Ramón Silverio: “El Mejunje Es Un Espíritu, Una Forma De Ser”

Entrevista con Ramón Selverio, a propósito de la 28 edición del Festival Mejunje Teatral, que sucede en Santa Clara del 21 al 30 de enero de 2020.

Por Edgar Ariel

Ramón Silverio presenta la noche. Noche fría. Como pocas. Presenta un espectáculo en el patio de El Mejunje. “Este patio mágico”. Da las gracias. Por haber venido. Por estar. Por estar siempre en este patio que es “La casa de todos”. Silverio presenta la noche. Presenta Yo me incluyo. “Un espectáculo que ha visitado muchas zonas rurales con un mensaje inclusivo”.

“Quisiera comenzar –dice Silverio– recordando a Cinthia, que era el alma de este espectáculo y murió recientemente. También a otra alma, a la diva, recordemos a “La última temperamental de Cuba”, a Lucía Labastida.”

Antes, par de horas antes, Silverio y yo conversamos. Él me brinda ¿té verde o de anís? Verde, respondo, sin azúcar.

¿Silverio, cuál fue la necesidad, la apetencia, qué le llevó a crear el Festival Mejunje Teatral, que llega a su edición 28?

El Festival Mejunje Teatral se funda en el ’92. Su objetivo primario fue celebrar el primer año de El Mejunje en esta sede. Porque habíamos estado itinerantes. Nómadas, pudiéramos decir. En el ’91 llegamos aquí. El 26 de enero de ese año se inaugura esta sede, y el próximo año convoco al festival.

Esa primera edición en el ’92, y las siguientes, coinciden con la crisis de los ’90. Es cuando se comienzan a hacer espectáculos pequeños para poder subsistir. De cámara. De pequeño formato.

En ese primer festival participaron los grupos de Santa Clara. Comenzó siendo un festival competitivo. Pero la competencia en El Mejunje no era buena. No era sana. No dejaba buen sabor, y decidimos eliminarla. Porque en este Festival lo que predomina es la solidaridad, la colaboración.

El Mejunje Teatral es un festival de amigos. De encuentros. Siempre es gratificante ver la relación que se establece entre el público de Santa Clara y esos grupos que son emblemáticos.

A partir del segundo encuentro la convocatoria se expande y participan algunos grupos de otras provincias, como Teatro a Cuestas, de Cienfuegos.

A partir de ahí, el Festival asume una convocatoria nacional, pero conserva como característica inherente, por los años, por la crisis, por la carencia, lo de pequeño formato.

Ahora recuerdo, en el comienzo, a Teatro de Las Estaciones, a Rubén Darío Salazar. Ellos han presentado aquí todo lo que han hecho. Muchos de los premios de esos primeros certámenes fueron para Teatro de Las Estaciones.

Para eso también ha servido el Festival. Para impulsar. Para empujar. Para incentivar a los grupos que empiezan. A los desconocidos. Les damos la posibilidad de presentarse y crecer.

Teatro del Viento, de Camagüey, con Freddys Núñez Estenoz, es otro grupo que siempre ha estado. Un grupo fiel. Siempre, siempre vienen. Este año yo estaba preocupado porque quizá no venían. Y yo decía: “Si no viene Teatro del Viento, el Mejunje Teatral no es lo mismo”.

Con Teatro El Público hemos retomado un trabajo de años. Ellos inauguraron esta edición con Las amargas lágrimas de Petra Vont Kant y aquí no cabía una persona más. Antes, El Público estrenaba en La Habana e inmediatamente estrenaba en El Mejunje. Eso lo tenemos que retomar.

El festival siempre ha sido muy inclusivo.

¿Inclusivo en qué sentido?

En todos los sentidos. El Festival acoge todas las tendencias. No discrimina.

¿Usted elabora algún criterio curatorial en el Festival, o todo el que quiera participar puede hacerlo?

Siempre he estado abierto a eso.  A que venga todo el que quiera estar. Todo el que quiera venir, que venga. Los más conocidos y los que no conoce nadie. El de La Habana y el de Trinidad. El que hace cien funciones al año y el que hace diez. Los consagrados y los principiantes. Lo que importa es que participen. También tenemos que estar dispuestos al fracaso.

Este año el Festival se dedica a la memoria de Armando Morales y Margot Álvarez, dos figuras cimeras del teatro en Cuba.

Armando Morales, sin dudas, es una de las figuras más importantes del teatro de muñecos en Cuba. Armando era una persona muy querida. Fue una persona que siempre estuvo en este festival.

Recuerdo que cuando le iban a entregar el Premio Nacional de Teatro él dijo que no quería que se lo dieran allá, en la salita maltrecha, del Guiñol Nacional. Y decidió que fuera aquí, en El Mejunje, con nosotros. Fue una tarde muy linda, con muchos amigos. Aquí le entregamos el premio.

Asimismo, Margot fue siempre una mujer de teatro. Fue parte de todos los grupos de teatro de Santa Clara. Comenzó en La Edad de Oro, que dirigía Fernando Sáez.

También estuvo en el Teatro Guiñol de Santa Clara y en Teatro Escambray. Fundó Drippy. Era una mujer de teatro, vivía para el teatro. Además era promotora, formadora, trabajó mucho con los niños.

Vivimos tiempos de tanta desmemoria, que siempre es saludable recordar y reconocer a quienes han fundado y construido para bien. Armando Morales y Margot Álvarez son dos figuras que forman parte de El Mejunje, que están aquí, por siempre.

¿Qué es El Mejunje, Silverio?

El Mejunje es un espíritu, una manera de ser.

 

Foto de portada / Cortesía del entrevistado

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