Para hablar de teatro: Carlos Díaz en Camagüey

Por Claudia Artiles Díaz

Si de historia y tradición teatral en Cuba se habla el nombre de Carlos Díaz tiene un papel protagónico, acusado de transgredir, desdramatizar la tragedia, asumir riesgos y romper estereotipos, el director de Teatro El Público ha forjado a su paso un estilo delineado por “sentimientos y realidad”.

De esa forma caracterizó su trabajo ante la mirada de 19 jóvenes estudiantes de la especialidad de actuación de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, en esta tercera edición de la Jornada Ciudad Teatral.

“En el teatro está todo”, sentenció Carlos Díaz tras motivar a los presentes a seguir actuando mientras puedan, regresar a los clásicos, caminar en líneas rectas hacia una idea y no perderle el amor al riesgo, motores que impulsan a crear a pesar de las contradicciones propias de la Cuba que nos ha tocado vivir.

La historia de Teatro El Público matizada por la elocuencia de su director, Maestro de Juventudes (2013) y Premio Nacional de Teatro (2015), resultó tema fundamental dentro la sesión teórica del taller que en su segundo día volvió a los tabloncillos para compartir la magia del poema de la uruguaya Juana de Ibarbourou, El dulce milagro.

 

Secuencias de acciones, sentimientos, errores, volver a empezar; el olor a incienso para provocar los sentidos, improvisaciones, emoción… formaron parte de una mañana para el recuerdo, que, más allá de la locura que alegaba el texto convirtió en verdad el ideario de los jóvenes actores, atrapados por la pasión de Carlos Díaz. Hacer del cuerpo una extensión del pensamiento, reflejar imágenes a través de la danza, dejar fluir la energía y sacar a la luz la teatralidad inmersa en cada ser, fueron a su vez notas aprendidas para el futuro desempeño profesional de los talleristas.

Del viaje a la Ciudad de los Tinajones del director de Teatro El Público, Carlos Díaz, también disfruta el pueblo camagüeyano en el Centro Cultural José Luis Tasende con la presentación del espectáculo La zapatera prodigiosa.

 

Fotos: Argel Ernesto González