18 cumpleaños de la casa del teatro cubano
Por Raúl Martín Ríos
Este 28 de febrero el teatro cubano está de fiesta. Y aunque nos tocó, por primera y espero que única vez, celebrarlo a distancia; el regocijo es inmenso.
La Sala Llauradó, cumple 18 años. Es todo un suceso.
Es hermosa la historia de esta sala de teatro. Tengo la suerte de conocerla y disfrutarla desde el inicio, en 2003. Desde ese día inolvidable en que Raquel Revuelta la inauguró con su puesta en escena de Tartufo, hasta hoy, ha sido la casa del más diverso teatro. Han pasado por aquí muchos de los mejores espectáculos cubanos y también de los visitantes.
«El caballo de batalla del CNAE» le dicen muchos. Y es que, como pocos espacios, logró, en muchos momentos, presentar hasta tres espectáculos semanales, compartiendo temporadas.
Parece imposible, pero sucede en la Sala Llauradó. Sólo un equipo como el de esta Casona lo puede lograr. Desde Alberto Oliva, que comenzó con Raquel y luego con Juan Carlos Núñez hasta hoy, se ha creado allí una verdadera familia dispuesta a que el teatro, desde su montaje y durante las funciones, sea una fiesta.
A esa fiesta acudo cuando me toca presentarme allí. La alegría comienza desde que entramos a montar y sigue hasta el aplauso de las funciones.
Desde aquel 2003, hasta el reciente diciembre de 2020 casi todos los espectáculos de nuestro grupo se han estrenado allí, se han pensado para esa acogedora sala y hemos soñando con esa avalancha de público que la sala se ha ganado.
La «Adolfo Llauradó» me ha regalado algunas de las mayores emociones de mi vida, no dudo en decirlo.
No digo nombres, para no caer en el peligro de algún olvido, pero cada uno de los que allí trabajan, encabezados por nuestro Juan Carlos Núñez, pueden sentir como suya esta fiesta, porque es gracias a ellos que hoy estamos celebrando.
Gracias familia querida. Brindemos por un pronto reencuentro, porque junto a ustedes es mejor el teatro y la vida.
Tomando del Perfil de Facebook de Raúl Martín Ríos. Director de Teatro de la Luna