Artes Escénicas en la Feria de Innovación para el Desarrollo Cultural

Por Noel Bonilla-Chongo

El año venidero y próximos al cincuenta aniversario de fundación del Instituto Superior de Arte, nuestra hoy Universidad de las Artes, la elección del campus ISA como sede de la Primera Feria de Innovación para el Desarrollo Cultural, es un acto hermoso.

Con la Feria, bajo el lema “Ciencia, conciencia e innovación para el desarrollo sostenible de la Cultura”, el Ministerio de Cultura de Cuba cierra un proceso que inició el pasado mes de junio y propició la realización de un conjunto mayor de ferias de innovación municipales, provinciales, de instituciones nacionales y empresas del sector cultural en todo el país. Una cifra notoria de ponencias presentadas en los distintos niveles, declararon más de cincuenta innovaciones.

Vector elocuente de cuánto se puede generar en materia de innovación en el área de la Cultura; de todo lo positivo que pudiera instrumentarse como agente de cambio en progreso, favoreciendo la elaboración de hojas de rutas que respalden soluciones a las diferentes demandas identificadas en los distintos escenarios donde la gestión cultural acciona y se vuelve necesaria.

En estos días vividos en el ISA, y específicamente en el área de las artes escénicas, nos deja claro que la innovación cultural refrenda el proceso mediante el cual individuos o grupos de investigación, creación y acción desarrollan y trasmiten colectivamente nuevas ideas y nuevas prácticas y, sobre todo, generan nuevos contenidos y producimos conocimientos, en aras de conseguir mejoras en la supervivencia y la adaptación en entornos diversos. Y es que, entender la Cultura no solo como una agenda de espectáculos y acciones de programación, es fundamental.

La Cultura es un “algo” ecosistémico y que tiene que ver más con las formas que elegimos de vivir en sociedad. Entonces, el quid estaría no solo en lo que hacemos en materia cultural en las artes escénicas, sino en cómo hacemos lo que hacemos como vector cultural transformador, generador y constructor de buenos afectos entre la gestión y los públicos.

Decía que la realización de esta primera Feria de Innovación dentro del ISA es un acto hermoso, pues no siempre se suele tener una cercanía real al mundo académico, al mundo de desarrollo, del estudio, y la correspondiente innovación que se vive día a día en la gestión investigativa/creativa, la docencia y producción de conocimientos en la Universidad de las Artes.

Y es que se requiere un ecosistema muy fuerte, sólido, en sinergia con instancias que no siempre están en evidente diálogo: la producción, las economías, la academia, el talento y maestría del savoir faire; sí, porque constantemente hay que capacitarse, y si estamos distantes del universo que se genera en la academia, se vive un reto desinformativo constante.

El universo de la innovación cultural nos exige estar cerca, dentro, ser parte (directa o indirecta), de la generación de procesos culturales y artísticos forjados en la formación y educación artísticas.

Y cuando hablo de ecosistema, pienso en Gonzalo Carámbula, y esa noción que él manejaba de la cultura como un bosque. Un bosque abierto, flexible, complejo, dinámico, donde las cosas nacen y mueren, también dentro de la cultura y el arte.

Rigidizar algunos componentes dentro de la gestión cultural asociada a las artes vivas, no es eficaz; pues, tal como advierte Jorge Dubatti en Teatro perdido:

“todo espectáculo nace con ‘fecha de vencimiento’, como la existencia profana y material se disuelve en el pasado y no hay forma de conservarla. No hay, en consecuencia, forma de conservar el teatro. Recordar el teatro pasado desde el presente significa conciencia de pérdida, de muerte, percepción de la disolución y lo irrepetible”.

Vivir las jornadas de la Feria, desde las conferencias magistrales, paneles, intervenciones artísticas o muestra de stands, no supone ninguna narrativa lineal, como ocurre en muchos procesos subjetivos y jerárquicos en la cultura. Esta mirada en devolución de los días transcurridos, provienen de las provocaciones suscitadas por las ponencias donde las artes escénicas tuvieron un marcado protagonismo discursivo.

El conocer de primera mano los porqués del “Proyecto de Unidad de Ciencia e Innovación del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba”, presentado por la antropóloga Yaniela Morales Cortina, con la autoría coral de la musicóloga Liettis Ramos González, el teatrólogo Vladimir Peraza Daumont y del coreógrafo Leiván García Valle, director del Conjunto, nos permite entender cómo una historia de más de sesenta años de acercamiento a la música y danza de origen folklórico, hecho vivo de la cultura popular tradicional, trasvasa lo local y sectorial para implicar una apertura de fuentes y afluentes en ascendencia desde la reconstrucción de memorias y salvado de olvidos.

Comprender las “Estrategias para la investigación y la comunicación del patrimonio escénico de Cuba”, expuesta por la teatróloga Marilyn Garbey, directora del Centro de Documentación de las Artes Escénicas Dra. María Lastayo, ubicado en el Teatro Nacional de Cuba, corrobora el camino casi circular entre la investigación y la salvaguarda de una parte significativa de la historia escénica cubana. Lo atesorado en el Centro, aun desafiando las limitaciones infraestructurales para un proceso de conservación y protección atento, denota el carácter aportador de la información. Lejos de cualquier presunción museológica, se prevé que la necesaria comunicación de esos fondos se convierta en nutriente para investigaciones y acciones alrededor de nuestro patrimonio escénico.

En otro orden del discurso, aunque con similitudes ideotemáticas, la coreógrafa Rosario Cárdenas, Premio Nacional de Danza y autora de “La danza combinatoria: una experiencia alternativa para la creación danzaria”, investigación resultante de su proceso de formación como Doctora en Ciencia sobre Arte dentro del ISA, compartió los caminos de su pesquisa y la sostenibilidad de sus presupuestos investigativos, creativos y cientistas alrededor de su poética de la “danza combinatoria”.

Escuchar cómo la doctora Cárdenas, poner en relieve la cultura coreográfica sedimentada sobre la inteligencia del cuerpo y su estado de búsqueda investigativa y creativa para resumir su proceso de formación y producción artística y artístico-pedagógica, en la academia cubana de danza, es sin lugar a dudas, un alcance sustentable y meritorio.

Las intervenciones de las panelistas, así como de colegas docentes y especialistas, les concedieron a los debates sobre las ponencias referidas en esta primera Feria de Innovación para el Desarrollo Cultural un carácter activo y movilizador.

La presencia de directivos del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, de igual modo, puso en diálogo necesario y oportuno, esas franjas que marcan las cercanías y caminos ocupacionales diferentes entre el hacer/deber de la institución y sus programas de desarrollo con las dinámicas y demandas de los procesos productivos y creativos.

Cómo, entre ambas instancias tramar una gestión cultural que legitime lo bien conquistado y ganado, pero desde su operatividad dialógica con los tiempos que corren y las circunstancias, con las modulaciones expresivas en que se concreta el arte escénico hoy y esos modos que ha armado su historia a través de los tiempos.

Al término de estas jornadas, donde la confluencia de múltiples saberes y prácticas innovadoras en la cultura fueron marcando caminos, tendencias, posicionamientos y rutas críticas de desarrollo, el panel “Dinámicas de innovación cultural” y su impacto en las zonas de las artes escénicas expuestas, arrojaron luz sobre la preservación del patrimonio y los fundamentos de los procesos de creación, específicamente en la danza combinatoria; así como la comprensión de “lo patrimonial”, como constructo y  vector dinámico, cambiante en permanente crecimiento, enriquecimiento y espacio de pensamiento que es preciso también comunicarlo y divulgarlo desde herramientas creativas e innovadoras.