DEPARTURES, LA SALIDA TRASERA

Por Carlos Gámez
Me habían hablado de teatro documental en el Instituto Superior de Arte, y habíamos pensado en la obra de Nelda Castillo como punto de referencia actual. Habíamos pensado que asistir a la función aclararía las ideas de todos sobre el uso del documento en escena, sobre la construcción de una puesta con referentes reales; y con la ilusión de una historia real fui a ver Departures, el último estreno de El Ciervo Encantado.
Las ilusiones son parte de las expectativas que se formula uno con la información que tiene sobre algo/alguien. Por eso tratamos de vivir de ellas, con la esperanza de que tomen cuerpo y abandonen ese espacio sideral en el que existen. Así los cubanos abandonan este país, con la ilusión de una mejoría, con las historias de familiares, amigos, conocidos; con el mito bajo el brazo y el interés de un futuro.
Los discursos que giran en torno a la emigración son harina de un costal agotado, por la tendencia de muchos a hablar de ella antes de pronunciar m-a-m-a. Sin embargo, todavía hay modos de volver sobre algunos temas que están a la espera de certeras angulaciones para descubrirse.
Son los performances en escena, el lenguaje que Nelda Castillo ha encontrado para su grupo, a partir de las nuevas dinámicas que le interesa tratar. Por eso vuelve ésta vez a mirar a su alrededor, y hoy se desnuda ante el público para contar “su” historia, la de Mariela Brito y sus colegas emigrantes.

Como anunciaba la puesta de Argos Teatro hace apenas unos meses, los 80´ fueron años duros que marcaron psicológicamente a quienes decidieron abandonar el país. Pero no se había dicho toda la verdad, no se había llegado al hueso en las curas que proponía la obra. Departures narra las confesiones de una mujer que emigró en 1993, y con un pasado que goza de testimonios, se precia de convertirnos en sus confesores.
Bajo la nomenclatura de performance, las puestas de Nelda tienen un gran componente “instalativo” que las separa del resto de las obras en escena. Con tal clasificación, es introducido el espectador en una convención, que le dicta un grado de realidad donde su postura debe estar cercana a compartir la vivencia narrada, y no a ubicarla en una dimensión utópica. Así, la propuesta, desde la espera, va anunciando: el tema de la emigración, pues el título está en francés y significa salida, partida, desvío, desaparición; lectura compartida con la imagen del cártel de Luis Cruz Azaceta, Family Exiles, de 1989.
Es decir, sabemos que encontraremos algo relacionado con el exilio, y prevenidos, entramos. Una vez en la sala tenemos frente al público, una especie de reflejo de sí mismo en el escenario, con una distribución de sillas con fotos impresas, a ambos lados de un pasillo central, que bien podría ser un avión, o la escala bidimensional –diseccionada- de los que estamos expectantes. Y aquí está el otro dato del performance: la cercanía con lo simbólico a partir del referente, pues muchos reconocimos a los que estaban en las fotos, y luego del nombre y la “escenografía”, sólo necesitábamos la primera línea del texto para acuñar nuestra versión del nuevo estreno.
Departures es una puesta que no pretende sorprender. Departures es un performance que al terminar la exposición de razones “por las que Mariela dejó Cuba”, invita a conocer las cartas de otros compatriotas.
Mas la forma en la que se presenta al público es su empaque sorpresivo. Porque si bien es cierto que desde hace algún tiempo El Ciervo… viene anunciándonos en sus propuestas mutaciones de la misma piel, es lógico en esta ocasión sentirnos cómodos con la presentación de esta historia, la versión personal de un secreto colectivo. He aquí otra vez el acierto de abordar una anécdota con el idioma preciso, y por eso el Teatro Documental se presenta con las mejores credenciales para el público habanero, luego de varios ensayos por otros grupos.
Las perspectivas de una problemática añeja sólo pueden ser vistas “por primera vez” si se les muestra con ropa virgen. Por eso la puesta de Nelda Castillo es importante, porque más allá de la crudeza con que Mariela Brito cuenta sus recuerdos, que se distienden en más de una hora, son tocados por nosotros con guantes de seda y descalzos en el escenario.
I. La llave de la puerta trasera
Para recepcionar la puesta en su misma cuerda se precisa de un estado de calma que pocas veces se presenta en la vida actual. Por ello convoco a pensar cada uno de los espacios de comunicación del texto escénico a partir de una conversación más rítmica. Con la expresión de la actriz caracterizada sus textos se convierten en inalcanzables ideas del pasado, que pareciesen invocarse para llegar a su término. Pudiéramos pensar el espectáculo Departures, con el dolor que provoca a su protagonista decirlo, desde el desgarramiento que conlleva su repetición en cada noche; pero al pasar los primeros minutos la experiencia del dolor se mezcla con la desesperación, con las ganas de un cambio, con la necesidad de aire ante la asfixia de una verdad común: el carácter de isleño que todos llevamos consigo, la claustrofobia ante una verdad eludida.
La puesta acaba de hacer las primeras funciones en su sede habitual de Línea y 18 en el Vedado capitalino, y quizás por eso considero mantiene algunos elementos en estado de reposo, aún sin explotar. Son ellos las historias de algunos personajes en las sillas, los fragmentos de algunas obras de los referenciados, la tecnología como herramienta contemporánea.
Durante la obra hay una pantalla sobre el escenario que se utiliza sólo al final, sin embargo, puede ser mucho más útil si se pensara desde la misma concepción instalativa, ahora medial, en que se ha construido el escenario. Ya que la actriz utiliza un dispositivo de reproducción de música, ¿por qué no mostrar en la pantalla lo mismo que ella percibe en su micro pantalla para escoger los temas musicales reproducidos? A manera de plano subjetivo, si fuéramos a pensarlo en un lenguaje específico, tendríamos igual una plataforma subutilizada que podría incluso exponer los originales de las cartas escaneadas a medida que la actriz las lee, como prueba realmente documental del material escénico utilizado.
II. La despedida
La propuesta de Nelda Castillo se agradece una vez más. El Ciervo Encantado deja una huella en los asistentes a su estreno, y espero evolucione como el resto de sus anteriores performances en escena, otra venda a la quemadura de tercer grado que nunca sanará.