Elio Orestes Reyna, Danza Libre y la responsabilidad dual
Por Mery Delgado Molina
Si de danza cubana se trata, hay que contar con Guantánamo. Allí existe una tradición sustentada en el tiempo por la cantidad y calidad de directores, compañías y bailarines devenidos maestros, continuación de los iniciadores del movimiento danzario en la oriental provincia, un movimiento que partió de los cimientos creados por figuras como Elfrida Malher y Alfredo Velázquez, entre otros.
Danza Libre cumple este 2021 su aniversario 31, por sus filas han pasado bailarines egresados de la enseñanza artística y otros de formación autodidacta que se han nutrido de las enseñanzas de los maestros. Elio Orestes Reyna es de esos jóvenes cuya pasión por la danza lo hicieron crecer como artista, hace cuatro años tiene a su cargo la dirección del colectivo de Danza Libre, legado del maestro Alfredo Velázquez que se mantiene en óptimas condiciones. Para conocer acerca del trabajo en este período complicado en que vivimos, Elio ha concedido esta entrevista.
¿Cómo recibes el mando de la compañía, y cuál es su estado artístico en este momento?
En septiembre de 2016, después de haber integrado unos meses elenco de del proyecto Médula, la presidencia del Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Guantánamo me hace la propuesta de asumir la dirección de la compañía Danza Libre por el período de un año, tiempo que duraría la ausencia de la que, en ese momento era su directora, Yaneisi Chibás, quien estaba disfrutando de su segunda licencia de maternidad.
Sabía que era una tarea muy difícil, mi carrera como bailarín estaba en un buen momento y también esto suponía un cambio en la dinámica de mi vida como intérprete, sin embargo, no pensé mucho para dar una respuesta positiva y asumir la dirección por el período de tiempo que se me había pedido.
En este momento, la compañía estaba en un proceso de formación de nuevos bailarines, todo el elenco era de procedencia empírica y con poca experiencia en los escenarios. Mi estrategia de trabajo fue hacerles conciencia del sistema organizativo y el entrenamiento que ha tenido por tradición Danza Libre. También les trasmití las herramientas que a lo largo de mi carrera artística me han sido beneficiosas para el desarrollo en la danza profesional, teniendo en cuenta que yo también tengo una formación autodidacta.
Esto, aparejado a la entrega del elenco artístico y del equipo técnico, hizo posible que en el mes de marzo de 2017, Danza Libre estuviera defendiendo dignamente parte de su repertorio en la conmemoración al aniversario 50 del Ballet de Camagüey. Así mismo, en el mes de abril de ese año la compañía celebró sus 27 años de creada como era costumbre con una presentación artística.
Yaneisi Chibás, teniendo en cuenta que ya tenía varias responsabilidades en la cultura guantanamera, decidió dejar la dirección de la compañía Danza Libre definitivamente bajo mi responsabilidad una vez cumplido el plazo acordado, y aquí estoy después de cuatro años al frente de este colectivo danzario.
¿Cuáles han sido tus premisas en estos cuatro años para el desarrollo y vitalidad de Danza Libre?
Ha sido fundamental lograr la unidad en la compañía, inculcar que se ame y se defienda lo que seamos capaces de hacer en el grupo por sencillo que parezca, que se trabaje pese a todas las dificultades reales que tenemos, como se dice en buen cubano “por amor al arte”. Esto es una de las cosas más difíciles de lograr en un colectivo en estos tiempos, pero se logra.
Escoger las obras que marcaron etapas de esplendor de la compañía durante 30 años y mantenerlas en el repertorio como clásicos, ha sido un acierto que nos ha mantenido con esa vitalidad que produce recordar. Invitar a coreógrafos nacionales y extranjeros que traen nuevas tendencias de la danza y enriquecer nuestro repertorio con estéticas diferentes y defenderlas con la máxima calidad, nos ha permitido mantenernos activos en los escenarios del país. Por supuesto, nosotros también volcados a la creación en las diferentes líneas estéticas que defendemos tanto folclóricas como contemporáneas, revitalizando desde la experiencia el repertorio activo de la agrupación que se propone cumplir con las exigencias de un público que tiene como referente una Danza Libre de 30 años de existencia.
¿Quiénes han sido tus referentes y máximos colaboradores en esta dura faena?
He tenido muchos referentes que a lo largo de mi carrera han aportado elementos útiles para mi formación como artista, lo que me ha permitido llevarlo a la práctica y transmitirlo desde mi posición de director. Hay dos personas que nunca olvidaré porque contribuyeron a desarrollar mi personalidad artística en todos estos años y aún se mantienen latentes estos aportes, porque me sirven de plataforma para cada paso que doy en el mundo de la danza. El primero es Alfredo Velázquez Carcasés quien no solo me hizo bailarín, también me formó como maestro, sin imaginar que hoy estaría en esta posición de líder de la compañía, me transmitió su experiencia de dirección. Estas herramientas son las bases para mis estrategias como director.
El otro es Yoel Gonzalez Rodríguez. Desde que trabajamos juntos en Danza Libre siempre admiré sus coreografías y una de las metas que me tracé fue interpretarlas. Lograrlo fue posible años más tarde, me atrevo a decir que mi éxito en la danza contemporánea ha sido interpretando las obras de este joven y talentoso coreógrafo. El trabajo con Yoel me permitió entender por qué la danza, sea del género que sea, debe contar una historia y el intérprete debe ser capaz de transmitir emociones. Esto me ayudó a definir mi estética de coreografiar en la compañía.
He contado con la colaboración incondicional del equipo técnico que con su entrega, confianza y responsabilidad he podido organizar todos los procesos que han cumplido las expectativas de nuestro público que es muy exigente. También he tenido la suerte de contar con la colaboración de coreógrafos y maestros que han contribuido con la formación de esta nueva generación de artistas que conforman el elenco de la compañía. No puedo dejar de mencionar al fallecido percusionista santiaguero Buenaventura Bel, quien comenzó un importante trabajo con la joven y renovada orquesta de canto y percusión de la compañía Danza Libre, que después de su muerte fue continuado este trabajo también por el maestro santiaguero Milián Galí.
Yoel Gonzalez ha permitido que sus coreografías sigan siendo defendidas por los jóvenes bailarines que hoy forman parte de Danza Libre. La labor de Úrsula Verduzco, coreógrafa mexicana residente en los Estados Unidos, marcó un antes y un después en esta renovada generación con la obra A flor de piel, y en el año 2020 la pieza Como el Ave Fénix. Ambos títulos reafirman que es una creadora que se identifica con la compañía y sus procesos. El norteamericano Jean Calvin Harrell, amigo nuestro desde la dirección del maestro Alfredo Velázquez, también mantiene el vínculo de creación artística y colaborativa; el colombiano Wilfran Barrios que entró no solo en la compañía, sino en la historia de nuestra ciudad con la obra Juaniquita va a llover, la que pretendía ser nuestro segundo estreno en el año 2020, aunque la situación epidemiológica condicionó que fuera pospuesta.
Has logrado ser líder y mantenerte bailando, ¿cómo lo logras?
Dirigir y bailar es difícil, aunque no imposible. Desde mi experiencia he tenido que buscar diferentes estrategias para lograrlo, y sobre todo mantener mi calidad artística. Una de estas estrategias es apoyarme en mi equipo técnico, esto me permite tener más tiempo en el salón con los artistas, también he tenido que convertir mi casa en mi segundo centro de trabajo. Los bailarines en cualquier lugar nos estamos moviendo, pero llevar tiempo de ese entrenamiento a casa ha posibilitado que pueda mantenerme en forma, pues en la compañía la mayor parte del tiempo estoy frente a clases y atendiendo otros procesos. Otra estrategia que he utilizado ha sido la selección del repertorio que interpreto, es complicado por mi responsabilidad asumir coreografías grupales, por lo que trato de incorporar solos y duetos, esto permite no limitar mi ensayo al horario de trabajo con la compañía.
Danza Libre cumplió 30 años en un difícil 2020, este año va por el mismo estilo. ¿Cómo has cambiado tus rutinas para mantener los proyectos y que los bailarines se mantengan en forma?
La celebración del aniversario 30 de Danza Libre en enero del 2020 se desarrolló exitosamente. Se hicieron conversatorios sobre la historia de vida de la compañía y del movimiento profesional danzario guantanamero, tuvimos invitados como el Ballet Contemporáneo de Camagüey y las compañías del patio, Babul y Danza Fragmentada. Se repuso la coreografía Mi rastro sin rostro, de Daimé del Toro; el estreno de la obra Como el Ave Fénix, de Úrsula Verduzco, entre otras actividades.
Meses más tarde, dada la situación epidemiológica que se agravó en nuestro país no se pudo continuar con todas las actividades que se tenían proyectadas. El programa Incluía los estrenos de las obras Homenaje a Juaniquita va a llover, del colombiano Wilfran Barrios y Oggún quá acomalú (El guerrero que mata al toro), esta última de mi autoría.
Fuimos invitados a la celebración por el Día Internacional de la Danza en La Habana y teníamos, entre nuestros proyectos, giras nacionales e internacionales. Recibimos también la invitación para participar en el Festival Internacional de Danza Contemporánea en la Ciudad de México.
Aunque aplazamos muchos proyectos y otros no se pudieron realizar, esto no detuvo nuestro trabajo, las redes sociales se convirtieron en el principal escenario para continuar celebrando nuestro aniversario. Creamos espacios como Danza Libre para mí que permite conocer lo que significa esta compañía para algunas de las personas que han tenido que ver de una forma u otra a lo largo de nuestra historia, recibimos mensajes muy emotivos que revivieron pasajes de este período de existencia.
En julio participamos de manera on line en el festival internacional Temporada Espacio Abierto para la Danza y el Espectáculo TEADE 2020 celebrado en Canadá, donde presentamos Como el Ave Fénix, estrenada en 2020, Yemayá locuolona okun y Diana Tata Tandives, ambas de mi autoría. En octubre participamos también, de forma on line, en el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Aguas Calientes en México, donde pudimos intervenir en conversatorios, clases magistrales y se proyectaron los estrenos del 2020.
Este 2021, en que celebramos nuestros 31 años de fundados, con antelación el consejo artístico- técnico de la compañía tomó la decisión de posponer la celebración acostumbrada. Se pretendía, el 26 de enero, hacer un wemilere en homenaje a Elegguá, buscando la bendición para la compañía y para el pueblo guantanamero por esta deidad del panteón yoruba, sin embargo, la realidad epidemiológica en la provincia ha propiciado que, una vez más, hayamos tenido que presentar nuestro trabajo en las redes sociales.
Regresar al confinamiento nos ha obligado trazar nuevas estrategias de trabajo para que no se atrasen los procesos coreográficos. Mediante la plataforma WhatsApp hemos mantenido las clases y el entrenamiento de la compañía, así como la creación de piezas que serán estrenadas el mes de mayo.
¿Cómo realizarán la celebración del nuevo aniversario de la compañía y cuales serán los atractivos?
Este aniversario 31 será atípico, pretendemos celebrarlo en la segunda quincena del mes de mayo, paralelo al Encuentro de Jóvenes Coreógrafos, evento que organizo desde la Asociación Hermano Saíz (AHS). No podemos olvidar que se espera que el país esté recuperándose de los efectos de la Covid-19, por lo que pretendemos tener una función de lujo con estrenos e invitados, según sea posible dada la situación. Esperamos retomar algunos proyectos que quedaron pendientes del aniversario 30, y sobre todo estamos promocionando en las redes sociales un poco del trabajo de la compañía a lo largo de todo este tiempo.
La Covid-19 ha afectado al mundo, es una realidad. Los artistas se han visto confinados, desplazados de la escena y esto ha traído consecuencias nefastas, sin embargo, muchos han mostrado su capacidad de resiliencia, se han reinventado métodos de trabajo y continúan sin pausa en el empeño artístico. Elio Orestes Reyna es un ejemplo de ello, así como tantos bailarines, actores, músicos y otros artistas en nuestro país que se mantienen en activo creando, ejercitándose, trabajando a pesar de que los escenarios y las dinámicas han cambiado.
Danza Libre no se detiene, las alternativas están creadas para continuar marchando y con el esfuerzo de sus integrantes mantener ese “elam vital” que los hará estar prestos para volver a la proxemia con el público, a los aplausos, a la escena.
Foto de portada: A flor de piel, coreografía de Úrsula Verduzco con Danza Libre. Foto Carlos Rafael Pérez Borges.