El Huapango huasteco: Elemento identitario que favorece la convivencia pacífica escolar

Entre los bailes tradicionales de México, el Huapango Huasteco es uno muy representativo. Es un género de baile, una manifestación cultural (personal y grupal) que toma su identidad de la región Huasteca

Por Josefina Arellano Chávez, María de los Ángeles Aguilar San Román, Alejandra Martínez Fernández, Carla Quintanar Ballesteros (Colectivo de autoras de la Universidad Autónoma de Querétaro)

“Yo solo creería en un Dios que supiera bailar”
Friedrich Nietzsche
“El baile es una forma de llegar a la belleza, de dominar cada músculo y lanzarlo a la felicidad”
Bejart Maurice

 Identidad, convivencia y baile tradicional

Hablar de identidad obliga a referirnos a individuos y grupos sociales, a colectivos que tienen formas particulares de organización, alimentación, celebración, invocación, de vestirse, encontrarse, reconocerse, protegerse, apoyarse, divertirse… Con formas peculiares de bailar. Estas manifestaciones tienen que ver con la identidad y la convivencia; ambas están unidas, las dos se influyen mutuamente, no hay una sin la otra y resulta difícil separarlas para definirlas. Sin embargo, para comprender por qué el Huapango Huasteco en México las favorece, las puntualizaremos de manera independiente.

Por un lado la identidad habla de rasgos que caracterizan a una persona o un grupo, los cuales tienen que ver con el lugar donde hombres y mujeres se desarrollan socialmente y, concretamente, con los grupos con quienes se convive. Permite el reconocimiento y saberse diferentes a otras personas o comunidades.

Cuando la identidad se produce a nivel de colectividad, puede corresponder al aspecto cultural, en la que los significados y las historias perfectamente permiten que las personas puedan identificarse (Larraín, 2001 y Giménez, 2005, 1-27).

El objetivo de este espacio de escritura es reflexionar acerca de cómo, desde el contacto del Huapango Huasteco visto con lente multidisciplinar (baile, música, teatro, imagen y literatura) es posible activar en el estudiantado el reconocimiento o la construcción de su pertenencia a colectivos que le permiten identificarse y valorar las expresiones locales como una referencia para conocer y respetar otras formas de ser y hacer en este mundo plural y diverso. (Tedesco y otros, 2016), dentro del plan de estudios oficial en México, aportan a esta idea y amplían el alcance de la identidad poniéndola en contacto con otras identidades.

Asimismo, en un mundo globalizado, plural y en constante cambio, las respuestas a la pregunta “¿Para qué se aprende?” deben aprovechar los avances de la investigación en beneficio de la formación humanista y buscar un equilibrio entre los valores universales y la diversidad de identidades nacionales, locales e individuales. Esta relación entre lo mundial y lo local es la clave para que el aprendizaje contribuya a insertar a cada persona en diferentes comunidades en las que pueda pertenecer, construir y transformar. Por ello, nuestro sistema educativo debe formar personas conscientes de su individualidad dentro de la comunidad, el país y el mundo. (Tedesco y otros en SEP 2016: 29)

La convivencia, por otro lado, se refiere a vivir con. El colectivo social favorece la convivencia, la cual se da en comunidad, es decir, donde se logra tejer una común unidad. En las comunidades se hallan rasgos comunes y, con ello, elementos con los cuales, sus integrantes, se sienten identificados por las similitudes que se comparten.

Mario Alberto Puig señala que el verbo más importante en nuestra vida es ser, pues éste permite definir en dónde me encuentro, quién soy y hacia a dónde quiero ir personalmente y con el colectivo. Es evidente, pues, que la identidad se construye, por lo tanto, la apuesta está en que ésta se puede fortalecer desde las oportunidades que se brinden en la escuela a propósito del género de baile llamado huapango huasteco.

En síntesis, la convivencia se presenta en todos los grupos sociales: la familia, la escuela, los clubes, los colectivos de amigos, los grupos laborales, entre otros; y es en estos grupos donde las personas se reconocen, por lo tanto, donde se vive la identidad. Identidad y convivencia quedan bien entrelazadas cuando se habla del baile folklórico, ya que en éste se observa la expresión de productos históricos, políticos y sociales, a través del baile, la música, la letra y el vestuario, que son parte indisoluble al hablar de la manifestación denominada Huapango Huasteco (así como en otros bailes y danzas tradicionales). Así mismo, cabe apuntar que el ser humano ha recurrido a las disciplinas entrañadas en el baile tradicional para expresar y comunicar sentimientos, necesidades y miedos, recreando su cotidianidad.

Dimensión multidisiplinar del Huapango Huasteco

En principio, para esta reflexión, se parte del Huapango Huasteco entendido como un baile tradicional, pero al mismo tiempo se abre aquí la visión en tanto esta manifestación, como ya se dijo, convive de manera íntima con la música, la imagen y la literatura.

El baile tradicional implica una expresión organizada en movimientos, sostenida en la coreografía y la música; ha sido transmitida y cultivada de generación en generación por “maestros de danza”, quienes a su vez la recibieron por herencia, la aprendieron y la comparten, preservándola con su enseñanza para conservarla, aunque con algunas innovaciones o modificaciones dentro de las costumbres de los pueblos (Arellano, 1992).

Es de suma importancia diferenciar la danza del baile, en el sentido tradicional. La primera, en México, tiene carácter ritual o ceremonial; mientras que los bailes son de carácter festivo. Entre estos últimos, los hay de galanteo, para cortejar a la pareja; imitativos, para representar una actividad cotidiana, formas de vida o elementos de su flora o fauna; alusivos a las características de una mujer, un personaje o un lugar, entre otros. De modo que en el baile folklórico se representan elementos típicos de una comunidad, una región, un Estado o un país, definiendo su carácter identitario.

Entre los bailes tradicionales de México, el Huapango Huasteco es uno muy representativo. Es un género de baile, una manifestación cultural (personal y grupal) que toma su identidad de la región Huasteca, pero no únicamente de la que se identifica como región geográfica; sino además, siguiendo a Bonilla y Gómez (2013), de la Huasteca que alude al sentido cultural, por quienes han adoptado este género de baile dentro de sus festejos y momentos de convivencia amistosa, familiar o comunitaria.

El Huapango Huasteco se baila en fiestas familiares, en eventos escolares, en fiestas populares y en concursos locales, regionales y nacionales. Es en estos espacios donde es posible apreciar cómo este género de baile involucra a la vez música con características particulares, ejecutada por músicos de la región llamados tríos, donde la ejecución de la vigüela, la jarana y el violín son la ocasión para ejecutar pasos de baile. Las secuencias de pasos y la coreografía, que muchas veces incluye el juego con el vestuario, permiten identificar imágenes en los desplazamientos y movimientos que realizan cada ejecutante, pero también las parejas o el grupo completo en el escenario; mismo que puede ser el patio de una escuela, el atrio de un iglesia o el tapanco donde se presentan los concursantes por categorías, lo que también alude a la intervención estética del espacio visual; el concepto de imagen también está presente en lo que proyecta cada ejecutante del baile; dado que se viste para la ocasión, se maquilla y coloca accesorios para proyectar lo que en ese momento se es o se representa, con lo que evidentemente se refuerza también la representación propiamente escénica.

Así mismo, la literatura está presente, en el huapango huasteco, a través de los versos que componen la letra de los sones; mismos que, apoyándose en descripciones y comparaciones, hacen de la rima un elemento grato al oído y oportuno para realizar el descanso durante el baile con pasos más suaves, desplazamiento que permiten el galanteo y dan oportunidad de escuchar “las historias” que los trovadores cantan, las que en varias ocasiones refuerzan y se enlazan a la energía o “el tono” del propio baile y la música.

El Huapango Huasteco recibe aportaciones de cada una de las seis entidades donde se baila, dichos elementos definen su identidad o estilo. Se tienen identificados seis estilos en la ejecución del huapango huasteco: queretano, potosino, hidalguense, veracruzano, tamaulipeco y poblano. En todos los estilos, el factor común son las piezas musicales que acompañan al baile; las diferencias se encuentran en la forma de ejecutar los pasos y sus secuencias, amén del vestuario y accesorios que utilizan.

El reconocimiento y la descripción general de las condiciones físicas de la región en estudio así́ como la caracterización del desarrollo histórico poblacional del lugar, ha sido útil para poder entender la música objeto de este estudio, el son huasteco. A su vez, la revisión de ejemplos musicales por su literatura, así́ como la consideración de elementos estructurales y de ejecución, han permitido captar de mejor manera la intención que tienen como expresión de un sentir y vivir. Se identifica un nexo importante entre hombre-territorio y de esa manera se señala la identidad regional. (Bonilla Burgos y Gómez Rojas, 2013:86-97)

Es así que escuchar, observar, cantar, ejecutar, caracterizar,  analizar o recrear —sea baile, música, letra o imagen—, son acercamientos posibles al huapango huasteco, como “pretextos” para propiciar la convivencia y fortalecer lazos de identidad entre el estudiantado, teniendo como referente una tradición que, como ya se dijo, puede actualizarse desde el propio público que hace uso de ella.

El Huapango Huasteco: identidad y convivencia armónica en las aulas

En las escuelas se prepara al estudiantado para su inserción en los diferentes grupos sociales donde convivirá. Independientemente del nivel educativo o el grado de que se trate, el Huapango Huasteco es una opción para fortalecer la identidad porque es música y es baile, pero al tiempo es letra e imagen; tal integración de elementos de expresión, configura a esta manifestación artística como una beta llena de posibilidades educativas que refuerzan la identidad y permiten el desarrollo del sentido de pertenencia, facilitando con ello la convivencia armónica en el interior de las aulas escolares.

En el Modelo Educativo Mexicano (SEP 2016) encontramos entre los rasgos a lograr en el perfil de egreso de la educación obligatoria el siguiente:

Desarrolla su identidad como persona. Conoce, respeta y ejerce sus derechos y obligaciones. Favorece el diálogo, contribuye a la convivencia pacífica y rechaza todo tipo de discriminación y violencia.

Aquí se encuentra un referente sólido de que la escolaridad en el nivel de educación primaria debe contribuir en la construcción de la identidad y en la generación de espacios de convivencia pacífica.

Con una mirada abarcativa y transdisciplinar, se pueden vincular contenidos educativos de la Educación obligatoria –ahora enfocados, en México, a partir de los llamados “Aprendizajes esperados” (SEP 2016)[1]–, con la imagen, la música, las letras o el baile de los huapangos huastecos, dado que éstos responden directamente a la idiosincrasia del pueblo, incorporando sus hábitos alimenticios, su forma de vestir, su sentido del ritmo y sus nociones de belleza. Por ejemplo:

En el área de Formación Cívica y Ética:

  • Identifica sus características y capacidades personales (físicas, emocionales y cognitivas), así como las que comparte con otras personas y grupos de pertenencia.
  • Identifica distintas formas de ser, pensar y vivir como una manera de enriquecer la convivencia cotidiana.
  • Identifica que es parte de un país constituido por distintos colectivos sociales y pueblos originarios que le dan identidad colectiva y le enriquecen. (SEP 2016:372)

En el área de Desarrollo Personal y Social – Arte:

  • Distingue posibilidades expresivas del cuerpo, el espacio y el tiempo, a partir de la exploración activa de sus cualidades en las artes visuales.
  • Reconoce las posibilidades expresivas del movimiento y el sonido como resultado de la exploración activa de sus cualidades.
  • Organiza de manera
  • intencional diversos elementos básicos de las Artes Visuales, Danza, Música o Teatro para generar sus propuestas artísticas individuales o colectivas.
  • Identifica las diferencias y semejanzas de bailes y canciones de distintas regiones de México y el mundo, con el fin de reconocer la diversidad cultural.

Ahora, para qué sirve la contribución que hace el Huapango Huasteco a la identidad y a la convivencia armónica, la respuesta la encontramos también en el Modelo Educativo oficial (SEP, 2016) donde se puede leer:

(…) es primordial fortalecer las habilidades socioemocionales que les permitan a los estudiantes ser felices, tener determinación, ser perseverantes y resilientes, es decir, que puedan enfrentar y adaptarse a nuevas situaciones, y ser creativos. Se busca que los alumnos [as] reconozcan su propia valía, aprendan a respetarse a sí mismos y a los demás, a expresar y autorregular sus emociones, a establecer y respetar acuerdos y reglas, así como a manejar y resolver conflictos de manera asertiva. En este sentido, también es fundamental la incorporación adecuada tanto de la educación física, el deporte y las artes como de la valoración de la identidad y la diversidad cultural como piezas indispensables en su desarrollo personal y social, en todos los niveles y modalidades de la educación básica. (SEP, 2016:34).

El Huapango Huasteco fortalece la identidad personal y grupal y favorece la convivencia armónica en las aulas porque:

  1. Las letras de los huapangos incluyen descripciones que aluden a la flora y la fauna del lugar, a las características pueblos o de mujeres que dan nombre a muchos sones de huapango como “La Azucena”, “La Cecilia” “Mi San Joaquín”, “Bonito Pinal de Amoles”, entre muchos más. Las letras también suelen referirse a sucesos propios de la historia de la localidad; los hay que cuentan mitos y supercherías locales, mismos que influyen en la forma en que se conceptualizan los habitantes de un lugar, por lo tanto, se identifican con ellos. Es a partir de estos elementos identitarios que se convive en espacios familiares y públicos, así, el baile permite establecer lazos de cohesión social donde el grupo se unifica y se conecta emocionalmente.
  2. Las imágenes particulares que muestran los huapangueros (integrantes del grupo musical), las que presentan las y los bailadores generando figuras coreográficas en el escenario y la imagen que elaboran en sí mismos al utilizar una vestimenta propia del género de baile, usar los accesorios propios del atavío y maquillarse, contribuyen a identificarse en lo personal y en el colectivo. Las imágenes que se perciben de sí mismos las y los bailadores, las que visualizan en las otras parejas de baile y la que genera un grupo de ejecutantes del mismo estilo de huapango ayudan a fortalecer esta identificación, al tiempo que se motiva la convivencia.
  3. La música huapanguera es alegre y propicia el gozo al seguir la melodía, misma que invita a bailar y disfrutar de las narraciones que se elaboran en la parte cantada de los huapangos. Es desde la interpretación musical y cantada que se pueden identificar las y los escuchas fomentando la convivencia a partir del gusto musical y de las múltiples temáticas que se pueden relacionar con contenidos educativos. La música como lenguaje universal contagia, incluye y permite la participación de bailadores y espectadores, ambos disfrutan al sentirse unidos por el gusto por el huapango.
  4. El baile de Huapango Huasteco es una excelente propuesta para la convivencia, dado que el ritmo invita de manera natural a bailar en pareja o en colectivo. Dependiendo del estilo con el que se quiera bailar los pasos pueden ser muy sencillos, aunque en estilos como el tamaulipeco, el potosino y el veracruzano los pasos y sus secuencias suelen ser muy elaboradas. Para grupos escolares se proponen los estilos queretano, hidalguense y poblano porque pueden ser ejecutados por niñas, niños y jóvenes de cualquier nivel educativo con solo dos pasos, un zapateado[2] para los periodos musicales y otro para los descansos[3] que se realizan en la parte cantada, aprovechándola para cortejar a la pareja o para realizar evoluciones coreográficas en colectivo. Así mismo al bailar se dialoga, se comunica a la pareja y al público, lo que fortalece la autoestima ratificando que se está vivo/a y presente al mostrarse ante otros/as, por lo tanto, al bailar en pareja y en grupos se convive y se propicia la integración propia de la identidad.

“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta,

en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta.

Pero el alma del bailarín, tiene su morada en todo su cuerpo”.

Gibran Khalil Gibran

El Huapango Huasteco como propuesta artístico–educativa transdiciplinar

Se habla líneas arriba de que la danza y el baile como actividades culturales pertenecen a los grupos sociales, es decir a la comunidad, misma que encierra tradiciones, costumbres, formas de vida y esencia de los pueblos. Si el fin último de la educación es preparar a los niños (as) y jóvenes para su inserción en la sociedad, deberíamos considerar como indispensable que esté presente el baile y la danza en la vida escolar.

Si se pregunta a las y los profesores los principios filosóficos de la educación en nuestro país, muy probablemente enunciarían el desarrollo armónico e integral, mismo que se deja de lado porque los propios profesores/as no han sido formados de esta manera: “armónica e integral”, algunos compañeros (as) tienen limitaciones para moverse con ritmo, para investigar, para disfrutar el arte, para valorar la vida cultural de los pueblos. Obviamente estas inhibiciones están presentes al momento de ser ejemplo a seguir en los grupos escolares.

Los bailes folklóricos son una actividad contemplada en las escuelas como contenidos educativos, sin embargo, no se desarrollan en las clases diarias como actividades que procuran satisfacción y alegría al tiempo que fortalecen la identidad y propician la convivencia armónica. En lugar del contacto recurrente con el baile, es común “preparar” a los estudiantes para que participen en festivales escolares, omitiendo la aproximación gradual, desarrollada en vinculación con otros contenidos educativos propiciando el gusto por bailar de forma integral. Por lo anterior es que es ampliamente recomendable que se escuche y se baile, en este caso huapango huasteco, de forma recurrente para que el gusto se contagie y surja entre los integrantes del grupo escolar el gozo de compartir y convivir.

La danza y los bailes folklóricos en general y el Huapango Huasteco en particular, son manifestaciones culturales y, por lo tanto, también son recursos educativos que permiten reconocer a las escuelas con sus aulas y patios como escenarios, pueden reconocerse a las escuelas con sus aulas y patios como escenarios diversos donde se desarrollen aprendizajes esperados que tengan relación con contenidos educativos que favorecen la identidad y la convivencia armónica (Giménez, 2005).

Todo país se descubre a sí mismo en el reconocimiento de lo que fuimos y de lo que somos como individuos y como sociedad a través de sus costumbres y tradiciones, las cuales incluyen los bailes folklóricos; si la educación, entendida en un sentido amplio, consiste en la transmisión de conocimientos, aptitudes y actitudes de las generaciones adultas a las menores y como un medio para socializar a las nuevas generaciones, entonces es indispensable que los docentes incorporen en sus estrategias y actividades didácticas recursos musicales, dancísticos, literarios y visuales como producto de formas culturales que si se valoran y  transmiten a través de juegos, narraciones, canciones cantadas y análisis y comentarios de fotografías o cualquier otra imagen, pueden generar cambios positivos de actitud ante el desarrollo social, económico y cultural de nuestro entorno, es decir, si se logra que en las escuelas el Huapango Huasteco se lleve a la apreciación primero y posteriormente a la expresión, se fortalecerá la identidad individual y grupal desde el respeto por nuestras tradiciones y se generarán espacios donde se diriman los conflictos sin violencia favoreciendo la convivencia armónica para resistir mejor los embates de la vida moderna.

Podemos concluir que tiene sentido trabajar en el ámbito educativo desde el Huapango Huasteco como género del baile folklórico para contribuir en el logro uno de los propósitos de la Educación obligatoria: reconocer que valorar y cuidar el patrimonio natural y cultural contribuye a fortalecer la identidad (SEP, 2016 – 290).

Fotos cortesía de la maestra Josefina Arellano Chávez

Fuentes

Arellano Chávez, J. (1992). La danza como expresión creadora, México, USEBEQ, SEP.

Bejar, M. (2015). «El baile es una forma de llegar a la belleza», tomado de www.pinterest.com

Bonilla Burgos R. M. y Gómez Rojas, J. C. (2013). «Son huasteco e identidad regional Investigaciones Geográficas» (Mx), núm. 80, Instituto de Geografía, Ciudad de México, México.

Gibran Khalil Gibran (2013). «Frases inspiradoras para bailarinas(es)», tomado de www.sarahelga.wordpress.com

Giménez, G. (2005). La cultura como identidad y la identidad como cultura, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Larraín, J. (2001). “El concepto de identidad”. En Identidad chilena, Chile, Ed. Lom, Santiago.

Puig, M.A. (2020). Video “Enfócate en lo positivo” tomado de https://www.youtube.com/watch?v=iGzyxynYyHw&t=26s&ab_channel=MOTIVANDO

Secretaría de Educación Pública (SEP), 2016. Aprendizajes Claves del Modelo Educativo- Plan y programas de estudio, orientaciones didácticas, y sugerencias de evaluación, México, CONALITEG.

Tedesco, J. C.; Renato O. y Massimo A., “Por qué importa hoy el debate curricular”, en IBE Working Papers on Curriculum Issues, núm. 10, Ginebra, junio de 2013. Consultado el 11 de abril de 2017 en: http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002213/221328s.pdf

Notas:

[1] Aprendizaje esperado. Es un descriptor de logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden, y constituye un referente para la planificación y evaluación en el aula. Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los estudiantes deben alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos.

[2] Se nombra zapateado a los pasos realizados con apoyos de toda la planta del pie o con una parte de ésta. Pueden ser de uno o dos apoyos con cada pie siguiendo el ritmo de la música.

[3] El descanso se realiza abriendo un pie de forma lateral y luego lo alcanza el otro. Puede hacerse de forma lateral, adelante y atrás o aprovecharse para girar y/o avanzar propiciando el galanteo.