La invasión de la Habana por los títeres

Por Frank Padrón

Dedicada a los aniversarios 115 y 85 de los natalicios de Dora Alonso y Armando Morales, respectivamente, Habana Titiritera concluyó exitosamente su quinta edición, con funciones en varias plazas como La Quinta de los Molinos, la sala Llauradó, La Madriguera , la sede de la compañía El Arca y la Casa de Cultura Joseíto Fernández, entre otras.

Espacios repletos del principal destinatario (el público infantil) pero también de adultos acompañantes o simplemente admiradores de ese tan especial arte, dieron fe del amplio movimiento que a nivel nacional – pues el evento convoca a grupos y artistas de todo el país- labora en el difícil pero maravilloso teatro de figuras.

De entre las funciones a las  que pude asistir, voy a referirme primeramente a dos  que me parecieron encomiables.

Pico sucio, de los trinitarios Dador ( Historia de burros) parte de una versión escrita por Christian Medina sobre el conocido relato El gallo de bodas, de la cubanoamericana Lucía M. González, montada y coprotagonizada por Fernando Miguel López Gómez, también director artístico y general de la puesta y la compañía espirituana.

El emplazamiento al egoísmo y la venganza se plasma en esa fabula pletórica de imaginación y eficaces engarces de acciones y personajes que coadyuvan a un mensaje que promueve estimables valores humanos, y que en la versión de Dador se apoya en motivos literarios y musicales (valga resaltar en este rubro el trabajo riguroso de José L. Lazo Carbó) procedentes de nuestra campiña y sus ricas tradiciones así como en un humor no menos criollo.

Como es habitual en sus montajes, los actores practican un metarrelato en el que se distancian del texto central, lo comentan y hasta parodian enriqueciendo la puesta, que a la vez deleita por la expresividad de sus diseños y títeres, en una labor magistral de Magalis Ramírez,  Yuneisy Balán y Yamiley Ceballos.

Tanto Fernando Miguel como su compañera Mirielsis Valdés Cuevas, mantienen un dinámico diálogo escénico que se desborda al entusiasta público, realmente conectado a la representación desde los primeros minutos y hasta el final.

Otro espectáculo muy motivador fue Si te agarro!, del Proyecto FigurArte, perteneciente al prestigioso Teatro Icarón ( Matanzas).

Una interrogante sobre gatos y ratones es el subtítulo de esta obra que parte de varios cuentos cubanos sobre esos animales domésticos, eternos rivales en el imaginario popular.

Justamente la pieza intenta ofrecer la posibilidad de una reconciliación, a través de la cual propone una metáfora sobre el entendimiento y la posibilidad de convivencia y respeto entre diferentes en todos los rubros de la vida y la sociedad.

Las historias rezuman ingenio y gracia en el tratamiento de las fábulas, lo cual permite a los actores Pedro Rubí (responsable de la dramaturgia, diseño general y puesta) y Mariam Costa, un verdadero lucimiento respecto a la interacción con las figuras, la escenografía y la pintura, los atrezzos y vestuarios, todo en función de los relatos, muy bien hilvanados e insertados en el discurso tanto literario como escénico.

Hay un manejo del espacio y la manipulación titiritera verdaderamente destacado, al igual que las coreografías y el empleo de la música (notable la canción tema de Ruandi Góngora) donde quizá sea aconsejable ajustar mejor los backgrounds a las tesituras de los actores – en ocasiones les quedan un poco bajo- pero que se suman a la lograda comunicación con un amplio y receptivo público.

Nos queda otra puesta para comentar pero lo dejamos para un comentario aparte.

Por lo pronto, aplausos para esta edición de Habana Titiritera, que demuestra la buena salud de la manifestación teatral a lo largo y ancho del país.

 

En portada: Si te agarro!, Proyecto FigurArte,  Teatro Icarón