El cuerpo es el centro, nuestro territorio de batalla. Conversación con Ana Cristina Colla

Por José Omar Arteaga Echevarría

Quiero que cuando vaya a morir mis ojos sean transparentes para mirar

la vida con la claridad que se ve a través de un cristal

Ser/Estando Mujeres. Ana Cristina Colla

Ana Cristina Colla llega por primera vez a Cuba desde Brasil representando al colectivo Lume Teatro en el Festival del Monólogo Latinoamericano y Premio Terry en su quinta edición. La artista concursa con el unipersonal Ser/Estando Mujeres, donde, partiendo de sí misma, traza un mapa de confluencias de personajes diferentes en cuanto a grupo etáreo, creencias, características… pasadas por la corporalidad de la actriz. Para conocer más sobre el trabajo de Colla y Lume, la artista ha accedido a esta entrevista para el Portal Cubaescena.

Lume Teatro, ¿qué es?, ¿qué líneas de trabajo tienen establecidas en el colectivo teatral?

Lume Teatro tiene 38 años de creado, somos un grupo de actores y actrices que pertenecemos a la UNICAMP, la Universidad Estatal de Campinas. Lume es un núcleo de investigación enfocado en el trabajo del actor. La Universidad tiene esta característica de tener varios núcleos de investigación, además de lo centros de estudios y las facultades, Lume es el único centro de teatro. Al mismo tiempo que somos actores, actrices y funcionamos como un grupo de creación colectiva, hacemos investigación e impartimos clases de esta manifestación artística en el posgrado.

Lume Teatro fue creado por ese visionario que fue Luis Octavio Burnier, quien muy joven había salido de Brasil, no tenía el país ninguna universidad con cursos de teatro. A mediado de los 70 y en los 80 fue a Europa, allí estudió en Francia con Étienne Decroux. Octavio quería volver a Brasil para trabajar con los actores y despertar la fuerza del cuerpo, este es un principio que ha regido el trabajo del grupo. Cuando trabajó con Decroux aprendió la técnica de la pantomima moderna que es muy fuerte, pero él decía que veía en Étienne una fuerza como un león, entonces pensó “¿será que puedo volver a mi país y despertar el león, esta fuerza, sin traer la técnica, la forma colonizada?, ¿cómo el cuerpo brasileño puede llegar a despertar esto?” Ahí empezó todo, con un actor, luego con dos y así fuimos llegando, hoy somos siete integrantes.

Cada cual desarrolla una danza personal a lo largo de su vida.

Para nosotros la investigación se hace en el tiempo, la más joven en llegar tiene 28 años en el grupo, yo tengo 30 años de trabajo con Lume, estos son los principios, de ahí desarrollamos técnicas, más que metodologías cerradas es hallar un modo de creación. Vamos por las líneas de Grotowski, Eugenio Barba, y así fuimos encontrando el camino.

Luis Octavio Burnier murió en 1995, Lume tenía 10 años, entonces los actores y actrices nos quedamos pensando qué hacer, nuestro maestro había muerto. Sin embargo, teníamos una base sólida de trabajo, los principios estaban fuertes, entonces continuamos y no tuvimos más ningún director fijo, funcionábamos como un colectivo de actores e investigadores que invitan personas a trabajar, no solo para dirigir los espectáculos, a veces para intercambiar de un tema que queríamos profundizar.

Trabajamos con maestros de clown, de Butoh, directores, directoras, dramaturgos y construimos todos los espectáculos a partir de lo que pasa en la sala de trabajo, del proceso, se construye a partir de la dramaturgia de los actores. Tenemos una línea fuerte de investigación del clown entre otras, todos pasamos por todas, pero cada uno se especializa en una específica, en mi caso me conecto con la mímesis corpórea, que es muy cercana al espectáculo que estoy presentando acá en el Festival. Como parte de las investigaciones nos movemos afuera, al mundo exterior para estudiar todo, las personas, a partir de ahí se cimentan los personajes con una metodología muy precisa de cómo decodificar las acciones, como danzar con ellas, sesiones vocales y físicas, también el trabajo con imágenes, la mímesis y otros recursos.

Otra línea es la danza personal, que cada cual desarrolla a lo largo de su vida en base a ampliar las potencias y energías del cuerpo y crear una danza única. En esta línea nos relacionamos muy fuerte con los maestros del Butoh que también tienen esta búsqueda. Esto en general es Lume Teatro, tenemos obras del año 1999 que ponemos hoy y siguen vigentes, trabajamos con todo el material que vamos incorporando con el tiempo.

En el trabajo siempre tenemos las antenas para afuera.

Eres investigadora y docente, en la puesta en escena se vislumbra un trabajo antropológico cuidadoso, ¿cómo te sirves de la ciencia en función de la creación artística?

Hago un análisis a profundidad de mi corporeidad. No estamos encerrados en nosotros mismos, siempre tenemos las antenas para afuera, este trabajo de ir al mundo es fuerte, muy importante. Ahí contrapongo, encuentro cosas distintas a mí, energías por las que no circularía si no tuviera este contacto, entonces es significativo para mí como actriz, como mujer, como persona, tener este hilo conectado siempre afuera.

Es un trabajo antropológico sí, pero también es una mirada de artista. No voy al campo a analizar, voy para el encuentro, lo que se pasa a mi cuerpo es el material con que voy a trabajar. Al inicio la mímesis tenía esto de ser lo más preciso posible. Por ejemplo, cuando miras a Maroquinha, parte de ese momento inicial en que llego y encuentro, traigo lo más cerca posible, es mi mirada, tratamos de ser lo más preciso posible, cada uno tiene un color, una partitura como en la música. Luego fuimos para la calle, las matrices que yo tomé no son elementos de una sola persona, lo que quisimos fue encontrar el cuerpo y las energías de la calle. Ahí mezclamos diferentes cualidades de varias personas, entonces teníamos un cuerpo drogado, con una cualidad de energía más floja, un cuerpo esquizofrénico, con otra velocidad, fuimos juntando y creando una danza edificada a partir de muchos elementos. El último trabajo lo hicimos con personas que tenían Alzheimer, aquí nos adentramos de manera distinta, mediante la observación y buscando las trayectorias familiares de esta gente. A lo largo del tiempo el trabajo de investigación va cambiando.

Ser/Estando Mujeres lo creé cuando tenía 20 años en Lume Teatro, hice esta especie de viaje en regresión por mi camino investigativo, el tema de las mujeres es una línea fuerte en mi recorrido. En esta puesta están reunidas varias mujeres o varias corporeidades que son parte de mi trabajo. Doña María es de un espectáculo, Maroca de otro, La Calle de otro, Nataly de otro, la vieja de otro. Aquí yo quería hacer algo que transparentara lo que yo, la persona-actriz-madre tengo dentro, así fui haciendo la costura, pasando por lo que me atraviesa de cada una de ellas.

Además de la pieza, impartes el taller “El cuerpo multifacético”. ¿Qué importancia le concedes al trabajo físico para el actor y cuáles son tus impresiones sobre el trabajo con estos jóvenes en formación y otros actores y actrices de agrupaciones teatrales cubanas?

El cuerpo es el centro, nuestro territorio de batalla, es acá que todo pasa, por eso tenemos que conocerlo a lo profundo, en sus distintas etapas. Ahora tengo 52 años, no es el mismo cuerpo que entrenaba cuando tenía 20 como tienen la mayoría de estos jóvenes, vamos aprendiendo a construir desde este cuerpo sin desconectarse. Se trabaja con grados de energía, grados de intensidad, esto es lo que hacemos en el taller, aprender a manipular, a dosificar la energía del cuerpo concreto.

En Lume tenemos espectáculos de mucho texto, dos horas hablando, donde el cuerpo no está explotado al 100 porciento, pero la energía si está a ese nivel, pero bien condensada. Esto es la base, aprender a concentrar la energía. Cuando estamos en el taller hay distintas fuerzas, hay unos que tienes que contener porque están muy expandidos, otros tienen la llama bajita y hay que avivarla. Acá fue muy lindo, lo mejor es que todos tenían el grado de disposición corporal, unos muy elevados de energía y otros más apagados, pero enriquecedor el trabajo y sobre todo el despertar de esa conciencia de dosificar, controlar, contener y soltar.

El cuerpo es el centro, nuestro territorio de batalla.

¿Al regreso de Lume a Brasil qué proyectos o dinámicas de trabajo los esperan?

Ahora estamos en medio de un evento muy importante, yo estoy acá porque hice mi taller al principio. Todos los años en febrero Lume se abre para recibir a actores y actrices de diferentes partes del mundo, cada uno da un taller distinto, todos son temas conectados pero cada uno indaga en un tema específico. Cuando vuelva voy a seguir trabajando en esto. También tenemos un Simposio a fin de mes donde recibiremos más personas que se integrarán al trabajo. Luego estaremos inmersos en un proyecto grande por cuatro años con una fundación de investigación de Brasil donde se harán los registros de los talleres durante este período, luego se incorporarán investigadores de varias universidades para escribir sobre esto, hacer entrevistas, filmar. Como parte de este trabajo hay intercambios con Bélgica, Inglaterra y Portugal.  En paralelo estamos ideando un espectáculo nuevo, ya tenemos la semilla, e iremos construyendo en el tiempo.

Fotos tomadas del perfil de Facebook de Ana Cristina Colla y del taller en Cienfuegos.