Freddys Núñez: Tres Preguntas para Entender el Festival

Por Rasiel Sayú Font

“…más de 30 años es un patrimonio intangible de la cultura camagüeyana con extensión de la cultura cubana…”

Desde hace ya tres décadas resulta imposible imaginar el teatro cubano sin una plaza como Camagüey. El Festival Nacional de Teatro (FNTC) llega pasado por agua estos días de octubre, para refrescar a una multitud excitada que clama entrar al interior abarrotado de las salas habilitadas en esa provincia para las funciones.

Su carácter bienal hace necesario ese tiempo fecundo de tregua para la escena dramática actual y nadie mejor que Freddys Núñez, director general del evento, conoce del orgullo que despierta en su Camagüey cada año este magno evento de las artes escénicas. Resulta obligado ir a su encuentro para comprender el significado de esta 17 edición.

¿Por qué en Camagüey?

El Festival de Teatro surgió en Camagüey por iniciativa de un camagüeyano (Rómulo Loredo, destacado dramaturgo) y en sus inicios no tenía un carácter selectivo, ni era por invitación. Los teatristas simplemente llamaban y acudían a nuestra plaza. Poco a poco la experiencia se fue socializando y fue tomando un carácter mayor hasta ser lo que es ahora mismo: el festival más importante del teatro cubano, el encuentro más importante de la escena cubana, y nos pertenece por identidad: porque surgió aquí, se inició aquí, porque se pensó aquí.

Hoy es de carácter nacional porque tiene apoyo de instituciones a ese nivel. Pero repito: fue pensado en Camagüey.

Creo que la cultura pasa por filtro de sedimentación y de cierta cuestión espontánea, pero lo hemos mantenido contra viento y marea; contra crisis económica como la el periodo especial, pero sigue siendo de Camagüey. Aquí el púbico va a las salas, llena los espacios teatrales, compra las entradas y todo eso es importante para el Festival, porque está pensado para el público que es lo más importante.

¿Cómo llega el teatro cubano a esta 17 edición?

Ahora mismo es una escena polivalente. La salud del teatro cubano es cuestionable y no es cuestionable. Siempre se dice que el movimiento teatral está en crisis, pero para que haya teatro tiene que haber crisis. Es un poco difícil hacer una valoración del teatro cubano porque cada edición es diferente. Hace cinco ediciones atrás el teatro hablaba de ciertas cosas, hoy habla de otras cosas.

Esta 17 entrega creo que está marcada por la presencia de los jóvenes que irrumpen en la escena cubana y que obviamente serán el rostro distintivo de la escena cubana dentro de diez años. Entonces no podemos pensar un festival sin jóvenes y creo que lo que distingue este el FNTC este año son los jóvenes.

La salud del teatro cubano ¡bueno!: es un teatro en crisis con salud en crisis; pero de la crisis surge la creatividad. También pienso que la crisis es cuestionable de acuerdo al punto de vista donde se mire, que creemos, que pensamos. Creo que deben regresar a la escena cubana los grandes clásicos; creo que la escena cubana necesita los grandes clásico: que regrese el teatro cubano grande, el teatro cubano de gran formato, el de gran compañía. Lo necesita.

Para eso tiene que haber ciertas condiciones que lo propicien: producción teatral, infraestructura teatral. Creo que podemos aportar, podemos intentar para que el próximo festival sea de una convocatoria muy específica: el regreso de los grandes clásicos a la escena. Lo merecemos, porque el público empieza a pasar, a crecer y va a haber una zona de público que ya no los va a conocer, que no va a tener una identificación con esa zona del teatro: con Gertrudis Gómez de Avellaneda, Virgilio Piñera, Abelardo Estorino, José Milián, que son grandes textos de la escena cubana y merecen regresar de algún modo. Tal vez visto como se ve el teatro en el siglo XXI, como se ve en el 2020, como se verá en la próxima edición del Festival. ¡Pero que esté es lo importante! Porque es la memoria de la escena cubana, la memoria de nuestra escritura y el teatro es un reflejo de la época. Esos grandes textos fueron reflejo de su época.  Creo que podemos reacomodarlo y traerlos a la escena cubana actual.

Un teatro con salud o sin salud, es cuestionable depende del punto de vista donde se mire, depende del criterio de quien lo cuestione. Para mí si hay jóvenes hay vida, ¡y hay jóvenes en la escena cubana! Esa es la escena que tenemos ahora mismo aquí. Entonces para mí eso es sinónimo de vida.

¿Expectativas para este 17 FNTC?

Soy un hombre que se crea pocas expectativas. No me gustan las expectativas porque si no funcionan me siento mal. Ahora mismo estamos aquí -lobby del Centro Cultural José Luis Tasende- y lo que quiero es que la sala se llene. Es mi expectativa.  A ver lo que sea pero que se llene, porque de no ser así, no tiene sentido invertir tanto dinero en un mega festival con tantas personas si el público no viene a la sala.

Que la gente venga a la sala y lo consuma. No me gusta la palabra consumo para el arte, pero al final se consume. Que la gente venga y llene la sala, llene los espacios teatrales, comparta con los artistas, comparta con el espacio teatral. Eso para mí es mi gran expectativa y es mi deseo también, normalmente eso siempre ocurre en Camagüey, la gente llena los espacios teatrales.

Había escenas de manifestación frente al teatro principal para comprar entradas, ¡qué bueno!, que bueno que la gente deje a un lado la pantalla táctil del móvil, deje a un lado la wifi en el parque para asistir a un acto tan artesanal como el teatro, donde puedes oler la escena, donde ves face tu face, cara a cara, rostro a rostro un ser humano que es el espectador con un ser humano que es el actor.

Creo que ese contacto físico y humano es necesario y eso quiero en Camagüey. Hacen un festival en otra ciudad y la gente no va al teatro, pero aquí la gente llena los teatros y eso es importantísimo. Si no está ese misterio de un espectador y el espectáculo, esa química no funciona. Por eso nos pertenece y eso no es gratuito, no lo tiraron el en globo de Matías Pérez y llego aquí del cielo. Eso es porque son 30 años, porque es la 17 edición de un festival, más de 30 años es un patrimonio intangible de la cultura camagüeyana con extensión de la cultura cubana.