidez escénica, la expresiva y atinada precisión de elementos escenográficos y de diseño (por ejemplo, los dibujos de Amilcar Rey para el simbólico telón de fondo) o el vestuario —todo el que conozca esta obra sabe de su importancia diegética— la tornan un trayecto motivador, que impide la caída del ritmo o el interés del público.

Siendo totalmente honestos, y apuntada ya la dificultad que para cualquier actor novel significa esta compleja letra, no todos los desempeños de los recién graduados merecen aplauso; incluso, dentro de algunos mejores no se aprecia absoluta organicidad de principio a fin; confiamos en que el training que implica ya la nueva temporada –ahora en Fábrica de Arte (FAC)– redunde a favor de ello.

Y hablando del popular Centro Cultural cercano al túnel de Línea, un Virgilio mucho menos conocido se estuvo presentando allí; se trata de Arropamiento que, a partir de la obra en verso Un arropamiento Sartorial en la Caverna Platómica, que escribiera Piñera en 1971, llevó a escena GPS Teatro.

Con el referente del sabio griego en su célebre La República, el autor cubano parafrasea (y por supuesto, parodia) ítems esenciales del pensamiento platónico en torno a la verdad, el enmascaramiento y el poder increíble de la falsedad, alter ego, juego macabro de la primera, que el escritor plasmó con su gracia escritural, ahora haciendo gala de su asimilación del “teatro versificado” con sellos clásico y barroco.

Reynaldo Rei Castañeda, director de la compañía y responsable de la puesta, resolvió la misma con imaginación y una sólida contextualización: esos temas universales detentan una actualidad increíble en las redes sociales y la comunicación virtual, que al margen de sus indiscutibles virtudes es frecuente caldo de cultivo del ocultamiento, el fraude y la máscara.

La puesta, pertinente teatro arena en la Nave 4 de FAC, interactúa con el espectador, erige proyecciones audiovisuales que reflejan alusiones a la gran nube de internet y despliega un inteligente movimiento escénico que hace del dramaturgo referenciado, esa voz cada más cercana y contemporánea.

Un elenco de jóvenes histriones asume los des-personalizados personajes (Ceremonio, Hombres y Mujeres) con gracia, convicción y destreza.

foto de portada / Archivo Cubaescena

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