Cercanía De Sergio Corrieri

Sergio Corrieri, más allá de «memorias…» compila los testimonios de amigos, artistas e intelectuales sobre el reconocido actor.

Por Rubén Ricardo Infante

Uno de los títulos recientes de Ediciones ICAIC, con el cual se abrió una jornada de presentaciones de manera virtual, es un libro fundamental para traernos de vuelta la trayectoria del actor Sergio Corrieri (1938-2008). Titulado precisamente Sergio Corrieri, más allá de «memorias…» (2019), el volumen hace alusión al documental homónimo que le realizó en el año 2018 Luisa Marisy. A partir de las impresiones de los entrevistados y con la inserción de los criterios del propio Corrieri, el libro va articulando las diferentes etapas de la vida del actor y promotor cultural.

Las opiniones de los artistas, amigos e intelectuales que trabajaron junto a esta figura capital dentro del quehacer escénico cubano se juntan para hacernos una idea completa de su persona, pues —más allá de las conocidas interpretaciones de papeles protagónicos en el cine, la televisión y el teatro—, el libro nos hace un retrato del Sergio como persona, oculto tras la figura pública.

Para Graziella Pogolotti, autora del prólogo: “Sergio Corrieri se entregó por completo a la causa mayor de la resistencia y la formación revolucionaria del país”. Junto a las palabras de Pogolotti, la realizadora ahora convertida en autora del libro expresa las motivaciones que la llevaron a la producción del documental referido y ahora de este volumen como proyecto de continuidad de una obra anterior.

A través de seis capítulos se compendia el recorrido creativo de este actor, director teatral y promotor cultural, en el primero de ellos se aborda su niñez en el poblado de Jaimanitas, y la relación que estableció con el mar, uno de los legados que les inculcó a sus hijos. Bajo el nombre «Sergio y el mar», estas páginas nos acercan a sus primeros años de vida, las amistades en su espacio cotidiano y la relación con su familia.

El siguiente epígrafe se titula «Sergio y el teatro» y es un resumen de su quehacer como actor de esta manifestación, pues en páginas siguientes se incluye su quehacer en el cine, su papel en el Teatro Escambray y después su rol como funcionario en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt), en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap) y su vínculo con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

«Sergio y el teatro» parte de su inserción en el Teatro Universitario, donde confiesa que se matriculó “más por embullo de grupo y seguir a la muchacha que entonces era su novia de adolescencia”. Allí debutó en 1954 con la obra El nieto de Dios, bajo la dirección de Luis A. Baralt, y entre ese año y 1958 no detuvo su participación en el Teatro Universitario y en otros colectivos.

Los criterios de Helmo Hernández, Elio Martín, Enrique Pineda Barnet, Carlos Pérez Peña, Norma Martínez y Flora Lauten, son sustanciales para conocer otras aristas del actor, de su relación profesional con el medio teatral, sus apreciaciones sobre agrupaciones como Teatro Estudio, donde asegura: “Yo creo que Teatro Estudio era, no solo la vanguardia del teatro cubano en esa época, sino que estaba a la vanguardia de la cultura cubana en general. Hizo en esos años una labor gigantesca, un repertorio de primerísima calidad tanto universal, como cubano”.

En el capítulo sobre el proceso de creación y ascenso del Teatro Escambray se compilan páginas de mucha utilidad en función de caracterizar una experiencia que fue fundamental en la trayectoria del teatro cubano en el siglo XX y en toda su historia.

Para los actores que formaron parte de este proyecto requirió de ellos un gran esfuerzo: “Abandonaban comodidades, reconocimiento, fama y hasta su familia, para irse a crear una nueva manera de enfrentar el teatro: querían fundar un teatro comunitario que, a partir de las investigaciones realizadas por ellos, construyera obras de teatro concebidas desde la estética, hasta el más mínimo detalle, en función de ese espacio, de esa gente, de ese lugar donde iban a actuar”.

Otras voces se suman al coro para aportar opiniones a la labor de Corrieri dentro del Teatro Escambray: Manuel Pérez Paredes, Silvio Rodríguez, Rafael González, Fernando Hechavarría. En este acápite es la propia voz del actor la que se escucha, cuando rememora:

“Deiciocho años permanecí yo al frente del grupo. Yo creo que es la primera experiencia, así seria, continuada, de teatro comunitario, de cultura comunitaria que se hizo en Cuba. Donde nosotros investigamos e hicimos obras de teatro, a partir de los problemas que encontrábamos en el Escambray. Yo podría decirte que era un teatro muy participativo, un teatro crítico sin dudas, un teatro que enfrentaba también a los espectadores con sus propios problemas, con su propia conciencia”.

Después de estas páginas dedicadas a su participación en el teatro, en el cine y en la experiencia que significó el Teatro Escambray, el libro va recorriendo la propia vida del artista y su quehacer en el Icrt, los años en que laboró como Presidente del Icap y su trabajo inconcluso en la organización del VII Congreso de la Uneac.

En el cierre del libro Sergio Corrieri, más allá de «memorias…» se incluye la carta que le dirigió a los miembros de la Uneac donde los exhortaba a hacer un congreso veraz y constructivo. A lo largo del volumen se han integrado también fragmentos de su obra literaria, y en la última sección se presentan las cubiertas de los libros publicados en vida del autor.

Corrieri y su trabajo ha quedado impreso en el imaginario colectivo de los cubanos, quienes pudimos apreciar su talento en el cine, el teatro y la televisión. En cada uno de ellos fue consolidando su tono hasta alcanzar uno de los lugares más altos en la historia de la actuación en la Isla.

Este libro nos acerca a Corrieri y sus actuaciones protagónicas en estos ámbitos. Su lectura nos devuelve a la persona, al creador, al padre y al hombre, al mismo tiempo que nos retrata una época de la cultura cubana.

 

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