ADIÓS A UN GRAN ARTISTA DE LA ESCENA LÍRICA
Nos deja un hombre de teatro, Juan R. Amán, ese que se graduó en 1961 como instructor de teatro y que desde el Grupo Experimental de Aficionados de La Habana despertó el interés de los creadores profesionales, por la osadía y belleza de sus puestas en escena.
Una figura menuda, de verbo agudo y humor especial que irradiaba teatralidad por los cuatro costados. Actor, mimo, director artístico y sobre todo maestro; con una trayectoria creativa de importantes puestas en escena en la Brigadas Francisco Covarrubias, el Teatro Popular Latinoamericano y otros destacados colectivos teatrales de la época, pero que finalmente fue conquistado por el mundo mágico del teatro musical, al cual le dedico la mayor parte de su hoja de vida, como parte del elenco del Teatro Lírico Nacional de Cuba. Recordarlo en los montajes de La Traviata, Cecilia Valdés o La Bohéme, entre otros muchos, era asistir a una clase magistral y adentrarse en los más delicados matices que anidan en el arte lírico universal.
Amán, como todos lo llamábamos tenía en su haber la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Teatro 2013, pero sobre todo atesoró con orgullo el cariño y respeto de sus alumnos y compañeros de escena, por lo que hoy nuestro incansable amigo se perpetúa en cada uno de los que alguna vez trabajamos a su lado.
Gladys Alvarado / Foto AIN