Acosta Danza: vida en el movimiento cubano

Por Victor Ricardo Cabrera Soriano
Acosta Danza llegará a sus diez años de existencia el próximo 28 de septiembre. Por supuesto, era de esperar que, en este año significativo, para la agrupación que dirige el reconocido bailarín cubano Carlos Acosta, se efectuara una temporada que hiciera notar las cualidades de su colectivo. El espacio escogido para la celebración fue la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, con el espectáculo Una década en Movimiento.
Cuatro obras llegaron al escenario: La ecuación, de cubano George Céspedes, 98 días, estreno en Cuba bajo autoría de Javier del Fruto, quien se inspiró en la estancia del Federico García Lorca en la Isla. También subió Llamada, del reconocido español Goyo Montero y De punta a cabo, en versión coreográfica de Yaday Ponce sobre la original de Alexis Fernández (Maca.
Mas que una festividad, las funciones de Acosta Danza en La Habana, después de un largo tiempo si aparecer en la escena nacional, permiten valorar lo certero que ha sido la trayectoria artística de la agrupación. El equipo de trabajo de Acosta ha sabido conquistar los escenarios del mundo con un discurso escénico variado, fresco y profundamente cubano, desde su fundación. Así se ha mantenido hasta entonces y en el programa por el décimo aniversario lo confirmaron.
“La curaduría del espectáculo estuvo a cargo del propio Carlos Acosta”, afirmó Yaday Ponce, directora artística de la compañía. “Creo que Carlos escogió estas cuatro obras para la ocasión del décimo aniversario porque, en su conjunto, resumen la esencia de Acosta Danza. Con ellas se puede ver como los bailarines transitan de una pieza a otra, que son totalmente diferentes en muchos aspectos, aun así, destacan por su interpretación, afirmó.
La reciente temporada le ha servido a Acosta Danza para formular una línea estética única, donde se difuminan las fronteras entre los estilos danzarios más recurrentes en nuestro país. Hablamos de una integración que le ha otorgado a este colectivo la virtud de dialogar con su público a través de un lenguaje escénico propio.
Es un resultado que estuvo planeado los inicios de la compañía, pues desde su premier se advirtieron sus intenciones, con esa mezcla de bailarines de diferentes procedencias. Algo que ha determinado este reconocimiento particular para Acosta Danza, la existencia de la academia homónima. Formar a sus propios intérpretes a partir de las peculiaridades estilísticas del grupo, sin duda ha sido una clave para el éxito.
El experimento expuesto por Carlos Acosta al gremio artístico cubano, de fusionar estudiantes de danza clásica, con otros de la especialidad Danza Moderna y Folclórica, se valida al ver a bailarines tan versátiles en la escena, producto de la mezcla.
En la Avellaneda se mostraron voraces aquellos bailarines que conformaron los primeros grupos de la academia como Amisaday Naara Rodíguez Peña, Adria Camila Díaz Aguilar, Brandy Martínez Sánchez y Leandro Fernández Ferrera. Ellos han roto las barreras entre dos escuelas de la danza cubana consideradas “opuestas”, para demostrar que la idea no fracasó.
Las cualidades adoptadas por la compañía de Carlos Acosta consienten, además, que se genere una relación entre lo tradicional del pueblo. Tanto en materia popular, como entre aquellas piezas que forman parte del patrimonio dancístico nacional. Así lo demostraron en 2016 con el rescate de El cruce sobre el Niágara, de Marianela Boan y, recientemente, con la reposición de La ecuación, de Céspedes.
Que mejor legado para las nuevas generaciones de bailarines cubanos, que encontrar esa virtud en su hacer de poder convertirse en puente con la historia, la tradición cubana y evidenciarse como un producto universal. Es uno de los mensajes que se pueden leer en el recorrido de Acosta Danza, agrupación que han procurado mantenerse en sintonía con las tendencias mundiales de la danza actual.
La compañía ha realizado extensas giras por Europa, América y Asia. Entre sus logros más destacados en el extranjero se encuentran invitaciones a escenarios internacionales de renombre como el Festival de Aviñón en Francia, el Sadler’s Wells en Londres y el Lincoln Center en Nueva York.
Acosta Danza ha sido galardonada con importantes premios de danza y cultura que celebran su calidad artística y aporte innovador al panorama dancístico mundial. En 2021 ganó el Premio a Mejor Compañía Independiente, otorgado por la Sección de Danza del círculo de Críticos de Artes Escénicas del Reino Unido. En 2022, De punta a Cabo, obra emblema en el repertorio de la compañía fue reconocida como Logro Sobresaliente de la Danza, uno de los premios más prestigioso del teatro de lengua inglesa.
Estuvo nominada en la categoría Mejor Compañía Danzaria de Mediano Formato en Reino Unido, en 2023 y 2024. Para este 2025, Acosta Danza resultó premiada como Premio Nacional de Danza de Reino Unido en la Categoría Mediano Formato.
Además, la compañía impulsa acciones solidarias y educativas a través de su fundación homónima, que otorga becas y apoyos a jóvenes talentos, fomentando la formación integral de bailarines en Cuba y fuera del país. Este compromiso con la creación y el desarrollo social se refleja también en colaboraciones con otros colectivos y fundaciones que promueven la educación artística y la inclusión.
Creo que para la escena cubana ha sido una bocanadas de aliento fresco, la recién concluida temporada de aniversario de Acosta Danza en La Habana. El elenco se ha propuesto trascender el arte escénico para contribuir a la formación, la diversidad y la proyección internacional de la danza cubana en la contemporaneidad.