Centro Promotor del Humor: ¡A un paso de las tres décadas!
Por Jorge Alberto Piñero (JAPE)
Fue un viejo sueño hecho realidad que nadie podría imaginar. Tras varios años de duro bregar, de incomprensiones, escepticismo, largas reuniones e intensas discusiones… vimos nacer el anhelado Centro. Fueron cientos de horas sobre las tablas demostrando cuánto había de buen humor en aquellos actores (la mayoría empíricos) reunidos en un fuerte movimiento artístico nacido en las universidades cubanas de los años ochenta… Y finalmente se hizo la luz, y a la vez justicia: el tres de octubre de 1994 se dispuso la creación del Centro del Buen Humor, respaldado por la resolución No. 51, del Ministerio de Cultura. Una institución de nuevo tipo, con un sistema económico novedoso, que estaría subordinada al Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Un año después, a petición del Consejo y los artistas vinculados a dicha institución, cambió la denominación del mismo por Centro Promotor del Humor, en diciembre de 1994.
Desde entonces a la fecha, han transcurrido 29 años de intenso trabajo donde no todo ha sido risa. Los humoristas cubanos han disfrutado de grandes victorias, merecidos premios y reconocimientos… y algunos «dolores de cabeza», para el Consejo artístico y los directores de turno, quienes ya suman cuatro, con diferentes características, pero con un solo objetivo: demostrar y hacer valer el respeto por un género tan vilipendiado por unos, y menos preciados por otros.
El reconocido actor Osvaldo Doimeadiós, primer cabecilla y principal impulsor del nacimiento de esta casa de la risa y el pensamiento, dejó sentada las bases y ganó un espacio para el gremio en la cultura y nuestro acervo. Lo siguieron Iván Camejo y Kike Quiñones, quienes como dice el conocido merengue: ¡no lo dejaron caer!
Eider Pérez, del grupo etcétera, heredó el mando en momentos críticos para la cultura y la economía, y luego de mucho suspense y recelo, demostró que aún hay fuerza y voluntad en las renovadas filas de un movimiento que perdura y hace las delicias del exigente público cubano. El Aquelarre 2023, que tuvo lugar en el pasado mes de julio, fue la más fehaciente muestra de que el Centro Promotor del Humor, a un paso de las tres décadas, continúa arrastrando al público más heterogéneo y masivo que persigue a las artes escénicas y me atrevería a decir que a todas las artes visuales.
El buen humor, el que lleva a la risa y la reflexión, el que se ha convertido en verdadero cronista, de este y de todos los tiempos, sigue vivo como el primer día. Vale la pena entonces agasajar, felicitar al ícono de la alegría y recordar aquellos lejanos años en que agrupaciones como Salamanca, Los Hepáticos, Nos y otros, Lengua viva, la Leña del Humor de Santa Clara, Onóndivepa… entre otros reconocidos nombres y proyectos, apoyados por Alejandro García (Virulo) y su Conjunto Nacional de Espectáculos, y algunos directivos del gobierno, nunca dejaron de creer en la inmensa fuerza que emana de una sana sonrisa. Ellos fueron quienes veintinueve años atrás dieron vía oficial al humor cubano para hacer mejores nuestras vidas.
En portada: Los integrantes del movimiento de jóvenes humoristas nacido en los años ochenta, principales miembros del Centro Promotor del Humor en sus inicios. Foto Archivo JAPE.