Mario Aguirre. Un humorista muy querido por el pueblo
Por Maya Quiroga
El próximo 25 de septiembre en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba se le entregará el Premio Nacional del Humor, 2022, al actor Mario Aguirre, por la obra de toda la vida y lo significativo de su recorrido en la escena humorística, teatral y televisiva cubana así como por el impacto que ha tenido y tuvo en las generaciones de los 70, 80 y 90.
Al recibir la noticia, en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, el creador del personaje Atanasio Pindueles recordó a la también Premio Nacional del Humor, María de los Ángeles Santana quien en un homenaje recibido dijo que se lo merecía.
“Los premios siempre son lindos y este lo he esperado durante mucho tiempo porque año tras año resultaba nominado. Se demoraron un poco en otorgármelo pero eso ya no es importante. Cuando uno ha dedicado toda la vida a un trabajo es un acto de justicia, de amor y de respeto que reconozcan que lo ha hecho bien”.
Desde niño aprendió que una de las virtudes más grandes de un ser humano es ser agradecido: “Agradezco muchísimo a todas las personas que me han felicitado auténtica y sinceramente, algunas que no conocía, y a todos los jóvenes con los que he trabajado porque el artista aprende hasta su último aliento”.
Como resalta en su perfil de Facebook el crítico teatral Norge Espinosa, el actor laboró con numerosos directores de teatro, incluido Francisco Morín, a quien debe su nombre artístico.
Aguirre fue discípulo, además, de Elvira Cervera y Roberto Garriga. Su carrera está estrechamente vinculada a dos escuelas de la escena cubana: Teatro Estudio y Teatro Musical de La Habana.
De Berta Martínez destacó que era una directora dramática por excelencia pero manejaba muy bien la comedia. Otros nombres que marcaron su carrera teatral fueron Héctor Quintero, Jesús Gregorio, Nelson Dorr y Roberto Blanco.
El actor confesó que ha trabajado desde los doce años, de manera ininterrumpida, por más de seis décadas: “Me he nutrido de grandes humoristas y de grandes comediantes a lo largo de mi vida como: Carlos Pous, Zenia Marabal, Enrique Arredondo, entre otros tantos del teatro musical.
“En especial quiero mencionar tres nombres sin los cuales no hubiera llegado a recibir este premio. Uno es Erdwin Fernández. Cuando tenía 18 o 19 años empezamos a trabajar juntos. Otro es Héctor Quintero, quien me ayudó a desarrollar los personajes que yo inventaba, que todavía viven y la gente me llama por ellos en la calle. Eso es lo más lindo que le pueda pasar a un actor.
“El tercer nombre es Lolina Cuadras, directora de televisión, quien me abrió las puertas en espacios humorísticos estelares. Muchos recuerdan al niño de la gorrita que se hice para un programa muy popular, hace 30 años: Los domingos no están contados”.
Aguirre además es un gran declamador y un hombre vinculado al mundo del cabaret que, desde su punto de vista le ha dado una perspectiva diferente: “Este pueblo es humorista nato. Incluso hace humor de las cosas más terribles. Lo que siempre tiene que tener una forma artística sino el chiste se queda a medias”.
Recientemente lo vimos en un personaje dramático en la telenovela cubana Tan lejos y tan cerca. En estos momentos forma parte de la compañía A Teatro Limpio. Bajo la dirección de Hugo Vargas regresó al escenario con la exitosa comedia Toc toc. Ahora se encuentra ensayando para el montaje de una comedia italiana, adelantó.
“Siempre faltan cosas por hacer. Lo que si es cierto es que me siento satisfecho de las mayoría de las cosas que hice. Básicamente soy un actor de teatro. Hice mucho teatro con los mejores directores del país”, remarcó.
En su opinión, el punto débil de los espacios televisivos humorísticos es el guion. “Todos los escritores no pueden escribir humor. Y eso obliga entonces al actor a tratar de sacar de donde no hay”.
Su consejo para los jóvenes es estudiar todos los días y tomárselo todo muy en serio. De las recientes hornadas de humoristas destaca al Primo de Guisa, al Cabo Pantera y a Mustelier. “Eso me llena de satisfacción porque no es que sea un relevo, cada generación tiene su propio lenguaje, pero hay un lenguaje común en todas. El humor siempre va a ser el mismo”.
Foto cortesía de la autora.