Odin Teatret: ¡A Desalambrar!
Por Frank Padrón
Entre las visitas ilustres que recientemente ha tenido la escena cubana figura Odin Teatret, prestigioso colectivo danés con sede en la ciudad de Holstebro y fundado por el director italiano Eugenio Barba desde 1964, al frente del cual estará hasta el próximo año, según anunció en una carta de despedida.
No es la primera vez que este ensemble, base de la International School of Theatre Anthropology, y del Centre for Theatre Laboratory Studies nos enfrenta a su preci(o)so método, sus competentes histriones —también músicos—, sus intensas parábolas en torno a lo contemporáneo partiendo de fuentes antiguas y diversas. Realmente somos sus anfitriones hace aproximadamente 25 años, a lo largo de los cuales hemos asistido a algunos de sus más importantes títulos (Mytos, Kaosmos, La vida crónica…), así como a talleres y clases magistrales que no se han limitado a la capital.
Ahora han traído En el esqueleto de la ballena, basado en un texto de Kafka Ante la ley, acerca de un campesino sumiso y pusilánime que no logra trascender la Puerta de la Ley. Los actantes se movieron en el largo escenario que deviene la sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht mediante una dinámica coreografía que incluye pausas, canciones, textos recitados…
Cada uno de ellos protagoniza una acción relativamente independiente que tributa a la línea central del relato, el cual parte de un versículo bíblico perteneciente concretamente al libro de Mateo, en torno al cual se edifica la plataforma idéica del texto, en una suerte de revisionismo o resignificación de la Palabra encaminada a erigir un quinto, apócrifo evangelio. En tal sentido la bifurcación del espacio, óptima y creadoramente aprovechado, indica un contrasentido: la soledad compartida, paradójica ante el conglomerado.
La música, de profunda esencia diegética, va marcando acciones dramáticas que se encadenan con suma organicidad y discursan en torno a males de siempre, que sobre todo sufren países tercermundistas desde tiempos remotos y solo se han agudizado hoy (la aguerrida canción A desalambrar, de Víctor Jara, es una de las recurrencias en la solfa) para conformar un texto donde el sarcasmo, el cinismo y la más amarga parodia denuncian las desgarraduras y desesperanzas del mundo en que vivimos.
La interrelación de lo hablado con lo cantado, los solistas y el coro en perfecta relación antifonal, lo declamado y lo actuado, lo sugerido y lo explícito se alternan y complementan de manera muy sutil y coherente en el desempeño de ese grupo de virtuosos histriones que se desdoblan, se transforman, se disfrazan y desfasan en una labor tanto individual como de grupo sencillamente admirable.
Odin Teatret es siempre perenne lección, cita con un teatro desalmidonado, vital, que siguiendo la canción de Jara, lucha por quitar los alambres y las vallas de los campos.