“El gran disparo del arte”: Click. Click. Click

Por Edgar Ariel

El gran disparo del arte, obra escrita y dirigida por Agnieska Hernández (Pinar del Río, 1977), se presentó en la Sala Tito Junco del Complejo Cultural Bertolt Brecht de La Habana.

Con El gran disparo… Agnieska Hernández fue premiada en el Primer Concurso de Dramaturgia Breve convocado por Fábrica de Arte Cubano (FAC), lo que le permitió estrenarla, con el auspicio de esa institución cultural, en octubre pasado.

Si bien Agnieska tuvo un amplio recorrido como narradora es en las tablas donde más se le ha aplaudido: Streap Tease, fue reconocida en la primera edición del Concurso de Dramaturgia Femenina La escritura de las diferencias, y Anestesia, fue puesta en escena de Teatro de la Luna.

Pero la obra que la catapultó a la popularidad fue Harry Potter, se acabó la magia, con dirección de Carlos Díaz para Teatro El Público. Este trabajo pasó de ser el ejercicio de graduación para los estudiantes de la Escuela Nacional de Arte (ENA), a convertirse en una puesta profesional que llegó a las cien funciones en el Teatro Trianón, y obtuvo el Premio Villanueva que otorga la Sección de Crítica e Investigación Teatral de la UNEAC. También, recientemente, La Perla Teatro llevó a escena su texto Made in China, con dirección de Mariam Montero.

El gran disparo… es otra “tentativa” de esta dramaturga en la dirección, después de Persoanl Training (2017) y Jack The Ripper, no me abraces con tu puño levantado (2019), que tuvo presentaciones en el Centro Cultural Bertolt Brecht y en FAC. Pareciera una urgencia, una obligación, un llamado al despegue veloz. Agnieska siente la tentativa de ver representado sus textos, con velocidad, dirigidos por ella misma. Quizá es perspicacia y no desespero. La palabra, en el teatro, envejece. Ella quiere que sus obras hablen/subviertan/escandalicen hoy a la gente para las cuales escribe, sus contemporáneos.

El gran disparo… primero se llamó La verdadera historia del arte (entrenamiento para un hombre que resiste). Es decir, se sustituyó “verdadera historia” por “gran disparo”. Sólo hubo movimientos de figuras retóricas, de oxímoron, para ser exactos. Decir que la historia es verdadera, o que el disparo es grande, es como decir que el silencio es atronador.

Pero cada quien entiende la grandeza a su manera. Por ejemplo, Agnieska Hernández entiende el Arte como un racimo de metralleta. Entiende la fotografía de Kevin Carter como un racimo de metralleta: cuando la masa de pequeñas balas metálicas, compactas dentro de una bolsa de lona, se desperdiga, impacta en todos los sentidos, en todas direcciones. Impacta en los tiempos.

El gran disparo del arte es el inicio del proyecto La franja teatral, dirigido por Agnieska Hernández con la colaboración de un equipo “multidisciplinar” que construye, en colaboración, el entramado escénico: “todos, de alguna manera, laboramos en la dramaturgia, la dirección, la música y los audiovisuales”, afirmó Agnieska en conferencia de prensa ofrecida en el Teatro Mella.

Por ejemplo, junto a los actores César Domínguez, Amalia Gaute, Edgar Valle y Amelia Fernández, Pedro Rojas, quien en El gran disparo… interpreta, “sin interpretarlo” –indica Agnieska– a Kevin Carter, compuso la música original, que ejecuta en vivo. Además, Pedro Rojas colaboró en la realización de los audiovisuales proyectados durante la representación.

La franja teatral debería ser un equipo no multi, sino transdisciplinar, concepto que elimina la idea homogeneizadora y separatista de las “disciplinas”, algo que ha sido superado. La multidisciplinariedad permanece básicamente en el cauce de la comprensión tradicional de las “disciplinas”: parte de la existencia de “disciplinas” claramente distinguidas y homogéneas en sí mismas. Hoy es un concepto ineficaz, porque conduce a la guetoización o al fundamentalismo disciplinar, como afirma Wolfgang Welsch en Actualidad de la estética, estética de la actualidad (Centro Teórico-Cultural Criterios, 2011).

El gran disparo… recorre los prototipos de la historia del arte reciente. Duchamp, Vincent van Gogh, Edvard Munch, Piero Manzoni, Marina Abramović… Mientras cuestiona los poderes “inmisericordes” del mercado del arte, un terreno tan pantanoso y resbaladizo:

“Cómo se enfrenta el arte que hacemos a la gran burbuja del mercado del Arte. El Arte puede comprometerse, el Arte no necesita ser Arte terminado, el Arte podría molestar. El Arte no se compromete con quienes no saben nada de Arte. El Arte no puede explicar en un día lo que le ha tomado años aprender al Arte. El Arte no se queda callado. El Arte no cabe en una página.”

Hace el recorrido hasta llegar a la celebérrima fotografía del sudafricano Kevin Carter. Kevin Carter escribió una nota antes de morir, el 27 de julio de 1994, ahogado por monóxido de carbono, sentado en el asiento del piloto: “Lo siento mucho, de verdad. El dolor de la vida supera la felicidad a tal grado que la felicidad ya no existe”. Tenía 33 años.

Kevin Carter no nombraba sus fotografías. Pero cuatro meses antes de su muerte, de su suicidio, ganó el Premio Pulitzer en la categoría Feature Photograph por Famine in Sudan, también conocida como Starving Child and Vulture.

Uno de los actores en El gran disparo… representa una especie de alter ego de la autora. Lo mismo ocurría en Jack The Ripper, no me abraces con tu puño levantado, donde el papel de la escritora es representado por una (otra) actriz.

No creo que El gran disparo del arte, aunque tiene zonas promiscuas –explora el documental, posee estructura fragmentada, discontinua, acronológica, investiga la aleatoriedad entre la realidad, o “efectos de realidad”, y la ficción– pueda considerarse teatro experimental, como muchos afirman. A mi juicio sigue siendo teatro de autor(a), logocéntrico, ilustrativo, fijado y representativo.

Buitre. Click. Niña. Apunto, click. Acecho. Apunto, enfoco, click. Paciencia. Apunto, enfoco, espero, click. Al fondo, unos árboles y troncos fuera de foco. Disparo: f11, 1/400. Click. Click. Click.

Foto de portada / Tomada del perfil en facebook de Agnieska H Ernández Díaz

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