Papeles de teatro

Por Marilyn Garbey Oquendo

Programas de mano, teatro en papel es el título de la muestra que se exhibió[1] en la Galería El Papelista[2], donde se repasan algunos de los hitos de la historia del teatro cubano. Tal acontecimiento, meritoria contribución a la preservación del patrimonio cultural, es fruto de la colaboración de Damián Viñuela y Pepe Menéndez, quienes atesoran una extraordinaria colección de carteles, y del Centro de Documentación de las Artes Escénicas Dra. María Lastayo[3], donde se resguardan programas de mano de larga data.

A través de la exposición se encuentran trazos de figuras, montajes y grupos que marcaron pautas en el teatro  cubano, cuyas obras solo permanecen en la memoria de los espectadores. Por eso hay amplios espacios dedicados a dos grupos fundamentales,  el mítico Teatro Estudio, dirigido por Raquel y Vicente Revuelta, y el Guiñol Nacional de  la época dorada de los hermanos Camejo.

También se resalta la huella del actor y director  Roberto Blanco y la leyenda que es María Antonia, cuyo cartel fue diseñado por Esteban Ayala. Del Cabildo Teatral de Santiago de Cuba se rememora una obra que dio un vuelco a la representación escénica de las tradiciones populares, De cómo Santiago Apóstol puso los pies en la tierra, que Suitberto Goire graficó.

Se expone desde una tarjeta que promociona una función en el lejano 1903 en el Teatro Tacón, programas del grupo Prometeo y del Patronato del Teatro, de las salas Talía, Arlequín y Hubert de Blanck, hasta sucesos más recientes como el Festival de Teatro de La Habana de 1980, o puestas en escena de  Las perlas de tu boca, de Teatro Buendía; Niñita querida de Teatro El Público; Los siervos, de Teatro de La Luna; La divina moneda, del Centro Promotor del Humor, se trata de montajes que tuvieron loables resonancias en las fechas en que se estrenaron.

La condición efímera del acto teatral  ha sido el pretexto para dejar testimonio de lo que sucede en cada encuentro entre el actor y el espectador, por eso adquiere tanta importancia el programa de mano, que contiene datos del equipo creador y en el que los responsables de la puesta en escena  declaran sus intenciones artísticas, tales son los de El lindo ruiseñor, de Alejandro Dumé, inspirado en José Martí; o el de  los Entremeses japoneses, de Rolando Ferrer para el Conjunto de Arte  Teatral La Rueda.

El periplo por la cartelística de teatro comienza con Chicherekú, de la autoría de César Mazola, del Guiñol Nacional, fechado en 1965, y llega hasta Antigonón, un contingente épico, de Teatro El Público, creado por Roberto Ramos Mori en 2013. El primero recrea la mitología afrocubana, el segundo se vale de la ironía para jugar con símbolos de la gráfica política.

El valor comunicacional del cartel encuentra expresiones relevantes cuando de teatro se trata, porque la posibilidad de traducir gráficamente el suceso escénico deviene estímulo para el artista visual. Aquí se aprecian notables ejemplos: el Pinocho y el gallego Posada, Rafael Zarza y Tres en un zapato, ambos del Guiñol Nacional. Ricardo Reymena y La toma de La Habana por los ingleses, de Teatro Estudio. La ópera de los tres centavos ideado por Héctor Villaverde para el Teatro Musical de La Habana.

Recorrer la exposición ofrecer la posibilidad de apreciar la belleza y la eficacia del lenguaje gráfico aplicado al teatro, con su amplia gama de colores, el uso de las líneas, los juegos de luces y sombras, las  letras de diferentes tipologías. Todos los recursos de las artes visuales para comunicar las verdades del teatro.

Al repasar la muestra sorprende gratamente comprobar la comunión entre las artes visuales y las artes escénicas. Creo que ese es uno de los méritos de la exposición, el colocar en un mismo espacio grandes nombres de ambos campos, revelar las maneras en que dialogaron artistas de diferentes especialidades.

Poner en circulación los tesoros de las dos colecciones, propiciar que los carteles y los programas de mano sean apreciados por espectadores de una y otra especialidad, es otro de los logros de la exposición.

Confieso me emocioné al contemplar programas de mano o carteles de obras de las que fui espectadora. La duodécima noche, con Vicente y Corina Mestre; Baltasar, dirigido por Armando Suárez del Villar; o Mi socio Manolo con Mario Balmaseda y Pedro Rentería. Esa emoción me obliga a agradecer a los coleccionistas por conservar piezas tan valiosas, y me compromete a seguir trabajando, junto a mis colegas, en la colección de programas de mano.

 

Notas:

[1] Programas de mano, teatro de papel se exhibió del 9 de mayo al 25 de junio de 2025

[2] La Galería El Papelista está situada en las inmediaciones de la Plaza de Armas, al costado de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, Habana Vieja

[3] El Centro de Documentación de las Artes Escénicas Dra. María Lastayo se encuentra ubicado en el tercer piso del Teatro Nacional de Cuba

Foto de portada: Afiche de la exposición