La pasión del teatro crece en Venezuela
Por Omar Valiño
No sé si he colocado un título parecido en una entrega anterior de esta columna. Es posible, porque constatar esa pasión, que sostiene el quehacer teatral, me persigue y se asoma ora allá, ora acullá. Volvió a hacerlo en la nueva convocatoria del Festival Internacional de Teatro Progresista (FITP), celebrado en los 23 estados de Venezuela, con centro en Caracas, del 21 de marzo hasta el domingo pasado.
En poco más de año y medio, con sus tres ediciones desde el verano de 2022, se ha hecho un evento reconocible y demandado. Grande, enorme a veces, su trazado impacta en múltiples ámbitos. Y si su principal ambición ha sido impulsar el teatro venezolano, esta tercera campanada atestigua que lo viene consiguiendo.
Ante el amplio segmento nacional, apreciamos una notable diversidad, significativos riesgos artísticos y mejores resultados. Percibimos una buena comunicación con diversos públicos, aun cuando los receptores asistieran a espectáculos complejos.
Además de la rica historia escénica de Venezuela, la productiva fricción con puestas de América Latina, Europa, África y Asia, que pocos lugares pueden exhibir en una cartelera, más los vectores de desarrollo presentes en el eje formativo y en los eventos especiales, estimulan, sin duda, la creación nacional y el acompañamiento de nuevos espectadores.
Dan fe de todo ello montajes como Clarissa, del autor español Carlos Be, con la actriz María Alejandra Tellis y la dirección de Rafael Barazarte. Como 7 pecados, con base en Brecht y la concepción de Jericó Montilla con integración de ópera, circo y orquesta en vivo, batuta en mano de Daniel Gil, al igual que en Réquiem para el retorno, dramaturgia y dirección de Delby Fonseca, a partir del Réquiem de Gabriel Fauré.
Una larga memoria de escenarios para aquilatar la tradición propia se hizo presente con Aura en cuatro tiempos, culto a los 90 años de la actriz Aura Rivas, plena sobre las tablas. Y en Todo pasa, en la que el veterano Pedro Pineda comparte juguetón el espacio con jóvenes estudiantes, a partir de textos de Luis Britto García, ensamblados por el director William Cuao.
Cuba recibió la condición de país invitado de honor. Bien representada fue en las actividades pedagógicas y con la Antígona que inauguró la cita, a cargo de Impulso Teatro, dirigido por Linda Soriano. Por Aventuras del soldado desconocido, firmado por Ederlis Rodríguez, Christian Medina y Mario David Cárdenas, coproducción entre La Salamandra y Retablos. Más el Clowncierto de Ernesto Parra, con Teatro Tuyo.
En los encuentros con la crítica para el segmento nacional, llamados desmontajes, se intercambió sobre creación, técnicas, políticas culturales, búsquedas y necesidades, pero afloró, nítido, ese sentimiento que sostiene todo andamiaje escénico y reafirma el FITP: la pasión del teatro crece en Venezuela.
Fuente: Periódico Granma
En portada: Historia del soldado desconocido, Grupo Retablos y La Salamandra. Foto Buby Bode