CUBA, UN RETABLO EN EL CONGRESO MUNDIAL DE UNIMA

Entre el 28 de mayo y el 5 de junio pasados las ciudades de Donostia San Sebastián y Tolosa fueron invadidas por los títeres. En esas plazas tuvo lugar el Congreso Mundial de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA) y el Festival Mundial de Títeres que suele acompañar a cada una de estas magnas ediciones, en las cuales se renueva o confirma la directiva de esta institución creada en 1929, con el objetivo de unir en un mismo haz a los creadores del mundo del títere y a quienes se sienten cercanos a dicho ámbito. Cuba logró llegar a ese foro, que tuvo sus sesiones de trabajo en el TOPIC de Tolosa, museo y centro cultural que atesora una gran parte de la memoria titiritera, y el dramaturgo y crítico cubano Norge Espinosa Mendoza, vicepresidente de UNIMA Cuba, junto a la dramaturga y titiritera Yanisbel Martínez, pudieron hablar a nombre de la Isla en esta reunión.

La nueva directiva de UNIMA internacional quedó presidida por Dadi Pudumjee, ratificado como Presidente por otro mandato de cuatro años, Manuel Morán y Karen Smith como Vicepresidentes, y por vez primera una mujer como secretaria general, Idoya Ortegui, de UNIMA España y directora del TOPIC y TITIRIJAI. Se discutieron las cuestiones que atañen a los titiriteros de todo el orbe, con particular interés lo relacionado al funcionamiento de las Comisiones de trabajo en UNIMA, algunas de las cuales desaparecieron, mientras otras se mantienen o se subdividen. Una nueva comisión de trabajo con la Juventud, fue creada. Lo mismo sucedió con otra que abordará cuestiones de ética. Polémica ha sido la decisión de unir la Comisión Norteamérica con la de América Latina para crear la que se llama ahora Comisión de las Tres Américas. El trabajo por venir sostendrá la idea de esta fusión o demostrará si se hace necesario, dentro de dos años, cuando se reúna el Consejo de la UNIMA, volver al punto anterior de trabajo a este respecto. El Congreso fue un punto crucial de diálogos, planteos específicos que también rozaron o abordaron frontalmente cuestiones políticas, como el golpe de estado al gobierno de Dilma Roussef o la situación de los titiriteros andaluces detenidos por la policía española que consideró sus presentaciones como irreverentes y excesivamente provocadoras, llevándolos a la cárcel.

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I Sisyphus, del Puppet´s Lab, Bulgaria

Cuba quedó, por demás, excelentemente representada por el documental que aborda su historia titiritera. Dirigido por Manuel Morán como parte de una serie titulada Títeres en el Caribe Hispano, relata en sus 45 minutos la apretada historia de nuestro quehacer en el arte de la figura animada, mediante entrevistas a maestros y nuevas figuras, que servirá como referente a partir de ahora. Manuel Morán, quien ha sido crucial en el diálogo de UNIMA con Cuba, junto a Jacques Trudeau, ha prometido el estreno de este documental ya terminado en nuestro país, donde se le estima y respeta como artista y emisario de esta institución desde hace ya algunos años. El seguirá siendo nuestro mejor interlocutor en el nuevo período de trabajo, defendiendo este y otros proyectos de integración en el área.

En cuanto al Festival que funcionó paralelamente, varios fueron los espectáculos que levantaron expectativas. El arte del Karakuri o autómata japonés fue uno de los más atractivos, junto a dos propuestas fascinantes: Spartacus, de la compañía francesa Théâtre La Licorne, así como I Sisyphus, del Puppet´s Lab de Bulgaria. La programación optó por un espectáculo al aire libre, junto al Kursaal de San Sebastián, para la apertura, y de este modo la compañía belga Tol Theatre llenó de globos y papel de colores el aire de esa plaza junto al mar, mezclando acrobacia aérea, música en vivo, zancos y colorido, como una invitación que tal vez no aspiraba a ser más que eso: un pórtico hacia los otros espectáculos. La muestra española estuvo llena de promesas y no tantas confirmaciones, echándose de menos el trabajo de otras compañías conocidas por sus desempeños. Una agrupación de indudable importancia, el Marionnetteatern, de Suecia, presentó una suerte de divertimento, Les funambules, que amén de abundante imaginería, no llegó a recordarnos los días de gloria que Michael Meschke diera a esta compañía. Los teatros Principal y Eugenia Victoria, con sus escenarios alla italiana, acogieron muchas de las puestas, algunas concebidas para formatos más pequeños. En las calles se presentaron titiriteros y marionetistas con espectáculos para espacios abiertos, llamando la atención de los paseantes en los lugares más diversos. Hubo de todo, desde reencuentros con la tradición del Cristobita hasta la fusión no siempre eficaz de la imagen digital y el títere, desde espectáculos marcadamente didácticos sobre temas tabúes hasta el rescate de la linterna mágica, y una voluntad multicultural en algunas puestas, como la producida entre España y Sudáfrica que quedaba varada en su propia narrativa, a pesar de las buenas intenciones.

unima 1La inventiva, el talento, la capacidad del artista para reciclar materiales e imágenes de antaño en nuevas formulaciones, apelando a veces al cuerpo del actor como danzante o ejecutante de diversas exigencias físicas, fue la clave de éxito de lo mejor de la muestra. Se demostró que el títere, fiel a sus esencias, puede encaminarse a retos cada vez más amplios, obligando al cuerpo de su animador a desafíos crecientes. Ello se confirma en la presentación de publicaciones que se difundieron durante el congreso, así como en la exposición central, que rendía tributo a varios maestros del arte de la animación de figuras en España, organizada por Adolfo Ayuso y en la que se vieron títeres de Hermenegildo Lanz, Pepe Otal y Paco Porras, entre otros.

En la amplia colección de muñecos que alberga el TOPIC, puede verse a Pelusín del Monte, el títere nacional cubano, junto a figuras de tantos otros lugares del mundo. Pasando junto a una pantalla del propio museo, descubrí imágenes de El patico feo, de Teatro de las Estaciones. En la relación de nuevos miembros de honor de UNIMA internacional, está ya René Fernández Santana, presidente de la filial cubana de esta entidad. Carucha Camejo también recibió ese honor poco antes de su fallecimiento.

Cuba está en la historia de UNIMA, a través de sus miembros y sus artistas del retablo, para luchar a favor de la memoria y el futuro del títere, contra la censura y las imposiciones, en defensa de identidades propias y el diálogo con el orbe entero. El mar de San Sebastián fue testigo de ello. Y lo será el escenario venidero del próximo congreso, Bali, en el 2020. Allá estará Cuba otra vez.