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La Habana Ofreció Un Festival De Múltiples Espacios

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Por Charles Wrapner

El 18 Festival de Teatro de La Habana (FTH) ha sido un total desafío y la clara muestra de cuán importante es mantener su presencia, aún en complejas circunstancias. Una edición pequeña en comparación con otras que han tenido una agenda repleta y casi imposible de  completar. ¿Fue este un Festival en consonancia con estos tiempos? Tal vez, pero lo cierto es que su holgada programación dio la posibilidad al público de visitar todas las opciones de la muestra central y sus colaterales.

A pesar de que el FTH siempre es una fiesta, en esta edición estuvo atravesado por la pérdida de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, a quien varios artistas dedicaron sus funciones en eterno homenaje a la gran estrella cubana del ballet.

La memoria de Vicente

A los 90 años del actor y director teatral Vicente Revuelta estuvo dedicado el FTH y su recuerdo acompañó los diferentes espacios. Misterios y pequeñas piezas, de Argos Teatro, bajo la dirección de Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro, fue la primera muestra escénica que rindió tributo a Vicente, sólo precedida por la exposición Noventa Revueltas, que dio inicio al programa de apertura en la sala Villena de la UNAEC.

La sección audiovisual presentó al inicio de su muestra un Vicente que se enfrenta a las memorias de su recorrido artístico en el documental: Vicente Revuelta: un largo viaje, con guión y dirección de Kiki Álvarez. Los volúmenes Vicente Revuelta. Monólogo, de Mayté Hernández-Lorenzo y Omar Valiño, texto de una frescura invaluable donde Vicente conversa sobre sus obsesiones, su vida, el teatro. Y el recuento de experiencias escénicas del director de Teatro Estudio, a cargo de Esther Suárez Durán en su libro El juego de mi vida. Vicente Revuelta en escena, estuvieron a disposición del público como homenaje al maestro del teatro cubano.

El evento teórico también comenzó con anécdotas y recuerdos. El panel La obra de Vicente Revuelta, moderado por Bárbara Rivero rindió cariñoso homenaje al 90 aniversario del maestro. Mientras que en la sección “Más opciones de una ciudad en Festival”, la puesta en escena El acto, con dirección de José Antonio Alonso, estuvo dedicada especialmente al insigne director de Teatro Estudio. Un festival, como se esperaba, con la marcada presencia de Vicente Revuelta de inicio a fin, merecido homenaje al gran director de la escena cubana en la segunda mitad del siglo XX.

Escenarios en diálogo…

Gran expectativa había en La Habana desde que se confirmó la presencia del Berliner Ensemble en la capital. El grupo berlinés fundado por Bertolt Brecht y muy marcado por la impronta del creador alemán, se trasladó desde su sede en la Schiffbauerdamm de Berlín hasta el Teatro Martí para celebrar junto a La Habana su medio milenio. El círculo de tiza caucasiano, en versión y dirección de Michael Tallheimer conquistó al público cubano con sus fuertes imágenes y la carga actoral que muestra la obra. La ovación cerrada tras cada día de presentación demuestra que la puesta en escena del Berliner Ensemble fue, como se esperaba, el gran éxito del FTH.

Pero no fue solo el Berliner la gran sensación, este año la puesta en escena Vida, de Javier Aranda alcanzó un espacio único en la preferencia de los espectadores. Catalogada por muchos como la preferida del FTH, tuvo una función extra y un taller ofrecido por su creador debido a la demanda de los fascinados espectadores. Sencilla, ingeniosa, extraordinaria en el sentido más hermoso de la palabra, Aranda crea con apenas algunos aditamentos, una canasta, una técnica impecable, su especial virtuosismo y un deslumbrante sentido del humor una puesta en escena que, desde su inicio, conquista el cariño de todos. Vida, junto a otras opciones titiriteras del FTH, reafirma el espacio que merece el arte titiritero en el panorama teatral de Cuba y el mundo.

A propósito de arte titiritero debo mencionar a dos grupos que con sus presentaciones celebraron aniversario en el Festival. Los cuenteros, en plena fiesta por sus 50 años de vida llegaron al Festival con su propuesta más reciente Cyrano y la madre de agua. A ellos les agradezco que mantengan vivos, como ninguna otra agrupación del país, una coherencia en las técnicas y modos de hacer que caracterizaron el arte del guiñol en los años ‘60 del pasado siglo, y que forman parte del patrimonio titiritero nacional. Así mismo, el colectivo más joven de Retablos celebró su 20 aniversario con la puesta en escena En el jardín durmió un vampiro.

Las amargas lágrimas de Petra von Kant, otra de las propuestas más esperadas que había postergando su reestreno desde el año pasado, finalmente llegó al escenario del Trianón y Petra subió a escena con el éxito de público que se esperaba. Con un elenco gigante, que cambia casi cada noche, el público capitalino disfruta de la obra de Fassbinder en versión de Norge Espinosa, y dirección de Carlos Díaz. Apasionadas, histéricas e imponentes se alzan Fernando Hechavarría y Yailene Sierra en el roll de Petra von Kant. Así mismo el joven actor Enmanuel Galbán ha recibido significativos elogios tras estrenarse en el personaje de la modista alemana.

Entre las “Más opciones de una ciudad en Festival” destaca el site specific o puesta en espacio Oficio de isla, dirigido por Osvaldo Doimeadiós. El muelle Juan Manuel Díaz recibe, en medio de un paisaje imponente, al público asistente. La obra recorre el espacio y viaja por el tiempo conectando el hoy y el ayer. Una reflexión interesante sobre el país y los males de la pseudorepública. En tono de finísima ironía la obra eleva el sentido de patria e identidad, a pocos días de cumplir La Habana sus 500 años.

La propuesta interdisciplinaria combina las artes visuales en sus diferentes aristas con el arte del teatro más tradicional. En resumen, una obra muy cuidada e inteligente. Según anunció Fernando Rojas, presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE) en su discurso de clausura del FTH, esta propuesta volverá a hacer temporada en enero dentro de las Jornadas Villanueva del 2020.

La danza tuvo su espacio en el Festival con dos propuestas principales, de la mano de Memory Wax y Danza Teatro Retazos llegó En el país de las sombras, dirigido por Miguel Azcue y Johanna Jonasson. Una puesta para todo público que crea, entre luces y sombras, un atractivo juego con la audiencia. Por otra parte, en el Pebellón Cuba sesionó una obra-taller llamada Bi-postrait Havanais, con la coordinación creativa de Michaël Phelippeu y Myriam Soulanges. La obra continúa una saga de retratos creada por Phelippeu junto a diferentes artistas en otros lugares del mundo.

Los diálogos sobre el teatro tuvieron su espacio en el evento teórico y en los talleres donde críticos e investigadores pudieron intercambiar con protagonistas del quehacer teatral como Miguel Rubio (Perú), Michael Tallheimer (Alemania), entre otros. Un altísimo mérito tuvo la concepción de dicho evento a cargo de la teatróloga Isabel Cristina López Hamze, porque la diversidad de panelistas, jóvenes y no tan jóvenes, pudieron compartir el debate de los temas propuestos. La mujer tuvo un espacio especial titulado Mujeres en escena, y también la creación de obras unipersonales tuvo una sesión especial. Al arte titiritero se le dedicó toda una jornada, con el debido homenaje a Armando Morales a través del documental Armando Morales: estar siempre en progreso, del periodista Daniel González Cabello. En diferentes sesiones se debatieron lo temas ejes del FTH: concepto, técnica y dirección, así como la gestión y producción de espectáculos, y los retos del Centro Cubano de la ASSITEJ.

Un señalamiento puedo hacer sobre el Festival, y lo hago con el mejor de los ánimos pensando en próximas ediciones. ¿Dónde está la representación del teatro callejero en esta edición del FTH? Esta manifestación quedó en un susurro durante esta edición. Apenas estuvo presente gracias a Teatro Andante y su obra El modelo, propuesta dirigida por Juan González (Fife), donde cinco personajes conocidas como papuchas crean un colorido juego con los espectadores. Y por el documental El mirón cubano, una batalla contra los demonios, dirigido por Dany Hernández. No es la primera vez que el teatro callejero pasa a un segundo o tercer plano dentro del FTH, sin embargo en esta ocasión su presencia estuvo marcada por un volumen demasiado bajo si la comparamos con ediciones anteriores. ¿Acaso no hay en Cuba o en el extranjero propuestas o creadores que merecen estar presentes en un festival como este? Sí, las hay. Por eso convendría pensar en ellas para próximos encuentros e insertar en diversos espacios del FTH debates, muestras y talleres sobre esta manifestación teatral.

La clausura del FTH tuvo la majestuosa puesta de La Clemencia de Tito. Consagrados artistas se unieron para llevar a escena esta ópera estrenada en el Teatro Nacional de Praga, en 1791, con música de W. A. Mozart y libreto en italiano de Caterino Tommaso Mazzolá. En la entrega cubana de esta edición se unieron para La Clemencia…, Norge Espinosa en la versión dramatúrgica, Carlos Díaz en la dirección escénica, Norge Cedeño en la coreografía, José Antonio Méndez en la dirección musical, y en la general Ulises Hernández. Una puesta deslumbrante que dio fin a una edición sencilla pero intensa, del Festival de Teatro de La Habana siempre complejo, pero también siempre posible.

Las estadísticas sobre el FTH demuestran la altísima asistencia del público y son un claro indicador del efecto que tiene en el pueblo un festival pensado, como todo arte, para los espectadores.

Esta edición 18 ha terminado, en cambio este año tendrá, por decirlo de modo literario, un epílogo de lujo. El Odin Teatret se presentará los días 13, 14, 15 y 16 de noviembre en la Sala Tito Junco del Complejo Cultural Bertolt Brecht. Una vez más, los colegas de esa agrupación insigne del teatro mundial hacen estancia en Cuba durante una de sus giras internacionales. El motivo en esta ocasión es homenajear a La Habana en su medio milenio. La puesta en escena Dentro del esqueleto de la ballena, tiene conexiones con la obra literaria de Franz Kafka y con el pasaje bíblico de Jonás y la ballena, según el enfoque dado en el Evangelio según San Mateo. Cuenta en su elenco con la presencia de figuras emblemáticas de la agrupación como Tage Larsen, Roberta Carierri, Julia Varley, Iben Nagel Rasmussen, Kai Bredholt, Jan Ferslev, entre otros. Las presentaciones del Odin Teatret en La Habana será, sin dudas, un hermoso regalo teatral para la capital cubana en sus 500 años.