Codanza, 33 años de retos y nuevos horizontes en la escena

Por Erian Peña Pupo
La Compañía de Danza Contemporánea Codanza celebró este 25 de noviembre su aniversario 33. En esa fecha de 1992, el “espíritu Codanza” y su mito comenzó a crecer en la ciudad de Holguín hasta reafirmarse entre las principales compañías de la danza contemporánea en nuestro país.
Ese año se abrieron al público, con la guía de la maestra Maricel Godoy, las expresiones del cuerpo en la escena, las misterios de la creación danzaria que le han permitido levantarse y rearmarse más de una vez, para volver al escenario con idénticos bríos, esos con los que retornaron a inicios de este año —aunque para este aniversario no hayan realizado estrenos ni presentaciones— al tabloncillo del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, bajo la mirada de la bailarina y coreógrafa Vianki González Miranda, su nueva directora y una de las fundadoras de un colectivo que fue creciendo hasta hacerse vital en la memoria afectiva del público.
“Codanza nunca va a perder su sello, mientras exista una fundadora estaremos en movimiento y por lógica no se perderá la estética de Codanza”, asegura Vianki, profesora especializada de primer nivel y merecedora de la Medalla Raúl Gómez García y el Premio Alberto Dávalos que entrega el Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Holguín por una vida dedicada a la escena.
“Continuidad, sí. Romper con la estética, también puede pasar, por qué no. Cuando tú rompes algo descubres o redescubres cosas que quizá no hayas visto en algun momento y eso también puede ser muy interesante para la danza, que es algo vivo pero efímero. Entonces el romper con códigos o cánones es importante para la compañía, y para mí como coreógrafa y directora. Estamos frente a una nueva generación y no puedes alejarte de la juventud y sus inquietudes. Tienes que ser ágil en ese sentido, aunque ellos tengan que respetar la estética de la compañía, la caracterización por más de tres décadas años, pues si Codanza pierde su sello, perdería todo, lo que no va a ocurrir. Puede pasar de todo; sí, pasará, pero será a favor de la danza y la compañía”.
“Al ser fundadora de Codanza —añade— los bailarines y todo lo que salga en la nueva dirección tendrá la estética de Codanza. Soy Codanza también, fundadora, profesora de la compañía, coreógrafa… Habrá una continuidad, pues hemos tenido la participación de disímiles coreógrafos y no se ha roto la estética de la compañía. Al nutrirnos de otras corrientes, la compañía crece en conocimiento. Codanza nunca va a perder su sello, mientras exista una fundadora estaremos en movimiento y por lógica no se perderá la estética de Codanza. Estuve un año fuera, que me hizo entender muchas cosas al estar trabajando con los niños. ¿Una nueva Codanza?, claro. Siempre habrá una nueva compañía a través de los nuevos bailarines. Es como una buena botella de vino. Me gusta esa imagen. La abres y tomas, pero la puedes volver a llenar”.
¿Cuál es, entonces, la línea de trabajo que piensas poner en práctica en la compañía?
“No voy a hacer una línea nueva, pero estaré abierta a muchas cosas. Como ha crecido dentro de Codanza como bailarina, coreógrafa y maestra especializada, no creo que haya una nueva línea, sino nuevos comienzos o formas de realizar procesos creativos a partir de esta nueva generación, que viene con deseos de comerse al mundo; una nueva generación que estoy recomponiendo, porque no puedo negar que vienen con vacíos intelectuales y prácticos. La nueva línea será seguir con la línea de Codanza y sobre esa, podernos movernos en nuevos horizontes”.
Ninguna de las obras de Codanza —herederas del estilo cubano de danza moderna, unido a conceptos abanderados por Pina Bausch, entre otros maestros; y enriquecidos mediante los aportes del trabajo con reconocidos coreógrafos cubanos y extranjeros— busca ser complaciente, ni con el público ni con la crítica, ni mucho menos con un colectivo que ha sabido reinventarse y crecer, asumiendo los riesgos como parte de su concepción fundacional, pues saben que solo lo difícil resulta estimulante. Pertrechados por la osadía conceptual en la que articulan sus discursos, Codanza nos ofrece una mezcla de múltiples significados y aleaciones culturales: la complejidad y la pasión con que asumen la danza para entregárnosla hace posible cada una de las obras, como vimos hace unos meses en la escena del Eddy Suñol con las puestas de Se permuta la casita, a partir de una coreografía del estadounidense Robert Priore, Kardia, original de Vianki, Génesis y Filtros, además de Antropos, de José Ariel Ramos.
Codanza ha sabido como pocas compañías rearmarse, nutriéndose de bailarines jóvenes. ¿Cuáles crees son sus principales ventajas y desventajas de un colectivo joven en formación?
“Como un rompecabezas, Codanza se ha armado y rearmado. Ha sabido volverse a formar gracias a la maravillosa y talentosa Maricel Godoy. Siempre que exista una cabeza firme, creadora, luchadora y amante de la danza como hecho artístico, se armará otra vez. Tengamos en cuenta que hay personas al lado parapetando estas cosas; como el proceso migratorio que hoy nos está afectando mucho. Hemos sabido remontar otra vez el vuelo y creo que lo haremos siempre”.
“Estoy trabajando con muchachos muy jóvenes, aprendiendo sobre la marcha. No son desconocidos, los formé en la escuela y fueron a pase de nivel con una obra realizada por mí. Los conozco muy bien en el proceso creativo y eso es un arma poderosa: saber qué es lo que te llega, porque ya tienes el conocimiento visual y corporal al haber trabajado con ellos. Eso es algo bueno y a mí favor ahora que asumo la dirección de la compañía. Codanza siempre ha sido una escuela y va a salir a la palestra con bailarines de práctica pre profesional de la escuela de nivel medio de Guantánamo. Es para mí un honor poderlos volcar al mundo de la plataforma inmensa de profesionalidad que tiene la compañía; y para ellos, por supuesto, asumirlo es difícil”.
“Pero es un reto, pues Codanza sigue viva, así será mientras sigamos soñando con la danza. Son muchachos no son profesionales y estoy muy orgullosa de poder formar parte de este milagro que está ocurriendo en Codanza, donde estos jóvenes saldrán bailando y asumiendo el rol protagónico de una compañía que tiene en su maleta un recorrido de treinta y tres años en la escena”.
¿Qué crees caracteriza a Codanza en el panorama artístico nacional?
“Codanza, después de hablar de treinta y dos años en la palestra pública, se reafirma como una de las mejores compañías del país, por sus logros y reconocimientos en el decursar del tiempo. En el panorama nacional hemos sabido ganarnos ese sitio, aunque haya pocas compañías similares. Además de ser reconocidos por la crítica y el público, Codanza ha sabido renacer siempre”.
“La compañía posee bailarines limpios, con destreza, agilidad y un grado de interpretación profesional que nos distingue. Cada colectivo tiene un sello en movimientos y Codanza no se mueve como lo hacen otras compañías. Nos mueve, desde Holguín, la defensa y la pasión por la danza”.
¿Y finalmente qué características tendría tu Codanza ideal?
“La Codanza ideal es la que ha existido desde hace de treinta y dos años y la que seguirá existiendo. Quizá no esté yo mañana, pero seguirá la Codanza de siempre con la misma disciplina, porque fui formada bajo la tutela de Maricel Godoy y como está en mí, será la misma”.
“Qué existan nuevas inquietudes, sí, qué experimente nuevas cosas, sí, pero eso no quita que vaya a cambiar a una Codanza nueva. Un día tras otro y tiempo al tiempo. Asumir una dirección lleva consigo determinar o cambiar ciertas y determinadas cosas, pero si después de tantos años Codanza ha existido, en la que he estado, mano derecha de Maricel, asumiendo las clases, los ensayos, no creo que cambie mucho; pero dentro de todo eso hay que hacer un aparte para que puedan suceder nuevas cosas, pero nunca se pueden perder las esencias. Cuidaré de seguir con el mismo rumbo con los actuales y nuevos bailarines, y una nueva visión, porque Vianki piensa diferente”.
Con una nueva generación de bailarines, en su mayoría estudiantes, Codanza reafirma las búsquedas iniciales: la fuerza, vitalidad y destreza que siempre la han caracterizado. Todo esto ha sido “un reto, pero Codanza sigue viva, así será mientras sigamos soñando con la danza”, reafirma Vianki, una artista que cree en la superación, en la continuidad y los nuevos horizontes, esos que siguen abriéndose desde Holguín para Cuba y el mundo con el espíritu del fuego.
Fotos © Wilkier Cruz