“El Festival Del Monólogo Latinoamericano Es Un Espacio Que Va Creciendo”

Por Mery Delgado

Por tercera ocasión participa el uruguayo  Gonzalo Morales Colman  en el Festival del Monólogo Latinoamericano (FML) y Premio Terry.  Ha venido como director, pero también lo hemos visto como productor de espectáculos de su país, gestión que le ocupa mucho tiempo de su vida, con la intención de  mover abundante teatro de Montevideo hacia el exterior,  e igual dentro de Uruguay.

Ahora ha sido escogido como miembro del jurado del certamen cienfueguero junto a los teatristas cubanos Vivian Martínez Tabares y Atilio Caballero.

“Para mí  estar en Cienfuegos y en La Habana  es como estar en una casa internacional, porque es uno de los lugares que más disfruto”, destacó como primera impresión.

Al entrenado gestor cultural,  le parece que el festival cienfueguero ha ido creciendo. “Cuando nosotros venimos a Cuba vemos la realidad que ustedes tienen en el teatro, y nosotros venimos con otra impronta. De igual manera al estar descentralizado de La Habana y extenderse a otros municipios de esta bella ciudad potencializa las artes escénicas en esta región”.

“De todas formas, por sus valores,  Cuba tiene su mayor fortaleza en la música y después las otras manifestaciones. Nosotros estamos fascinados  del nivel cultural y artístico que uno tiene cuando va simplemente por las calles habaneras”.

Al preguntarle sobre la delegación que lo acompaña de Uruguay –tres grupos y cuatro espectáculos–, el país más representado de los que participan del IV FML, nos revela:

“A Uruguay lo mueve el teatro. Más de 200 años de historia y desarrollo en las tablas a la par que Buenos Aires, es mucho y muy diverso. En esta ocasión vuelve nuevamente Iván Solarich con No hay flores en Estambul, reconocido ya por el Premio Villanueva de la crítica cubana. También considero que es un broche de oro que esté presente Imagina Teatro, un grupo que trabaja desde Paysandú, ciudad al litoral norte del país, que trae dos propuestas sumamente interesantes: Manduraco, una historia de un boxeador que después de los 40 años quiere ser campeón, y Matrioska, una historia de vida de la actriz Laura Galin, nieta de inmigrantes rusos de los que poblaron la localidad de San Javier. Por último, La incapaz, obra que no he visto pero que conozco a su directora Cecilia Baranda, una gran actriz y docente del teatro, y las críticas del espectáculo son sumamente favorables. Creo que Uruguay está muy bien representada en este festival”.

“Producir teatro en el Montevideo del siglo XXI: un juego intenso” se tituló la conferencia que Colman ofreció en el segundo día de actividades del concurso. Así dio a conocer los modelos de producción que se utilizan en su ciudad y cómo se facturan para el público.

“Montevideo cuenta con ochenta salas oficiales para el teatro –agrega– más todos los espacios no convencionales. El año pasado se estrenaron casi 300 espectáculos y somos un millón 300 mil personas. Es muchísimo teatro para un lugar tan pequeño, es muchísima concentración”.

Asimismo ofreció un taller sobre cómo se construye un proyecto desde la producción, espacio que resultó de mucho interés para los participantes.

Colman aprovecha todos los espacios para dialogar con los teatristas cubanos, intercambiar experiencias, sugerir y ofrecer momentos para  la solidaridad teatral que cada encuentro en Cienfuegos proporciona a sus visitantes.

Foto Archivo Cubaescena

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