Desde Cuba Para El Berliner Ensemble: Premio Internacional Honorífico Raquel Revuelta 2019

La distinción fue entregada en la sede de la Uneac, con una gran concurrencia de artistas cubanos que participan en el 18 Festival de Teatro de La Habana

Por Norges Espinosa / Foto Buby

Desde que la carreta de Madre Coraje entró a escena, algo cambió para siempre en la imagen del teatro contemporáneo. Y en la vida de las mujeres y los hombres que trabajan en los escenarios, y cada noche asumen rostros y nombres diferentes, para contarnos una y otra vez la vieja y siempre interesante historia que es vivir. Y en estos días, más que eso, teniendo en cuenta cómo anda el mundo, sobrevivir. El legado de Bertolt Brecht lo ha sobrevivido todo, y aún andamos entre sus poemas, sus aforismos, sus piezas de teatro épico y las de su juventud, interrogándolo a él, para interrogarnos mejor a nosotros mismos. Hay un lugar del planeta donde coinciden Galileo Galilei y Juana de los Mataderos, Arturo Ui y Herr Puntila y su criado Matti, las máscaras asiáticas de El círculo de tiza caucasiano, y el joven poeta Baal, clamando por belleza y justicia, contra tantos egoísmos. Ese lugar del planeta es el Berliner Ensemble, el mismo teatro que en 1928 había presentado la premier de La Ópera de los tres centavos, y al que Brecht regresaría, junto a Helene Weigel, para establecer allí su cuartel de mando, en 1949. Hace 70 años que el nombre de Brecht está ligado a ese edificio de manera indisoluble. Y que los aún necesitados de utopía pensamos en ese cardinal, como quien necesita, de cuando en cuando, renovar nuestras dudas y nuestra fe.

En esta misma sala donde estamos hoy, Heiner Müller confrontó por vez primera a artistas cubanos, en una visita acaso ya mítica, a inicios de los años 90. A su manera, él discutía y prolongaba el legado de Brecht hacia nuevos cuestionamientos. Y eso nos recordó que entre nosotros figuras como Vicente y Raquel Revuelta tuvieron en el autor de Los fusiles de la madre Carrar un referente ineludible. La razón crítica del teatro que Brecht nos propuso sigue siendo un arma necesaria. El sentido dialéctico de su dramaturgia y su concepto espectacular funcionan, más allá del distanciamiento y otras palabras que él añadió a los vocabularios de la escena, operan aún como señales de alerta para que vayamos, junto al ser humano, en pos de una representación cada vez más aguda de sus virtudes y defectos. Sacar a Brecht del museo, revisar su poesía en tiempos de redes sociales y otros disturbios, poner ante el público sus obras como quien acude a un debate espectacular, es necesario de vez en vez. Por eso ha sobrevivido a homenajes, fechas y celebraciones formales, a los ataques y a los elogios desmedidos. Porque en el fondo, él era un poeta. Y no puede el mundo ser un sitio habitable, si no se escucha en él la voz de los poetas.

Conceder al Berliner Ensemble y a sus representantes el Premio Internacional Honorífico Raquel Revuelta, que lleva el nombre de esa extraordinaria actriz que fue entre nosotros protagonista de El alma buena… y de Madre Coraje, es cumplimentar el anhelo que ella y su hermano hubieran querido confirmar ante nuestro público: tener en esta Isla a una de las más notables compañías del mundo. Michael Thalheimer, director teatral y de ópera, quien ha trabajado en el Teatro Basilea, el Thalia de Hamburgo, el Teatro Alemán de Berlín y la Ópera de Basilea, y es ahora director residente del Berliner Ensemble; y Oliver Reese, director general artístico del Berliner, quien además fue dramaturgo jefe en el Teatro Maxim Gorki y el Deustsches de Berlín, y ha enseñado drama en la Freie Universität Berlin, además de ser miembro de la Academia Alemana de Artes Escénicas, reciben este lauro. A nombre de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. A nombre de los teatristas cubanos y la institución que los representa. Y a nombre de ese público que aquí, bajo el sol del trópico, desde el año mismo en que inició su marcha la Revolución, supo de Brecht: del poeta útil y de humor amargo, del dramaturgo incisivo y veraz. Del hombre que impulsó aquella carreta que Madre Coraje, bajo los golpes y los cantos de guerra, sigue arrastrando, porque la función va nuevamente a comenzar.

El Berliner Ensemble En Cuba