Juan García Fernández: definitivamente en nosotros

Por Omar F. Mauri

Revelación sorprendente, energía creativa y multiplicación de experiencias no menos sorprendentes, así se presenta la vida y la obra de Juan García Fernández (La Habana, 6 de mayo de 1945 – La Habana, 31 de marzo de 2024). El propio Juan García, en una entrevista, la resumió con proverbial modestia:

En febrero de 1966, firmamos contrato con el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba. Ahí aprendí y estuve 51 años de mi vida. Entré como bailarín de la retaguardia hasta llegar a ser director artístico general del Conjunto. No creo que haya sido tan malo, no me podía ir si fui a todas las giras internacionales y bailé en todos los teatros más importantes, no era lógico que me fuera.[1]

Y es, como aseguró José Martí, que las personas útiles nunca se marchan definitivamente. Músico, bailarín, y coreógrafo del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, Juan García Fernández tributó al desarrollo de varias generaciones, creando, investigando y enseñando nuestro patrimonio afrocubano. Todo ese aporte sigue vivo y activo.

Su quehacer más visible, el de bailarín y coreógrafo, también ilumina su extraordinario valor como etnólogo y folklorista a lo largo y ancho de la Isla.

Transitó todos los niveles artísticos, como bailarín, cantante, y actor, acumulando la más rica experiencia para interpretar los roles clásicos del repertorio del Conjunto Folklórico Nacional.

De bailarín a primera figura y luego director del Conjunto, ayudó siempre a crear y trabajó con los principales grupos folklóricos cubanos: el de la Universidad de La Habana, el Folklórico de Oriente (Santiago de Cuba), Los Muñequitos de Matanzas y el Afro-Cuba de la misma provincia, los  de Tumba Francesa en Guantánamo y Santiago de Cuba, los Cabildos Congo Carabalí, Yoruba, Iyesá, Bríkamo y otros en cinco provincias del país, así como presidir las comisiones provinciales de Carnavales en La Habana, Santiago de Cuba y Matanzas, entre otras labores, centradas en verificar y asesorar la autenticidad del material folklórico que se trabajaba.

Buena parte de esa labor y de asesoría partió de una encomienda del Comandante Fidel Castro: “fundar agrupaciones folclóricas en varias provincias cubanas destinadas a que el pueblo conociera sus tradiciones en cada región y crear un intercambio cultural permanente”.

Aportó conocimientos de etnología y antropología, no solo liderando la importante compañía folklórica, sino recorriendo la Isla. De sus investigaciones, explicó en la entrevista citada:

Tengo el inventario que le hice a Argelier León, esa fue una tarea que me dio la Comisión Nacional de Evaluación y yo me di cuenta de que los de occidente no saben nada de la percusión de oriente (y viceversa). Tuve que hacer un inventario de las dos regiones y así se encaminó el libro de la Rumba que fue mi tesis de licenciatura.[2]

Sus saberes fundamentaron una obra creativa que no solo acumuló estrenos para la escena (Elegbá, Rumbas y Batarumba, Yemayá, Changó, Los Bandos, Wemba, Garabato y Abakuá, por solo citar algunos); sino que debe verse como un proceso de ahondamiento y maduración de sus valores y conocimientos estéticos, éticos e históricos de nuestra cultura e identidad.

Sin dudas, Juan García Fernández aportó una visión integradora en favor de la cubanía, aportando desde los valores músico-danzarios la unidad y sincronías de nuestra herencia africana. Los signos expresivos, compositivos, rítmicos y gestuales fueron en su creación y su praxis como bailarín, el lenguaje de la espiritualidad afrocubana.

Como estudioso de etnología y folclor en el Instituto de Etnología y Folklore y la Academia Cubana de Ciencias de Cuba, Juan García aportó, tanto en las agrupaciones donde laboró como en la Escuela Nacional de Arte (ENA) donde ejerció como profesor. Esta es una de las prácticas que también enaltecen su obra. Su preocupación por superarse lo llevó formar parte de la tercera graduación de la Maestría en Procesos Formativos de la Universidad de las Artes, una experiencia que aprovechó plenamente.

El Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Centro de la Danza de La Habana y otras entidades del Ministerio de Cultura, de Educación y del Movimiento de Aficionados, recibieron esa influencia de Juan García.

Afirman sus compañeros del ISA que gustaba citar una máxima: el saber está repartido, de todos tenemos que aprender, y todos debemos tener la voluntad de enseñar.

Esto lo llevó a constituirse en referente del desarrollo, la creación y el pensamiento sociocultural de la Revolución. Contemplar la progresión que alcanza su personalidad y su obra, solo se traduce en la íntima relación entre aprendizaje, creación, praxis, investigación y enseñanza.

Esta espiral es la que aporta energía y sentido a su vida. No hay experiencia ni creación que pueda prescindir del magisterio y la enseñanza. Es una vía de auto reafirmación de los artistas, un paso que trasciende a la vida.

[1] Entrevista realizada por Milena de las Mercedes Vázquez Sicre para su Trabajo de Diploma: A/r/tografía de una vida: Juan García Fernández. ISA 2017, p. 18. (Inédito)

[2] Ibidem, p. 29

Fuente: Trabajo de Diploma: A/r/tografía de una vida: Juan García Fernández. ISA 2017, p. 18. (Inédito)

En portada: Juan García junto a la primera bailarina, Zenaida Armenteros, Cojunto Folklórico Nacional de Cuba.

Fotos tomadas de A/r/tografía de una vida: Juan García Fernández.