Mi tributo a la memoria teatral cubana de 2022
Por Roberto Pérez León
De todas las puestas en escena que hubo en La Habana durante 2022 asistí a poco más de 20. Ha sido un año de buenas reposiciones y algunos estrenos para recordar. Como espectador atento diré qué puestas han sido, entre las que vi que La Habana vio, las que forman parte de la grata memoria teatral que tengo del año que acaba de finalizar.
En el primer semestre destaco siete puestas en escena de ellas cuatro estrenos y tres valiosas reposiciones. El año escénico empezó para mí con una consolidada obra danzaría de estruendoso e impactante accionar teatral: Bernarda No, montaje que la Compañía Flamenca Ecos hizo de La casa de Bernarda Alba de García Lorca.
Por otra parte, enero fue coronado con la reposición Balada del pobre BB de Impulso Teatro, una de las propuestas de mayor solidez por su naturaleza teatral de las que he visto últimamente. Balada del Pobre BB es una parábola de alcances ideológicos sostenidos desde una concepción estética que no coquetea con el entretenimiento ligero ni la estampa emocional. Alexis Díaz de Villegas ya no está entre nosotros, hago en esta memoria teatral votos porque su Impulso Teatro no desfallezca.
Cuando llegó el Mayo Teatral estuvo en La Habana el colectivo Teatro de la Utopía de Pinar del Río, con KF: Fantasía sobre Fridra Kalo, visión dramatúrgicamente anclada en un pasado definitorio del presente no solo mexicano sino también nuestro.
Otro de los muy satisfactorios momentos que tuve como espectador en 2022 fue con Teatro de La Palabra, colectivo que encabeza nuestro movimiento de narración oral. Ellos pusieron Vidas Comunes, un espectáculo de cauteloso contenido teatral. En Teatro de la Palabra se hace teatro sin pavoneos dramatúrgicos, se establece una interconexión performática, existe un accionar entramador del sentido de la presentación.
Y en abril por fin pude ver Farándula de Jazz Vilá Projects, un verdadero fenómeno escénico que se posicionó en el imaginario del público. Farándula es heredera del Alhambra, del teatro bufo. En Farándula se han destilado los orígenes. Y que me perdonen los de naricitas arremangadas que no consideran ese teatro que suelen llamar peyorativamente comercial.
También en abril, que dice el poeta es el mes más cruel, nos dio la sorpresa de El diario de Ana Frank. Apnea del Tiempo, un estreno de Ludi Teatro donde se disfruta de equilibrio y concisión, precisa manifestación de la teatralidad sin manierismos. La teatralidad como producción de formas teatrales, como la conexión entre los distintos dispositivos de la escritura escénica.
Otro estreno que celebro fue El despertar de la primavera de Teatro Aire Frío una muestra de la concreción en el trabajo teatral sin pérdida del encanto y la magia de un teatro que se hace musical.
Antes de empezar a comentar los montajes que creo fueron sobresalientes en el segundo semestre debo decir que el año 2022 debió haber sido una fiesta para el teatro nuestro, y resultó que pasó sin penas ni glorias. El 8 de septiembre de 2022 se cumplieron 60 años del estreno de Aire frío, obra vital para el teatro cubano. Le corresponde plenamente a Virgilio Piñera la consagración dramatúrgica que nos inserta dentro de la evolución teatral del siglo XX.
No existen restricciones estilísticas para una obra de arte. El teatro como parte del arte no necesariamente tiene que ser de un modo especial o distinto. En teatro como en todo se es moderno, contemporáneo, convencional, tópico, etc.
¿Qué es ser contemporáneo en el teatro? ¿Qué es una puesta en escena contemporánea? Muchas son las razones para preguntarse sobre el teatro y su relación con el tiempo.
Un aniversario del estreno de Aire frío nos permite reflexionar sobre el por qué se es moderno, por qué se es contemporáneo en el teatro. Pero no lo hicimos esta vez. La suerte es que Virgilio Piñera nunca será pasado.
En el segundo semestre de 2022 centro mi atención en solo cuatro estrenos. El cuento del zoológico por Espacio Teatral Aldaba, rotunda puesta que parte de un texto literario de tremenda presencia. Uno de los grandes valores del montaje estuvo en que no se pretendió inventar tibiezas con versiones y adaptaciones o etcéteras.
La puesta en escena de El cuento del zoológico llama la atención sin espavientos ni combinaciones engendradas en trastornos parateatrales sobre lo que puede ser una visión contemporánea de un clásico.
Tuvimos otro estreno que fue un lindo regalo teatral: La señorita Julia de Teatro Buendía, fiesta de lo teatral por su dinámica tan acertada para una obra que es parte fecundante de la dramaturgia de todos los tiempos.
Cuando se interviene un clásico desde la contemporaneidad sin escabullirse en teorías vacías y experimentos trasnochados, la resultante puede ser una propuesta crítica que renueva los valores ideo-estéticos de la pieza canónica. La Señorita Julia es una prueba más de que el teatro es un ceremonial prodigioso cuando hay talento y se saben emprender riesgos.
Otro estreno bien sonado estuvo en el Trianon la sede de Teatro El Público. La zapatera prodigiosa delicioso juguete escénico a partir del texto de Federico García Lorca. Se trata de una puesta en escena que lleva el inconfundible sello estético del colectivo teatral.
La mecánica del montaje convierte a la puesta en escena en un suceso indetenible, de animación incesante por la gestualidad actoral que une danza y poesía hablada con elegancia y gracia picaresca.
Y llegó el estreno de Las brujas de Salem de la Compañía Teatral Hubert de Blanck, puesta en escena dramáticamente escalofriante como lo es la obra original de Arthur Miller. De nuevo Fabricio Hernández se entromete con un clásico y también sale triunfante. Este director, con inteligencia y respeto, sabe sustanciarse, desde la contemporaneidad que le corresponde, con un muy espontáneo talento dramatúrgico logra un montaje que convence por su composición sin retruécanos estéticos.
Así que, entre las más de 20 puestas a las que puede asistir en 2022, destaco siete del primer semestre y cuatro en el segundo.
Luego del arduo período pandémico que sufrimos por más de dos años, luego del levantamiento de las medidas de aislamiento, la reanudación de la actividad teatral en la capital ha sido satisfactoria, aunque vi algunas puestas que carecían de la debida exploración e indagación dramatúrgica, esto dañó aspectos formales de la escritura escénica y creo que no fueron más que tropezones teatrales.
En una puesta en escena donde se agolpan intenciones estéticas y propuestas ideológicas desordenadas se producen irregularidades dramatúrgicas que generan disgregación.
La hibridez puede ser un signo poderoso, pero no puede ser un recurso para expresar intrincadas subjetividades y tratar de alcanzar “la visibilidad de lo invisible” con el dónde digo, digo, digo diego y al final no digo nada porque en realidad no tengo nada que decir más allá de mis deseos de expresarme sin son ni ton.
No se trata de negar ni la singularidad ni la individualidad que nutre al hecho escénico sostenido por una lógica intempestiva y transgresiva. Hagamos más por no adentrarnos en un solipsismo agotador para la recepción teatral.
Ciertamente el criterio de un veedor de teatro como yo no es único y mucho menos definitivo. Solo los Públicos son los apoderados para dictar sentencia sobre una puesta en escena. Pero hasta ahora no conocemos lo que piensan esos Públicos. Ojalá 2023 llegue con estudios de audiencias para saber más del teatro que hacemos y para entenderlo mejor con la ayuda de la gente.
En portada: Balada del pobre BB de Impulso Teatro, Primer Premio del jurado de los espectadores en la XIII EDICIÓN DEL PREMIO INTERNACIONAL «IL TEATRO NUDO DI TERESA POMODORO». Foto IT