El tiempo cambia y Geycha: Ad Livintum en las tablas santiagueras
Por Dakaris Pérez Merencio
Es Yanoski Suárez bailarín, coreógrafo y director general de la Compañía de Arte y Creación Ad Livintum, creada en el año 2012 y que sienta sus bases en la danza clásica y contemporánea en Cuba, además de la danza europea y el arte Tai Chi.
Por estos días, vuelve a las tablas del Cabildo Teatral Santiago acompañado por el escritor, poeta, actor y bailarín en formación Alejandro Mineto con las obras: El tiempo cambia (Le Temps Changé), Geycha y otras obras que forman parte del repertorio de la Compañía como Retrospectiva para un impulso y Lea.
El tiempo cambia, inspirada en la novela homónima escrita por Pascal Perron, actual director de la Alianza Francesa en nuestra ciudad, es llevada a escena en versión de video danza y también para teatro danza sobre las tablas. Se caracteriza por su dinamismo para reflejar la constante transformación que experimenta el tiempo. El hombre omnipresente, hombre que piensa, emerge como tema recurrente preguntándose todo el tiempo -y valga la redundancia- por el tiempo. Temas como la emigración y el racismo son tratados sutilmente, lo cual permite a la audiencia adentrarse en la realidad contemporánea y generar una conexión con los personajes.
Asimismo, Geycha, Premio de Creación Danza Contemporánea Francia 2012, explora la identidad y complejidades del poder y la intimidad del ser. Se construye un mundo encaminado a explorar la filosofía sobre las Geychas – a decir de Yanoski- personas con calidad humana, sentimental y honor al compromiso. Es un llamado a la reflexión de cómo podríamos encontrar los mecanismos a través de nuestro propio proceso de vida, existir sin máscaras y sin prejuicios.
Sin duda alguna, estas puestas en escena invitan al autorreflexión, a la transformación y mirarse a sí mismo. Constituyen, entre lo mejor del arte de las tablas en Santiago de Cuba, una propuesta contemporánea que abre el diapasón a través de su propia transformación con cada una de sus presentaciones.
Foto cortesía del Centro de Investigación de las Artes Escénicas en Santiago de Cuba