Armando Morales entre figuras y adoquines: memoria viva en Habana Titiritera

Por Yoamaris Neptuno Domínguez

La Sala de concierto Giuseppe Verdi, en la Casa de Cultura de Centro Habana, se llenó de memoria, afecto y saberes compartidos como parte de la quinta edición del Festival Habana Titiritera, figuras entre adoquines. En esta ocasión, el evento teórico —coordinado por el Centro Cubano de Assitej— rinde tributo a dos pilares del arte para la infancia: la escritora Dora Alonso y el maestro titiritero Armando Morales.

La segunda jornada abrió sus puertas a la memoria viva de Morales, en un espacio que conjugó escenas, afectos y revelaciones. El panel estuvo integrado por Blanca Felipe y Marilyn Garbey, estudiosas de su obra y cómplices de su andar titiritero, quienes propiciaron un intercambio profundamente emotivo. Las palabras de ambas resonaron como un acto de gratitud y revelación: desde su acercamiento al diseñador, actor, titiritero y teórico, emergió una figura desmesurada, desaforada, extremadamente culta y, al mismo tiempo, popular.

Morales no solo dirigió el primer espectáculo titiritero del grupo Teatro La Proa, sino que mantuvo con este colectivo una relación entrañable, que hoy se traduce en homenajes constantes y afectuosos. Su presencia se siente aún en cada montaje y en cada gesto que honra su estética singular y su mirada crítica.

Una representación de creadores del teatro para niñas y niños en Cuba expuso de manera diáfana las conexiones íntimas con su obra. Se habló de su manera intersubjetiva de lidiar con la materia escénica, del sabor procesual de sus textos, de sus controversiales diseños que, sin embargo, portaban un sello reconocible y profundamente suyo. Se compartieron anécdotas personales, registros heterogéneos que lo mostraban como un visionario incomprendido, un impulsor del mundo titeril en Cuba y un referente esencial para el estudio del teatro de títeres.

Premio Nacional de Teatro en 2018, Armando Morales fue fundador y director del Teatro Nacional de Guiñol, donde desarrolló más de cien producciones escénicas, muchas de ellas inspiradas en autores clásicos como Lope de Vega, García Lorca, Jacques Prévert y Javier Villafañe. Fue el creador de personajes entrañables y de puestas en escena donde el público era siempre el elemento principal. Su obra desmanteló prejuicios raciales y dio lugar a la representación de la mitología afrocubana en escena, convirtiéndose en una voz imprescindible para la transformación cultural desde el títere.

También se hicieron presentes, de manera virtual, Omar Valiño y Rubén Darío Salazar, quienes en sus mensajes aportaron reflexiones sobre el impacto de Morales en la escena contemporánea y la necesidad de seguir estudiando su obra. Su legado, aún en controversia, sigue siendo brújula y semilla para quienes creen en el arte como acto de resistencia y ternura.

Porque ser enorme en escena es también acompañar el andar del arte titiritero con visión, coraje y ternura. Armando Morales nos enseñó que el títere puede ser mito, memoria y comunidad. Hoy, entre adoquines y figuras, su nombre sigue latiendo como un aplauso que no se apaga.

Fotos cortesía de la autora