Los clásicos de la dramaturgia cubana en los predios de la Facultad de Arte Teatral

Por Marilyn Garbey Oquendo

Asistir al examen de Actuación de los estudiantes del Segundo año de la Facultad de Arte Teatral fue una muy grata experiencia. El Plan de estudios indica que en esta etapa corresponde representar a dramaturgos cubanos, lo cual significa un acercamiento a la identidad nacional a través de la óptica de nuestros autores.

Para esta ocasión seleccionaron Contigo, pan y cebolla y El premio flaco, de Héctor Quintero; Aire frío, de Virgilio Piñera; La casa vieja, de Abelardo Estorino; Santa Camila de La Habana Vieja, de José Brene. Obras todas reconocidas por el público y la crítica, llevadas al cine o a la televisión, que han sido protagonizadas por figuras paradigmáticas como Berta Martínez, José Antonio Rodíguez, Verónica Lynn, Adolfo LLauradó, Adria Santana, Alina Rodríguez, Isabel Moreno, Luis Alberto García, etc.

En fecha no lejana Carlos Celdrán llevó a escena Aire frío con Argos Teatro, un montaje muy aplaudido en el que compartieron protagonismo varias generaciones de actores. Las fotos de Verónica Lynn en Santa Camila…son parte de la memoria de nuestro teatro. Creo en lo que está vivo y cambia es una frase de La casa vieja que, a menudo, se repite.

Un tema como el de la familia, motivo recurrente entre nuestros autores, fue el hilo conductor de la presentación, que tuvo lugar en el aula donde reciben las clases de la especialidad, impartidas por la profesora Lizzette Silverio, directora del Estudio Teatral La Chinche, con la asistencia del joven profesor Asiel González.

Las aspiraciones de la familia se ven frustradas porque el aumento salarial que le habían prometido a Anselmo no llegó. Iluminada Pacheco regresó al solar porque la casa que se ganó en la lotería se derrumbó, y ahora es rechazada en el que fue su hogar. Luz Marina estalla de indignación al escuchar el relato del coqueteo del padre con su sobrina. Esteban y su hermana asisten a la agonía de su padre moribundo; ella confiesa la frustración provocada por el rechazo de su amante, la soledad que padece en un pueblo pequeño, a sus 40 años. Camila se ve atrapada entre sus creencias religiosas y las transformaciones sociales que ocurren en el país.

Seleccionaron obras en las que los dramaturgos fueron capaces de dibujar personajes complejos y de delinear conflictos humanos de profunda hondura, que exigen el talento de los actores para representarlos y conmover al espectador. Los estudiantes de actuación y sus profesores comprendieron bien la responsabilidad asumida, y laboraron con rigor para que la puesta en escena alcanzara alto vuelo.

Resalto la comprensión de los textos, la correcta dicción, la sintonía con el compañero, el tacto para poner énfasis cuando las circunstancias lo exigían, la capacidad para matizar las emociones, el uso dramático de la música, el trabajo con los objetos, el diseño escenográfico y de vestuario, la precisión de las entradas y salidas del escenario.

Los resultados del examen no son frutos de la casualidad, son consecuencias del esfuerzo constante, de la decisión de convertir el aula en un verdadero taller. Se promovieron hábitos de lectura, se acercaron a lo mejor de la música cubana, vieron películas avalados por la crítica. Es decir, que la clase de Actuación se convirtió en un espacio de aprendizaje y de creación, de crecimiento cultural y de desarrollo humano.

A los profesores de Actuación les acompañaron la actriz Ana Rojas, quien imparte la asignatura Voz y Dicción; y el investigador Osvaldo Cano, profesor de Historia del Teatro Cubano. Ese equipo logró integrar múltiples saberes que tributaron al montaje, lo cual debería ser la pauta a seguir en los procesos artísticos-pedagógicos que tienen lugar en la Universidad de las Artes ISA.

Justamente en este grupo surgió el proyecto Las Alicias, quienes presentaron la puesta Tres mujeres para Abelardo, una mirada desacralizadora a personajes femeninos de Estorino, muy aplaudida por los espectadores del pasado Festival Elsinor. Y hay que decir que durante el período vacacional se enrolaron en otra tarea de noble propósito: las lecturas de obras de la dramaturga Blanca Felipe que abordan temas tabúes para niños y adolescentes, promoviendo el debate para llamar la atención de la sociedad sobre la necesidad de protegerlos, de propiciar entornos inclusivos y respetuosos de las diferencias que favorezcan su pleno crecimiento como seres humanos.

Como en otras etapas de la Facultad, el examen de Actuación convocó la atención de estudiantes y profesores de otros años y especialidades. El diálogo sobre la pedagogía teatral abundó en los recursos técnicos y en la necesidad de la ética en estos tiempos.

Tuve la suerte de escuchar los clásicos de la dramaturgia cubana en las voces de grandes intérpretes. Ahora me emociona saber que esos textos aún convocan la atención de los jóvenes, que lo leen con fervor, como diría Jorge Luis Borges, que encuentran en ellos motivos inspiradores para dialogar con sus semejantes.

Estudiantes de Segundo año de Actuación de la Facultad de Arte Teatral: Lianet Romero, Amanda Acosta, Aida Pereira, Amed Hechenique, Gabriela Quintana, Marian Muñoz. Leira Díaz, Yoibel Pérez, Adis Ortega, Ana Beatriz Lucas, Odett Fraga, Mariannis Hernández, María Gamboa. Todos alcanzaron la máxima calificación, los cinco primeros recibieron, además, las felicitaciones del tribunal.

Foto de portada: Tomada de la página en Facebook de la Facultad de Arte Teatral de la Universidad de las Artes ISA