Taller De Teatro Popular En Canales Abiertos Al Caribe
Por Vivian Martínez Tabares
Hace poco fui parte activa de un encuentro sui generis. Un grupo de amigos del Festival del Caribe de New Orleans, liderados por el artista, educador y gestor estadounidense Mat Schwartzman, con apoyo de CubaNOLA Arts Collective, al saber que este año no podrían viajar al Taller de Teatro Popular “Rumbos del Teatro Caribeño” que organiza Fátima Patterson en la Fiesta del Fuego, le propusieron armar el evento virtual “Open Channels. Taller de Teatro Popular” que, convocado para el nueve de julio, acercara artistas caribeños de muchos puntos del planeta para charlar sobre cuestiones de interés profesional.
La preparación fue ardua y constituyó un intenso ejercicio intercultural. Desde fines de abril, cada mañana de viernes celebramos reuniones de organización, a las que fui invitada como asesora por la parte cubana y por la Casa de las Américas, y juntos elegimos cinco temas para que se abordaran en igual número de mesas, a las que se acercarían según su preferencia los convocados: Teatro y ritualidad; Elementos de la cultura popular, para entrenar el cuerpo del actor (música, cantos, danza, etc.); Mujer, negritud, marginalidad y teatro; Rescate y resemantización de los elementos de la cultura popular en el teatro joven, y El lugar del teatro popular en tiempos de pandemia, fueron los ejes. El espacio de las mesas sería en la segunda hora de tres planificadas.
Como bienvenida, simbólica de la identidad y la diversidad caribeña, dos participantes leyeron en inglés y español, la “Obertura caribeña”, escrita por Fátima y Mat, que dice:
Los caminos se juntan.
Los caminos se cierran.
Los caminos se abren.
Los caminos son muchos.
¿De qué color son los caminos?
Del color de la vida.
La vida tiene muchos caminos.
También muchos colores.
Azules, rosados, amarillos, verdes y negros y blancos.
Que se junten los colores y también los caminos.
Hoy es el inicio, los caminos se juntan, los colores se funden ¿y las manos, qué hacemos con las manos?
Hoy bendecimos y nos damos las manos, caminemos juntos sin soltarnos.
El Caribe camina y todos nosotros con él.
Queridos hermanos ¡aquí estamos!
Luego de la bendición, encomendada al dominicano Claudio Rivera, líder del Teatro Guloya, se exhibieron siete videos breves de obras caribeñas, seleccionados por un equipo de metapanelistas integrado por Helen Ceballos, performera boricua; Miguel Keerveld, artista surinamés –varado en México por la Covid–; Jarrell Hamilton, coreógrafa de Louisiana, y Fátima. Vimos fragmentos de Mundo de muertos, del Estudio Teatral Macubá (Cuba); Free Mamaglo & Family Rejection, de The Graduates (EE.UU.); el monólogo de Segismundo de La vida es sueño, del Teatro Guloya (R. Dominicana); Afrolatinoamericanas de Voces susurros gritos y silencios, de Teatro en Sepia (Argentina); Pur Blaka (Decrease Mourning), de Miguel Keerveld (Surinam); Teatro desde eco-poéticas caribeñas, de Agua, Sol y Sereno (P. Rico), y Un Lien (A Link), de Yacine Fall (EE.UU./Senegal).
Después, nos dividimos en salas virtuales por mesas. Me tocó conducir al equipo reunido en torno a Teatro y ritualidad, y fue grato escuchar, por cuatro o cinco minutos para cada uno, aproximaciones a los modos de entender ese par en voces de un conjunto de artistas e investigadores, a quienes se advirtió no preparar miniponencias, sino compartir experiencias, narraciones y reflexiones de manera informal. Abrió la anfitriona principal del evento, que abordó cómo entiende la ritualidad su grupo, Macubá, a partir de la cultura negra del entorno santiaguero y desde una perspectiva femenina; le siguieron Pedro Adorno (Puerto Rico, Agua, Sol y Sereno), quien relató la maduración de lenguajes a partir de la relación con las comunidades; Viena González (República Dominicana, Teatro Guloya) abordó la rescritura de clásicos; Cleiton Pereira (Brasil, Contadores de Mentira) contextualizó a su colectivo, de orientación afrobrasileña; Lowell Fiet (investigador, profesor, director teatral y mascarero boricua de origen estadounidense) introdujo a Javier Cardona (P.R., bailarín y performero), quien enfatizó en el trabajo social y con el cuerpo; Mareia Quintero (P.R., profesora e investigadora) saludó la diversidad que confluía en puntos comunes; Daniele Santana (Brasil, C. de M.) subrayó el papel del cuerpo ritual; Jorge Enrique Caballero (Cuba, Ritual Cubano) relató su trabajo basado en personajes negros reales de la historia nacional cubana, y Cristina Vives (P.R., A., S. y S.) retomó la labor del grupo. Perspectivas semejantes y diferentes se evidenciaron al aludirse inclinaciones hacia las búsquedas en la comunidad, el peso de la religiosidad popular, el trabajo con los ancestros y la recreación-creación de nuevas ancestralidades o la reinvención de la herencia. Y se evocaron tradiciones y fuentes específicas nutricias, casi siempre a partir de articular el legado ancestral con corrientes teatrales contemporáneas. Los 60 minutos previstos apenas nos alcanzaron para conocernos un poco, pero valió la pena.
En total, a Canales Abiertos se inscribieron 94 personas hasta 48 horas antes del comienzo; luego llegaron muchas más, no cuantificadas. Doce países estuvieron representados desde el Caribe y sus diásporas: Argentina, Barbados, Brasil, Cuba (desde Santiago de Cuba, La Habana y Holguín, por artistas y teatrólogos), los Estados Unidos (en seis ciudades, con migrantes caribeños y académicos de varias universidades), Italia, Martinica, México, Puerto Rico, la República Dominicana, Senegal y Surinam. La transmisión llegó a 2376 personas, 1120 vieron al menos parte de los videos, y 907 cliquearon “Me gusta”, comentaron y/o compartieron. Traductores y técnicos respaldaron la red.[1]
La conexión se interrumpió dos veces –no solo para nosotros, que padecemos limitaciones tecnológicas como país bloqueado–, y el audio “patinó” alguna otra. También, el azar de la libre inscripción, no previó que algunas mesas se desbalanceara la presencia de distintas lenguas, lo que desfavoreció a los de las menos representadas. En la mesa de Teatro y pandemia, las intervenciones en español fueron mínimas y algunos hispanohablantes no pudieron seguir toda la charla, de gran interés a partir de la participación de artistas de Minneapolis que conversaron sobre el asesinato de George Floyd en su contexto.
Quizás hubieran podido incluirse más videos para ampliar la muestra de lenguajes, y no repetirlos en la última hora, lo que robó tiempo al resumen de lo que ocurrió en las mesas, que fue expuesto por un miembro de cada una. Pero el balance general fue de regocijo, al comprobar que, en tiempos de crisis sanitaria y aislamiento, cuando muchos eventos han tenido que cancelarse y no podemos reunirnos en contacto vivencial ni abrazarnos, sí pudimos vernos a través de las pantallas, escuchar nuestras voces e ideas, y ampliar nuestros circuitos de referencia con información y opiniones.
Antes de despedirnos, Fátima ratificó la invitación para el Taller de Teatro Caribeño en julio del 2021 en Santiago de Cuba. Esperamos compartir en el Taller y conguear en el Desfile de la Serpiente en el Festival del Caribe del próximo año.
[1] Gracias a la colaboración de la UNEAC, de José Ramón, su Secretario Ejecutivo, y sobre todo de Osmay y su equipo de informáticos, que propiciaron las condiciones técnicas y el mejor ambiente para conectarnos, la crítica Marilyn Garbey, el actor Jorge Enrique Caballero y yo pudimos durante tres horas sintonizarnos con colegas conocidos y nuevos. Por la parte estadounidense, Ariana Hall y Carolina Caballero fueron las mejores facilitadoras.