Search
Close this search box.

LA MAGIA SE ACABÓ EN EL TEATRO MELLA

image_pdfimage_print

Por Mery Delgado / Fotos Ernst Rudin

Quiso la casualidad que hace más de una semana se suspendiera la función de Harry Potter se acabó la magia en el Trianón y, al no tener muchas variantes para aprovechar en esa zona, me decidiera entrar al teatro Mella, donde la Compañía Yoldance presentaba el espectáculo musical Bésame mucho.
Este tipo de espectáculos atrae a un público diferente al que estoy habituada en las funciones de teatro, y siempre resultará interesante observar a los consumidores de nuestros productos culturales.

Y ¿por qué hablo del público? Porque hablaré del producto.
Bésame mucho se inspira en un barrio habanero. Pudiera ser Centro Habana o Habana Vieja, los más cercanos al muro del Malecón que aparece en la escena. Desde el mismo inicio nos muestra a sus habitantes, jugando futbol, bailando y en alguna que otra discusión de la calle. Esa es la imagen que ofrece el espectáculo.

La orquesta de Pachito Alonso, a un costado del escenario, en lo que sería un bar de la cuadra. Y los cantantes, bien diversos en sus registros y en su forma de vestirse, completan el elenco junto a 30 bailarines. Tres actores son los protagonistas de la historia, en un triángulo amoroso muy forzado para mi gusto. Un guion tan débil como su empaste con el conjunto danzario.

Se tiene como antecedente que Bésame mucho inició su recorrido hace algún tiempo por España y Alemania. ¿Sería el mismo espectáculo que vimos aquí? Porque si es así, esto que hemos llamado imagen no es real.

Nuestros barrios, cualquiera de los dos que he mencionado, tienen también otros protagonistas y otras historias más interesantes que contar. La identidad, sus tradiciones, el folclor, la diversidad de géneros y nacionalidades, darían por resultado un producto más completo que la superficialidad y la vulgaridad que emanan de esta producción.
Los bailarines son buenos en su mayoría, pero ¿por qué poner por delante a dos transformistas cuyas proyección y movimientos son de la más pura marginalidad? ¿Es esa la cara que queremos mostrar al mundo?

Hemos visto Vida de Liszt Alfonso y A la medida del Ballet Rakatán, por solo mencionar dos espectáculos. Ambas compañías desarrollan sus obras en barrios habaneros de forma diferente, con una elegancia, limpieza y un recorrido por nuestros bailes populares, que le dan un sello de distinción y cubanía. Los dos colectivos se mueven constantemente en el panorama internacional por el prestigio bien ganado.
Comparaciones sí, porque de ellas también sale un público mejor formado, un disfrute mucho más placentero, y un retrato de Cuba, que ante el mundo, nos enorgullece.