Debutó Kaizen Teatro en Jornada Teatral Perro Huevero

Por Yelaine Martínez Herrera

Las Tunas.- Rocío Calvo Quintana cursa el segundo año de la carrera de Actuación en la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, de Camagüey. Solo tiene 16 años. Sin embargo, ya forma parte del proyecto Kaizen Teatro, de la Ciudad de los Tinajones, el cual estrenó este fin de semana en Las Tunas la obra Delirio, como parte de la jornada teatral Perro Huevero.

Ella encarnó el personaje de Varilla. Sobre esas y otras particularidades, narró a 26:

La obra es una adaptación de Delirio Habanero. La enfocamos en un manicomio donde hay tres pacientes psiquiátricos. Yo soy Carmen y Varilla es el personaje que encarno, o sea, es actuación dentro de la actuación. Ella conoció a una persona en su pasado que fue como su padre, que se llamaba Varilla, era cantinero y tenía el sueño de hacer un bar. En su delirio, en un almacén dentro del manicomio, empieza a crear un bar, para darle forma a su sueño, y trae a dos locos más, Vicente y María (nombres que nosotros mismos les pusimos), y ellos –a su vez- encarnan a Benny Moré y La Lupe. En la obra original, en vez de figurar esta última, está Celia Cruz. Ella los lleva allí para que canten. La trama está escrita de forma cíclica.

El debut de la puesta, acaecido en el Centro Cultural Teatro Tuyo, tuvo buena acogida por parte del público tunero, quizás porque –además del desenvolvimiento en escena de los jóvenes actores- se sumaron otros aderezos como que durante la pieza se cante, se baile, se juegue, se ría…, algo que el auditorio agradece.

“Esta es una oportunidad grandísima. Mi pasión es hacer teatro. La escuela nos enseña y da herramientas, pero siempre he querido ir más allá. Así que me acerqué a Yoshiaky Méndez, que es profesor en mi escuela. Con su ayuda pude participar en funciones del Guiñol de Camagüey como La niña y el elefante. Pero empecé solo viendo los ensayos, por mi disciplina y ganas de hacer, me subieron a las tablas. Así, me enseñaron a trabajar con títeres y me dieron personajes. Y me incluyeron en esta iniciativa, que es independiente y fundamos nosotros”, dijo Rocío.

Además de ella, integran el proyecto Lisandra Rivero Mariño y el propio Yoshiaky, quien es el director. Él, por su parte, expresó:

Hace mucho tiempo tenía la intención de dirigir, quería probar algo diferente a la actuación y se me dio la posibilidad. Me sirvieron de antecedente un taller que impartí en el guiñol Los Zahoríes, de Las Tunas, y dirigir una obra allí llamada Cuqui, la nueva cucarachita, que fue mi estreno en ese sentido. Luego, mi esposa (Lisandra) y yo, nos establecimos en Camagüey, donde terminé de montar La niña y el elefante, con el guiñol agramontino. Un día, en reunión con amigos, salió la idea de montar una obra y yo siempre he tenido adoración con Delirio Habanero, texto original de Alberto Pedro.

Así, empezamos en agosto del año pasado aún somos un proyecto en proceso. Nuestra filosofía es el constante crecimiento, el constante aprendizaje. No queremos enmarcarnos en obras con una misma poética ni estética fija, hoy haríamos una comedia, mañana un drama y así sucesivamente. En cuanto a El Benny, decido hacerlo porque Frank Herrera, que fue quien empezó a interpretar el personaje, se enfermó y no podíamos detenernos en ese momento.

Por eso, después de siete años sin actuar, subo nuevamente a las tablas y me enfrento a la dualidad de ser director y actor. Fue lindo el proceso de montaje, el dominio de los personajes, el encontrar la postura adecuada… Interpreto a un paciente psiquiátrico, que es alcohólico y está casi en una fase esquizofrénica. Él se cree que es el Benny, no es perfecto y todo el tiempo busca la aprobación de Varilla, quiere saber quién es mejor, si él o La Lupe. No hay un conflicto profundo, sino un juego de personajes queriendo ser grandes de la cultura”. Asimismo, Yoshiaky agradece el talento y disciplina de su equipo: “Estoy orgulloso de todos, incluyendo a Frank, que inició en la obra. Ellos me hacen crecer, como yo a ellos.

Por su parte Lisandra, quien se desempeñó durante diez años en el guiñol Los Zahoríes y también es profesora actualmente de la “Vicentina de la Torre”, llegó a Camagüey en busca de mayor crecimiento personal y profesional. Sobre su personaje afirmó:

Antes de interpretar La Lupe, hicimos todo un proceso investigativo y parte de mi trabajo también ha sido la adaptación del texto. Además, es una manera de darle un reconocimiento a esta cantante latina que ha quedado un poco en el olvido. El personaje primo es María, con problemas de personalidad, introvertida, que se escuda en esta imagen para interpretar a su Lupe.

En general, la obra es un juego de salida y entrada de estas personalidades que se crean en el mismo espacio: María, Carmen y Vicente, tres pacientes de un hospital psiquiátrico, que se reúnen cada noche en un almacén abandonado (que simula un bar fantasioso) a interpretar lo que quieren ser. Vale aclarar que, aunque es una adaptación, empleamos datos reales de la vida de los artistas cubanos.

Lisandra agradece todo el apoyo recibido por otras personas. “Somos tres, pero en realidad somos muchos. Varias seres nos han apoyado para hacer este sueño realidad, desde el director del guiñol de Camagüey, también Freddy Núñez Estenoz, Nelson Acevedo, los padres de Rocío, amigos diseñadores y muchos otros”, apuntó.

La jornada teatral Perro Huevero, que impulsa la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el territorio, abrió la puerta al debut de este proyecto en ciernes cuyos integrantes intentan honrar su nombre, ese que se traduce en mejoría constante, en crecer a pesar de todo. La propia sede del guiñol de Camagüey, sus casas y otros lugares han acogido sus ensayos para que, como refiere Lisandra “Kaizen crezca y ´con él´ también lo haga el público”. Así, expresión corporal, voz y dicción, actuación y otros elementos se fundieron en la obra presentada, una especie de tragicomedia.  Ana Margarita, presidenta de la AHS en Las Tunas, también agradeció la presencia de la cofradía camagüeyana en el Balcón de Oriente y ratificó la intención de la vanguardia artística juvenil del territorio de rescatar, poco a poco, el Perro Huevero, evento que llevaba algunos años sin realizarse en Las Tunas y que, esta vez, aunque no tuvo un programa amplio, contó con actividades dirigidas tanto al público infantil como adulto.

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